Tenemos a los agricultores y ganaderos enfadados. Muy enfadados. Y aunque cualquier persona podría entender que es razonable este enfado, ya que se debe a que se están arruinando porque se les paga una miseria por lo que producen, además de que se les exigen unas medidas que encarecen su producción, mientras que se compran productos de otros países no pertenecientes a la Unión Europea, como Marruecos, a los que no se controla absolutamente nada, a ese “cualquier persona” hay que añadirle “que no sea de izquierdas”.
Para sorpresa de todos o quizá a estas alturas de nadie, esos que dicen preocuparse por los obreros, por los trabajadores, están empeñados en hacernos creer que los que se manifiestan no son gente del campo, que son ricos. Porque ya sabemos todos que ser rico en este país es un pecado y los ricos no tienen derechos ni se pueden quejar de nada, así que la mejor forma de afrontar una manifestación de gente cuyo medio de vida está en peligro, es tratar de convencernos a todos de que son ricos porque tienen tractores carísimos y no acuden a la manifestación montados en una burra, con una boina en la cabeza y una espiga de trigo en la boca.
Curiosamente, es la misma gente que cuando dices que prefieres fregar suelos a estar en el Gobierno por ser amigo de terroristas te llama clasista, pero que no entiende que un señor que vive trabajando de sol a sol en el campo pueda asearse cuando termina de trabajar y vestirse como tú y como yo. Si no calzas unas botas de goma con estiércol hasta las rodillas, cómo vas a ser ganadero. Ese es el nivel que nos están demostrando.
Deseando estoy que se manifiesten los panaderos en contra del gobierno, para que en estas tertulias televisivas tan amenas y tan a favor de la izquierda que nos gobierna y arruina, nos echen la cuenta de lo que vale un local comercial en una ciudad, un horno industrial y una cámara frigorífica, para tratar de convencernos de que los panaderos son ricos porque tienen una panadería. Además, si no visten con delantal, no van manchados de harina hasta las orejas y no se llaman Chema, nos dirán que no son panaderos de verdad, son ricos que tienen cadenas de panaderías donde esclavizan a los auténticos panaderos.
No puedo con tanta desfachatez. No es solo que me sume al enfado del sector agrario, es que si a mí me arde la sangre cuando veo cómo nos tratan de manipular a todos con algo tan burdo, como si fuéramos idiotas, no imagino cómo se sentirá esta gente que nos está diciendo a gritos, y desde hace ya mucho tiempo, que si ellos se arruinan nosotros nos quedamos sin comer. Pero luego entro en redes sociales, veo que los votantes de izquierda compran este discurso tan ridículo, que dedican su tiempo a averiguar cuánto vale un tractor... Y lo entiendo todo: es que hay gente muy idiota en este país y, aún así, traemos más importada de remotos lugares.
¿A nadie le resulta curioso que haya una manifestación como protesta contra el Gobierno, a nivel nacional, de la gente que trabaja en el medio rural y ningún sindicato haya participado ni convocado absolutamente nada?
Hay gente tan estúpida como para ver cuatro vídeos por Internet de las manifestaciones que se están produciendo en Francia, Italia, Alemania y Polonia y decir que la diferencia es que los que se manifiestan aquí son fachas, porque lo hacen con la bandera de España. Y tienen razón, porque en Polonia, por ejemplo, no lucen la bandera de España en los tractores que cortan las carreteras, ondean la polaca. Ante tales argumentos, qué vamos a decirle a esa pobre gente, si el debate está perdido de antemano. No se puede ganar nunca con quien no atiende a razones ni las quiere comprender.
Por otro lado, tenemos el tema de los sindicatos. No se los escucha ni se los espera. ¿A nadie le resulta curioso que haya una manifestación como protesta contra el Gobierno, a nivel nacional, de la gente que trabaja en el medio rural y ningún sindicato haya participado ni convocado absolutamente nada? ¿A nadie le extraña que esta gente se haya tenido que organizar mediante grupos de Whatsapp sin contar con el apoyo de ningún sindicato? Como decía antes, a estas alturas, puede que muchos se sorprendan y muchos otros ya no.
Todavía muchas personas creen que los sindicatos son necesarios, porque en ellos reside la fuerza y la lucha por el trabajador, porque la unión hace la fuerza. Y así era cuando nacieron estas asociaciones como un medio de agrupar a todos los trabajadores para unir fuerzas y conseguir mejores condiciones laborales y unos derechos que garantizaran unos trabajos dignos. El problema con los sindicatos nace cuando los partidos y los políticos empiezan a meter sus sucias y corruptas manos en estas organizaciones y les pagan más que los propios trabajadores que están sindicados. ¿A quién se deben entonces? ¿A quién les paga 600 euros por cada trabajador que está sindicado o al que les paga 60 por sindicarse? Y así es como los sindicatos llegaron a ser un brazo más de partidos políticos y, concretamente, de la izquierda de este país, del que claramente dependen los dos sindicatos más grandes y que solo ladran cuando su amo se lo ordena. Por eso, cuando escucho que tal o cual partido de derechas ha creado un sindicato para apoyar a los trabajadores me digo: “mal empezamos y mal vamos, cuando hacemos lo mismo que luego criticamos”.
Y da igual donde vivamos, lo importante es que podamos vivir todos bien y en armonía. Esa debe ser la lucha de todos. La única lucha que merece la pena, la del bienestar de nuestras familias
Lo peor es que veo en el fondo de todo esto un ánimo de conseguir un nuevo enfrentamiento: “divide y vencerás”. Así es como funciona el socialismo, creando enfrentamientos entre nosotros, para que no nos enfrentemos a los causantes del problema. De manera que escucho y leo discursos en los que la gente del campo arremete contra la gente de ciudad, entre la que me incluyo, porque soy más de ciudad que los semáforos, poniéndonos de bobos que no sabemos lo que es el medio rural, que no nos queremos enterar de lo que está pasando, que nos pensamos que la leche proviene del tetra brik, que las lechugas nacen envueltas en plástico y que nos vamos a alimentar de iPhones cuando todo reviente.
Señores, tontos con iPhone y sin él hay en todas partes. No caigan en la trampa de los políticos y busquemos la hermandad, que somos lo único que tenemos, los unos a los otros. Y da igual donde vivamos, lo importante es que podamos vivir todos bien y en armonía. Esa debe ser la lucha de todos. La única lucha que merece la pena, la del bienestar de nuestras familias, la esperanza de un futuro más que digno, envidiable. No nos conformemos con menos y gracias por hacerse oír, porque su lucha de hoy es por el mañana de todos nosotros. Mi corazón está con ustedes.
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