Opinión

Una profunda decepción

Ayer apareció en OK Diario una noticia con el siguiente titular “Vidal-Quadras se ofrece al PP para ir en sus listas a las elecciones europeas”. He de decir de entrada que tanto el titular como el contenido del artículo son correctos

Ayer apareció en OK Diario una noticia con el siguiente titular “Vidal-Quadras se ofrece al PP para ir en sus listas a las elecciones europeas”. He de decir de entrada que tanto el titular como el contenido del artículo son correctos y absolutamente ciertos. Dado que alguien entre las poquísimas personas, todas del entorno del presidente del PP, conocedoras de este asunto lo ha filtrado con aviesa intención al mencionado digital en contra de mi propósito de mantenerlo en total reserva, me considero legitimado para exponer los detalles de esta frustrada operación para que se sepa mi posición al respecto. Nunca en mi larga etapa de militancia en el PP (1983-2014) solicité un cargo o figurar en una lista. Ni al Parlamento catalán (1988-1999) ni al Ayuntamiento de Barcelona (1991-1995) ni al Senado (1995-1999) ni al Parlamento Europeo (1999-2014); en todas estas ocasiones la dirección del partido solicitó mi concurso para formar parte de la candidatura y yo acepté. Esta vez he roto esta costumbre y en la grata conversación que sostuve con Alberto Núñez Feijóo en su despacho de la planta séptima de Génova 13 el pasado 28 de febrero, aparte de informarle sobre mi estado de salud después del atentado que sufrí el 9 de noviembre de 2023 por el que se interesó muy amablemente, le expuse mi deseo de volver al Parlamento Europeo en la lista del PP.

Las razones que le manifesté para fundamentar tal petición fueron las siguientes: 1) Mi voluntad de continuar mi labor de apoyo a la resistencia iraní desde una institución comunitaria, 2) El efecto de reforzamiento de su liderazgo porque me di de baja en el partido en 2014 por serias discrepancias con el entonces presidente y paisano suyo en relación con sus políticas, tanto económicas y sociales, como por su debilidad y vacilaciones ante el separatismo catalán, por lo que mi regreso durante su mandato al frente del PP proporcionaría una clara señal de su capacidad de unificar al centro-derecha, 3) El hecho de que yo hubiera estado a punto de dar la vida en defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos ha generado una amplia corriente de simpatía hacia mí de la ciudadanía de la que tengo abrumadores testimonios todos los días, 4) Mi vasta experiencia en las instituciones del PE, mis abundantes contactos con figuras relevantes del ámbito internacional y mi labor de quince años en la Mesa de la Cámara y, 5) Durante el último decenio he mantenido una intensa actividad política desde la sociedad civil, tanto en el plano nacional como global.

La filtración a un medio de mi pretensión pocas horas antes de rechazarla revela una intención de humillarme carente de toda humanidad a la luz de las connotaciones dramáticas de mi sugerencia

Por último, y como colofón, le hice ver, desde una perspectiva personal extraordinariamente relevante para mí, que si yo fuera eurodiputado mi nivel de protección frente a un eventual atentado futuro aumentaría considerablemente porque no es lo mismo matar a un particular que a un miembro del Parlamento Europeo en activo, ya que el coste de semejante tropelía en términos diplomáticos, económicos y políticos para el régimen teocrático y dictatorial de los ayatolás sería muy alto y disuasorio si se volvieran a plantear mi asesinato.

Creo que mi argumentación fue racionalmente sólida, políticamente acertada y moralmente justificada. Ayer por la mañana se me notificó la negativa a mi oferta debido a mi edad, criterio que se me dice se ha aplicado a la generalidad de la lista. Supongo que la experiencia, los conocimientos, la popularidad, el índice de valoración entre los votantes liberal-conservadores y la circunstancia de estar amenazado de muerte por un régimen terrorista junto a la conveniencia de incrementar mi seguridad deberían contar a la hora de una selección, por no mencionar que sería absurdo que en un país con nueve millones de habitantes en la tercera edad el PP practicara su exclusión en su seno.
Por otra parte, la filtración a un medio de mi pretensión pocas horas antes de rechazarla revela una intención de humillarme carente de toda humanidad a la luz de las connotaciones dramáticas de mi sugerencia. El que haya incurrido en tal maldad queda retratado para siempre. Pese a ello, estaré este sábado en Barcelona para apoyar a mi gran amigo Alejandro Fernández porque yo, a diferencia de otros, soy siempre leal a mis principios. Hace tiempo que a los jóvenes que sienten vocación por la política y solicitan mi consejo les explico que este es un oficio tan imprescindible como sucio, en el que la verdad no es reconocida y el éxito y la excelencia suelen ser castigados. La política, les advierto, proporciona más disgustos que satisfacciones y por cada alegría que te suministra te inflige un gran número de jornadas tristes, como ésta en la que escribo estas líneas doloridas. ¿Por qué un gesto que hubiese proporcionado, grande o pequeño, un aporte al resultado del PP el 9 de junio al que se habría sumado una acción humanitaria para aliviar la situación de angustia en la que vive un compatriota que ha servido a España durante un cuarto de siglo de manera impecable ha sido evitado? Hay varias respuestas posibles a esta pregunta, pero ninguna es favorable a los que no sólo no han querido ayudar ni a mí ni a mi familia en una coyuntura sombría, sino que se han recreado en hacerme daño. Sí, lo afirmo solemnemente, he tenido una profunda decepción.

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