Opinión

Prostitución y política, vicios privados pagados con dinero público

A Susana Díaz le ha estallado un desagradable e incómodo escándalo, bastante mal gestionado políticamente por el consejero de Empleo Javier Carnero

Es raro que un puticlub aparezca en las crónicas políticas, casi siempre son las secciones de sucesos las que se ocupan de las cosas tremendas que suceden tras las luces de colores de las fachadas de miles de locales de prostitución en España. La mayoría de las víctimas son mujeres, especialmente jóvenes y demasiadas veces esclavizadas por las mafias y sus ‘chulos’. En un lugar cercano a una capital andaluza existió un famoso prostíbulo, un enorme supermercado del sexo de pago, cuyas estancias eran utilizadas habitualmente como la guinda obligada tras almuerzos de muchos tenedores, regados con grandes reservas y haber pasado por notarias y firmado millonarios pelotazos urbanísticos de los de antes de la crisis.

Una tarde, la policía, dentro de una operación rutinaria antidroga, entró a saco en dicho local. El propietario del negocio, capo de la prostitución en la zona, fue el primer sorprendido por la irrupción policial ya que presumía de haberse garantizado “protección” suficiente y permanente como para que a ningún comisario, juez o fiscal se le ocurriese molestar a sus chicas y a su boyante imperio. Pero ese día los funcionarios no entraron de paisano, sino de uniforme. Y cuál no sería la sorpresa de quienes dirigirían el operativo al encontrar en una de las dependencias un archivo impresionante de cintas de video VHS, perfectamente colocadas y ordenadas. Eran grabaciones realizadas a clientes de toda clase y condición. En las imágenes no solo se veían escenas de sexo, hubo casos en los que sobre la mesita auxiliar del dormitorio destacaban unas rayas blancas que aparecían y desaparecían conforme transcurría la grabación. Y, efectivamente, según contaron en su momento fuentes conocedoras de aquella operación, en la videoteca del puticlub estaba retratada “la flor y nata de la sociedad” de aquella provincia. Las cintas quedaron custodiadas en algún lugar de un juzgado, grabaciones que finalmente desaparecieron. Quizá ese fue el objetivo real de la redada, proteger a gente “muy importante”.

Clientes 'fichados' sin saberlo

En otro club de alterne muy conocido, este ubicado en Sevilla, sucedió algo similar. Pero en vez de videos -me cuenta un fiscal que intervino en aquel asunto- “nos encontramos una estantería llena de archivadores A-Z y al examinarlos cual no fue nuestra sorpresa al hallar fotocopias de todos los DNI de los clientes y de sus respectivas tarjetas de crédito”.

Ni que decir tiene que este tipo de incidencias nunca salieron a la luz pública, de hecho, habría que remontarse al caso muy mediático de un conocido aristócrata de los de pata negra detenido en un prostíbulo sevillano, enfermo por sus adicciones, que acabó ante la justicia en 1994, acusado de supuestos abusos a una menor, hija de una trabajadora del desaparecido Club Payaso. Habría que hacer grandes esfuerzos de memoria para encontrar unidas documentalmente la prostitución y la política en Andalucía.

El Caso Army y las listas del PP

El llamado ‘Caso Arny’ en Sevilla –prostitución masculina, alguno menor de edad– resultó un auténtico escándalo en 1995 ya que entre los supuestos visitantes del Pub Arny aparecían nombres de personas conocidas y relevantes de la vida social, política, artística, judicial y religiosa de Sevilla. Una más que polémica y cuestionable instrucción policial y judicial, declarada secreta, y que permitió que fuese utilizada como arma política de forma indecente, especialmente contra personas progresistas o de izquierdas.

El club ‘Don Ángelo’, ubicado frente al estadio del Betis, fue durante años uno de los locales más frecuentados por los consumidores de alcohol, sexo de pago y otras cosas"

En la sede entonces del PP en la calle Rioja, una mañana, un grupo de jóvenes con ambiciones dedicaron su tiempo a confeccionar listas con supuestos o posibles clientes del Arny. “El ser rojo y maricón era suficiente para que a éste o aquel lo metieran en la lista inventada”, cuenta una mujer que presenció aquella abominable reunión presidida por uno que hoy está aforado y sigue en el machito del PP protegido por Javier Arenas. Con el paso del tiempo se supo que no todos los que entraron en el Arny iban a por sexo; allí también se vendía fariña y por eso la cámara oculta que puso la jueza Mª Auxiliadora Echevarri en la puerta del pub aportó nombres y apellidos que nada tenían que ver con sexo o la corrupción de menores.

'Don Ángelo', una convidá de 15.000 € pagados por la Junta

El club Don Ángelo, ubicado frente al estadio del Betis, fue durante años uno de los locales más frecuentados por los consumidores de alcohol, sexo de pago y otras cosas. Allí, cuenta la leyenda urbana, un famoso político andaluz (de izquierdas) entraba muy a menudo en los 80, incluso se le atribuyó el haber “sacado” del oficio a la mujer a la que iba a visitar habitualmente como cliente.

Aquel Club Don Ángelo ya no existe, queda la estructura del chalé que lo albergó, rodeado de matojos y jaramagos. Al cabo de unos años ha vuelto a resucitar de la mano de la política. Todo a cuenta del pago de una juerga de esas que marcan época por su coste, casi 15.000 euros -14.734 exactamente- abonados mediante la Master Card de la Fundación Fondo Andaluz y Empleo (Faffe), uno de los chiringuitos creados por el PSOE-A con el pretexto de ayudar a los parados en la tierra con más desempleo. El usuario de la tarjeta era Fernando Villén, director de la fundación y exmiembro de la dirección del PSOE-A que, efectivamente, demostró su compromiso contra el desempleo empleando a parientes y familiares de notables militantes del PSOE-A.

El asunto ‘Don Ángelo’ ha resucitado a cuenta del pago de una juerga cuyo coste, de casi 15.000 euros, fue abonado con la tarjeta de la Fundación Fondo Andaluz y Empleo"

Villén dijo que se confundió de tarjeta y al día siguiente abonó en crudo la factura, creyendo que así borraba el rastro de su juerga pagada por todos. Craso error, el caso de los fondos para la Formación hizo posible que los documentos de pago, incautados por orden judicial, salieran a la luz.

Al gobierno de Díaz le ha costado reconocer lo que tiene toda pinta de una malversación de libro, dosificando la información con medias verdades en el Parlamento, amparándose en aspectos legales para no aportar toda la verdad.

A Susana Díaz le ha estallado un desagradable e incómodo escándalo, bastante mal gestionado políticamente por el consejero de Empleo Javier Carnero. Todo es “intolerable y patético” se limitó a proclamar el portavoz de Susana Juan Carlos Blanco. Tendrá recorrido el escándalo, entre otras razones porque son varias las incógnitas que no se han aclarado.

Por ejemplo, cuántas personas, junto a Villén, ‘disfrutaron’ de la convidá de la Junta en Don Ángelo, o qué celebraban ese 22 de marzo de 2010 en el que Pepe Griñán había decido tomar las riendas del PSOE-A, enfrentándose a Chaves y al aparato regional. Pero sobre todo queda por saber si el dinero efectivo pagado -casi dos millones y medio de las antiguas pesetas por seis horas de sensualidad- eran realmente del bolsillo de Fernando Villén o bien salieron del efectivo de la caja, en modo provisión de fondos, una modalidad muy utilizada en direcciones generales y empresas que no siempre se acaban justificando.

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