Opinión

Un proyecto para España

El autor defiende que Pablo Casado es garantía de unidad en el PP porque no ha participado en ningún conflicto interno del pasado y todos sus enemigos están fuera del partido

Mañana los compromisarios del Partido Popular tenemos en nuestras manos decidir el futuro de nuestro partido. Es una decisión trascendente no solo para el PP sino también para el conjunto de España por las circunstancias históricas que vivimos. Tengo plena confianza en que acertaremos apostando por aquella opción que mejor representa la imprescindible renovación de nuestro proyecto, aquel candidato capaz de generar mayor ilusión y aquel equipo que mejor garantiza la unidad del Partido en el día después.

La larga campaña de primarias que ha precedido a este 19 Congreso ha dejado pocas dudas de que Pablo Casado representa una oportunidad única para construir un Partido Popular capaz de reunificar un gran espacio del centroderecha, plantar cara a la coalición de socialistas, secesionistas y radicales hoy en el poder y recuperar la confianza mayoritaria de los españoles, primero en ayuntamientos y comunidades autónomas y luego en el Gobierno de la Nación.

El primer gran reto que tenemos que abordar para ello es como renovar el Partido Popular para recuperar todos esos millones de votos que en un momento nos dieron su confianza pero que ahora dudan si volver a darla. Vivimos tiempos de cambio acelerado no solo en España sino en todo el mundo. La política no puede ser ajena a estos cambios. La crisis que viven los grandes partidos tradicionales, en especial la socialdemocracia europea, nos muestra que es imprescindible una adaptación a nuevas formas de hacer política. Los desafíos a los que tenemos que hacer frente como la inmigración, el invierno demográfico, la economía 4.0, las amenazas hibridas o los populismos de distinto signo, nos exigen nuevas respuestas que en muchas ocasiones se alejan del tradicional eje izquierda-derecha que polarizó el debate político en el siglo XX.

En España el desafío lanzado por el secesionismo exige  una respuesta que pasa no solo por la contundente acción de nuestro Estado de Derecho, sino por derrotar políticamente a esa minoría independentista y hacer frente al peligroso apaciguamiento que ensaya ahora el Gobierno de Sánchez con los golpistas. En estos momentos de cambio lo esencial es recordar aquello por lo que nos afiliamos un día al Partido Popular, nuestras convicciones más profundas, para no quedar diluido en una sociedad cada vez más liquida. Precisamente el valor de Pablo Casado es ser un hombre de principios sólidos capaz de defenderlos con nuevas formas de hacer política y de comunicar que hoy resultan imprescindibles.

‘El proyecto rupturista de Sánchez exige no solo una oposición contundente sino una alternativa capaz de ganar el Gobierno antes de que los daños sean irreversibles’

Un segundo gran reto es cómo mantener un partido unido capaz de aglutinar a su vez un gran movimiento alternativo a un socialismo en declive y a una izquierda radical. Nuestra historia democrática reciente nos muestra que solo desde la unidad es posible articular proyectos ganadores capaces de transformar la sociedad con los principios de la libertad, la defensa de la familia y de la vida, la seguridad, la igualdad de oportunidades entre todos los españoles, la prevalencia de la sociedad sobre el Estado y una idea clara de España, que haga que nuestro partido vuelva a ser reconocible por los votantes. Pablo Casado es una garantía para la unidad del Partido Popular porque no ha participado en ningún conflicto interno del pasado, porque todos sus enemigos están fuera del PP pero no tiene ninguno dentro, porque ha sido capaz de trabajar con todos sirviendo con lealtad a su Partido y a España, porque ya ha demostrado tras la primera fase de estas primarias que su voluntad de integración no son solo palabras sino la realidad de sumar a todos y, sobre todo, porque su proyecto de Partido mira al futuro y no al pasado.

Hoy más que nunca España necesita un Partido Popular fuerte. La frágil coalición roja, amarilla y morada que hoy sustenta a Pedro Sánchez en La Moncloa amenaza con causar daños graves en la estructura institucional del Estado y una división social sin precedentes desde la Transición.  El proyecto rupturista de Sánchez exige no solo una oposición contundente sino una alternativa capaz de ganar el Gobierno antes de que los daños sean irreversibles. Zapatero nos dejó una España quebrada; el peligro con Sánchez es que nos legue una España quebrada y además rota. Pero volver a gobernar España exige antes que nada un partido unido que obtenga un gran resultado en las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo. Pablo Casado es el mejor candidato para lograr ambas cosas.

Un Partido Popular fuerte pasa por recuperar sus señas de identidad, por actualizar su proyecto, por renovar su estructura y por reconectar con su electorado para ampliar nuestra base y hacer un partido ganador en el que quepan todos. Es esencial que quién aspire a liderar el PP trasmita a sus militantes la ilusión de un proyecto de futuro para España. Como tantas veces ha repetido Pablo Casado no se trata sólo de volver al Gobierno, sino de para qué se quiere gobernar. Nosotros tenemos un proyecto. Para el PP y para España.

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