Opinión

Prisa vuelve a elaborar listas negras con los periodistas indecentes

Carlos Alsina y

Carlos Alsina y Pablo Motos preguntaron hace unos días a Pedro Sánchez por la identidad de los periodistas que "mienten" y "manipulan" en horario de máxima audiencia "sin posibilidad de ser replicados". El presidente había advertido a sus correligionarios de este problema y -claro- los periodistas le pidieron nombres, apellidos y filiación. Digno él, se negó a proporcionar esa información; y no por desinterés en que esa verdad viera la luz, sino porque sabía que sus aliados mediáticos se prestarían a ejercer de delatores.

Así que El País publicó el pasado 5 de julio una pieza en la que reveló toda esa información. Se titulaba Entrevistando a Pedro Sánchez y estaba escrita con un tono pretendidamente académico y aleccionador. Nada nuevo en Prisa, donde atan los perros con longaniza y conservan las esencias del periodismo en una cámara acorazada a la que sólo se puede acceder con el número de la Seguridad Social y la acreditación del periódico.

El autor del texto la emprendía contra Ana Rosa Quintana, Motos y Alsina por no haber preguntado a Sánchez sobre “empleo e inflación, sanidad, vivienda, precio de los alimentos, problemas políticos, corrupción, educación, desigualdad de género y de ingresos, transición ecológica, guerra en Ucrania o inmigración”. El periodista añadía: “Una entrevista al uso, constreñida por las viejas normas del periodismo, llevaría a preguntar por los principales problemas del país”. Ciertamente, es una opinión. Poco que objetar.

Lo que ocurre es que en Prisa suelen ser muy dados a aleccionar mientras renuncian a reconocerse en el espejo como lo que son. La dupla Polanco-Cebrián ya ejercía con virtuosismo las artes del requiebro y el transformismo. Cuando murió el primero, esa tradición se mantuvo, lo que permitió a sus lectores conocer a Nicolas Berggruen como un filántropo -en lugar de como un lobo de Wall Street, que es lo que es- por haber invertido una millonada en Prisa. O al 'ministro' de deportes catarí como una eminencia, pese a que cuando le entrevistaron -con Antonio Caño de director- ya había estallado el escándalo de corrupción de la FIFA por la concesión fraudulenta de la Copa del Mundo de fútbol. Y pese a que ya se había denunciado el asunto de que los esclavos que construían los estadios estaban cayendo como chinches.

Zapatero, "mi Cristiano Ronaldo"

Si el firmante del citado artículo inquisidor de El País hubiera consultado estas páginas o escuchado a Àngels Barceló reproducir hace unos días las mismas palabras sobre el periodismo trumpista que había pronunciado previamente el presidente del Gobierno -”se le ha atacado con soflamas mañaneras, cierta inquina y faltando a la verdad”- quizás se avergonzaría del texto firmado. Porque, ¿qué es más grave? ¿Omitir ciertos temas importantes -y son importantes- en un cuestionario o componer un monólogo a partir del argumentario que le interesa al Ejecutivo o al petro-empresario que va a apoyar tu última ampliación de capital?

Mientras la Barceló despotricaba contra el periodismo de Carlos Alsina sin dar su nombre -”no puede ser más importante el entrevistador que el entrevistado”- y el periodista de Onda Cero la invitaba a debatir al respecto, la presentadora Inés Hernand -Podium Podcast, Prisa- daba otra lección magistral de periodismo independiente durante una entrevista a José Luis Rodríguez Zapatero. En una de sus intervenciones, afirmó: “Para mí, Zapatero es mi Cristiano Ronaldo (…). Presidente, te tengo que decir una cosa: mi mejor amiga desde los 13 años y yo estamos politizadas gracias a ti. Gracias a una persona que propuso el progresismo en la democracia de este país y lo plantó en la mesa. E hizo que nos interesase genuinamente la política. ¿Qué se puede decir? Para mí ya está hecho el programa”.

Desconozco si a la Barceló le complace este tipo de entrevista mordaz, incisiva y “constreñida por las viejas normas del periodismo” -como pidió el columnista de 'El País'-. Todo está sujeto a interpretaciones. No obstante, a simple vista, parece el típico ejercicio de adulación a alguien venerado o a quien se le adeuda una cantidad que no se posee. Estos son los que dan lecciones. Los de siempre.

Son los mismos que desde el Huffington Post se dedican desde hace unos meses a lanzar ataques a la competencia con una sorprendente saña. A periodistas como Agustín Marco le han organizado una vergonzosa campaña. También a este periódico. Y a todo aquel medio que se dedica a explorar las costuras de ese grupo, donde parece que ahora preocupa más lo que hagan los demás que su deuda -de más de 700 millones- o el precio de su acción -38 céntimos-. Curioso... Les ocurre como al presidente del Gobierno. Centran su discurso en la derecha mediática en lugar de en lo importante.

La conversión de San Pablo... pero con Pedro

No hay que olvidar que Pedro Sánchez era el enemigo número 1 de Prisa hasta poco antes de que durmiera por primera vez en el Palacio de la Moncloa. En El País le llegaron a definir como “insensato sin escrúpulos” y a su Ejecutivo, como un Frankenstein sin futuro. Pero alcanzó el poder, se produjo un sorprendente giro editorial y la línea de los medios de Prisa ha sido desde ese momento muy amable. Inmejorable, podría decirse.

Su principal accionista, el francés Joseph Oughourlian, se entregó al sanchismo y a los sanchistas sin muchas dudas porque sabe que para recuperar su inversión en Prisa -más de 300 millones de euros- debería darse una extrañísima conjunción astral. Es de suponer que le informaron de que en este país hay milagros que sólo realizan los partidos, de ahí (supuestamente) que se encomendara a 'Los Migueles' (Barroso y Contreras), que conocen muy bien lo que se mueve en Ferraz. Uno (Barroso) es consejero dominical y voz influyente en el grupo. El otro (Contreras) vendió a Prisa su productora audiovisual y, por el camino, consiguió un contrato de 5,5 millones de euros de Radiotelevisión Española para producir el último fracaso televisivo de Julia Otero. Sin duda, extraña que desde ese entorno sean tan proclives a dar lecciones a los demás medios.

¿Cómo cambiaría el statu quo actual la llegada de Núñez Feijóo al poder? ¿Dificultaría a Oughourlian la recuperación de su inversión? Seguramente, los editorialistas de Prisa que estos días se esfuerzan en explorar las costuras de la prensa trumpista podrán estudiar próximamente la relación entre estos hechos y el endurecimiento de la línea editorial de El País y la SER contra la oposición y contra los medios de derechas.

En cualquier caso, espero que hayan previsto que el programa electoral original de Sumar incluía una propuesta que pedía la expulsión del gremio de los periodistas que desinformen y manipulen. Desde luego, sería maravilloso que existieran condenas para los informadores que sigan preguntando lo que quieren y como quieren, y no lo que le conviene a la Barceló o a Pedro Sánchez. Que a lo mejor es lo mismo, vaya usted a saber.

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