Todo comienza con el hallazgo de un cadáver en el pantano de Olba. El escenario del escombro y el despojo, de aquello que queda a la vista cuando bajan las aguas. Un símbolo de la ocultación y la pestilencia que sirvió a Rafael Chirbes para retratar a una España desahuciada económica y moralmente. Cuando se publicó, en 2013, muchos se refirieron a En la orilla como la novela de la crisis. Se equivocaron.
En la orilla iba mucho más allá. Dejaba al descubierto los huesos y miserias de una sociedad que pensó que los años del gran banquete durarían para siempre, que se acostumbró a la laxitud del exceso y contrajo la impunidad como una tumoración en el sentido de justicia. Lo que comenzó con la asignación de fondos públicos para paliar los efectos de la crisis acabó con el despilfarro de casi setecientos millones de euros destinados a comprometer voluntades, en ocasiones de la forma más vulgar posible.
Esta fue la semana de los banquillos, un bucle de la hediondez y no sólo porque Torra amenazara con gasear al jurado
Esta fue la semana de los banquillos, una especie de bucle de la hediondez y no sólo porque el presidente de Generalitat, Quim Torra, amenazara con gasear al jurado con sus flatulencias, sino también por el desfile de personajes escapados de un leprosorio moral: desde los banqueros espías, pasando por dos presidentes autonómicos, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, hasta cinco sujetos que se definen a sí mismos como una manada, una piara que ejerce el uno para todos y todos para uno de la violación, con grabación incluida.
Los ultrajes de unos y otros se parecen, exudan una supuración parecida. Manosear el dinero público de la comunidad a la que se gobierna, manosear la ley y perpetrar un estupro a la Constitución, manosear a una mujer inconsciente con la derecha y sostener el volante con la izquierda. Ninguno pensó que tendrían que rendir cuentas. Dieron por hecho que la fiesta sería perpetua. Y eso, en el fondo, era ya parte de la enfermedad.
En la traducción de Hamlet que hizo Vicente Molina Foix, el escritor sustituyó el "ser o no ser, esa es la cuestión" por "ser o no ser, esa es la opción". Según Molina Foix, Shakespeare introducía un matiz en su tragedia: Hamlet es empujado a elegir entre la voluntad y el destino, entre la cobardía de la prudencia o el ímpetu de la venganza. Saber es una elección. En el proceso de descubrir quién es el culpable de la muerte de su padre, Hamlet arrastra y es arrastrado. Descubre que en la corte de Elsinor, cual pantano, aparecen los despojos. Así estuvo España esta semana, asomada a un embalse en el que el agua merma.
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