Por una vez España estuvo a la altura de las circunstancias y supo reaccionar rápidamente ante las maniobras de un vástago de la Casa Real de nuestro histórico adversario el Reino Unido de la Gran Bretaña. La cosa fue más o menos así. La editorial había planeado para el libro bomba del duque de Sussex un lanzamiento sensacional. Iba a ponerse a la venta simultáneamente en todo el mundo hoy martes 10 de enero, con la pretensión de que la detonación provocada por las injusticias reales e imaginarias cometidas contra el príncipe se oyera en Marte, que no otra cosa son las redes sociales.
Con lo que no contaban los editores, tras meses de meticulosa preparación, es que una librería española lo iba a poner a la venta por su cuenta y riesgo unos cuantos días antes del día D, aduciendo que “a ellos nadie les había dicho nada”. Lo retiraron ese mismo día, pero ya fue tarde. Los tabloides ingleses ya se habían hecho con sus correspondientes ejemplares de la edición española y se produjo así la maravillosa circunstancia de que tuvieron que leer el libro de memorias más esperado del año en nuestra lengua y tirando de diccionario para poder publicar cuanto antes las partes más jugosas, lo que ha dado lugar a textos impagables como el que puede leerse hoy en el Daily Mail.
A quién le importa cómo perdió la virginidad en el patio trasero de un pub, o su consumo de drogas, o incluso el hecho asombroso de que acudiera a la boda de su hermano con “el pene congelado”
Resulta que, entre la casi infinita lista de agravios del pobre niño rico, se encuentra el hecho de que el apartamento que se le asignó de soltero en el Palacio de Kensington no era de su gusto por estar situado en la planta baja. Esa circunstancia se veía agravada por el hecho de que un funcionario aparcaba enfrente de su ventana y le quitaba la luz. Según Harry, cuando le pidió a dicho funcionario que aparcara en otro sitio, éste contraatacó “with an answer in which he sent me to fry asparagus”, traducción literal de nuestra expresión “vete a freír espárragos”.
Al margen de lo poco creíble que resulta que un funcionario conteste en esos términos al príncipe Harry, imaginen el estupor del ciudadano medio británico al leer en inglés semejante respuesta, aunque venga acompañada de la aclaración de que “se trata de una frase hecha española que probablemente se cambiará en la versión en inglés” e imaginen también la risa de cualquier español que se haya entretenido estos días leyendo la prensa británica al toparse con ella.
Además de este episodio de “vital importancia”, Harry cuenta en el libro intimidades completamente innecesarias que tardaremos en olvidar por mucha voluntad que le pongamos. A quién le importa cómo perdió la virginidad en el patio trasero de un pub, o su consumo de drogas, o incluso el hecho asombroso de que acudiera a la boda de su hermano con “el pene congelado”.
El gran peligro de esta pareja
A todas ellas añade otras que son un auténtico torpedo en la línea de flotación de la monarquía británica, como aquellas en las que, levantando el necesario velo de la intimidad de su familia, nos describe a un Rey pusilánime sobrepasado por la enemistad entre sus hijos y a un heredero violento que no sabe controlar sus impulsos y que pega a su hermano. La monarquía es una institución casi mágica que vive de la liturgia y del misterio y saber que tienen los mismos problemas de relación que todos nosotros nos la acerca tanto que nos permite cuestionarla.
Como dice el refrán, cuando un tonto coge una linde la linde se acaba pero el tonto sigue, y Harry, que no es persona de muchas luces, parece decidido a seguir
Ese es el gran peligro de esta pareja que ha decidido vengarse a toda costa de su familia, caiga quien caiga, y a la que no habrá forma de parar porque han hecho de la queja y la falta de autocrítica una muy rentable forma de ganarse la vida. Como dice el refrán, cuando un tonto coge una linde la linde se acaba pero el tonto sigue, y Harry, que no es persona de muchas luces, parece decidido a seguir hasta que la reputación de su familia quede definitivamente arruinada. Si se tratara de una persona algo más inteligente yo diría que vivirá para lamentarlo, pero por desgracia, y visto el nivel, no será así.
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