Opinión

Puigdemont y Junqueras, esos caníbales del Ampurdán

Martes 14-N. Buenos Aires.

Amanda Salazar-Müller (mona y viajada; hija de diplomáticos: madre venezolana y padre argentino; criada entre empresas de mudanza internacional y niñeras angloparlantes) viendo en el móv

Martes 14-N. Buenos Aires.

Amanda Salazar-Müller (mona y viajada; hija de diplomáticos: madre venezolana y padre argentino; criada entre empresas de mudanza internacional y niñeras angloparlantes) viendo en el móvil un vídeo de un empoderado (se sabe investido) Jisperson animando a Massa en plan “si yo he podido, con la mugre que arrastro, tú también”, y diciendo:

“Necesitamos apostar por políticas que den respuestas a las necesidades de la gente, sobre todo de la gente más humilde, y seguir por la senda de los avances sociales”, al candidato bajo cuya ministración económica Argentina ha alcanzado una inflación del 140%, un índice de pobreza del 40%, y una invalidante adicción a los bonos y las paguitas.

Amanda manda el vídeo por guasap a su amiga de la infancia Maribel (Sra. de Núñez del Botijo), comentándole que “igual de impresentables. Te veo en Madrid. Ya quedé con la inmobiliaria”.

Jueves 16-N. Madrid

Amanda aterriza en Barajas. Recoge su equipaje Luisputón y se mete en un taxi blanco con noticias sobre la investidura en la radio.

-Pues a ver si no nos encontramos nada cortado -le comenta quemado el taxista, que lleva en el retrovisor una Virgen del Pilar.

Amanda, grogui por el jet lag, entra en pánico cuando ve que no entiende la retransmisión y empieza a dudar si ha aterrizado en otro país.

- ¿Y esto? -pregunta al taxista

- “Esto” es España, señora. Que ahora somos modernos y hablamos en otros idiomas…

En la radio se oye una risa masculina e histérica, mantenida en el tiempo, seguida de un montón de aplausos…

- ¿Y esto? -vuelve a preguntar.

- “Esto” es el candidato. Que se ríe de la decencia de los demás…

Llegan al hotel. Amanda sube a la habitación a quitarse el careto y las pintas de pasajero transoceánico, abandona los luisputones y, ya en la calle, abre Google Maps y enfila el sitio donde ha quedado a tomar algo con Maribel.

Se encuentran en un local de la calle Jorge Juan, y lo primero que hacen después de achucharse y repetir mucho lo de “¡estás igual!”, es enseñarse fotos de sus respectivas crianzas (“Yo tengo tres. Este es Peludito”, dice Maribel enseñando la foto del hámster). Amanda dice “¡pero este bebé es divino!” y pasan después a hablar de los países:

- ¿Cómo vais por acá?

-Por acá fatal -contesta Maribel, que empieza a hablar de Jisperson y demás especímenes…

PARÉNTESIS 1/2 para poner “los países” en contexto político:

Octubre del 2023 ha supuesto un revés electoral para el ideal zurdo de La Patria Grande, (una Hispanoamérica federal); El día 15, el correísmo fue derrotado en Ecuador (asesinato de candidato incluido); el 29, las elecciones locales y regionales supusieron en Colombia una debacle electoral para Petro (muerte de funcionaria y secuestro de un matrimonio incluidos); y el 22, la conservadora María Corina Machado arrasó en las primarias de la oposición venezolana y da en las encuestas una ventaja sobre Maduro de más del 40%.

Aquí no.

Es más: seguimos siendo cómplices ante el mundo de las dictaduras latinoamericanas por la vergonzosa presencia de gente del goaverno y gurús del Soe en el Grupo de Puebla

Aquí involucionamos; como los clavadistas de Acapulco, nos hemos zambullido de nuevo en las aguas del izquierdismo extremo, si bien coincidimos, eso sí, en la (¿casual?) presencia de atentados (el nuestro de autoría todavía desconocida) durante los procesos de formación de gobiernos.

Es más: seguimos siendo cómplices ante el mundo de las dictaduras latinoamericanas por la vergonzosa presencia de gente del goaverno y gurús del Soe en el Grupo de Puebla, y nos hemos convertido en defensores de Maduro ante la UE, pidiendo levantar sanciones a miembros de un régimen que acaba de incumplir (¿”cambios de opinión”?) el acuerdo firmado con una oposición electoral a la que demoniza (curiosas coincidencias con el jispersonismo) de cara a posibilitar elecciones civilizadas el año que viene, y que sigue manteniendo 271 presos políticos en sus cárceles, 4 de ellos españoles.

- ¿Y vosotros? -pregunta Maribel removiendo el cortado.

-Nosotros intentando librarnos de los restos de La Calzoncillos -se ríe Amanda.

- ¿La Calzoncillos?

-Si… CK… Cristina Kirchner

-Esa al lado del nuestro es una monja teresiana…

La conversación toma derroteros extravagantes, (cornamentas royal y el futuro laboral de las jotías) y de pronto, Maribel se distrae al ver cómo, sobre las 13:15, uno de los tres señores-con-pintón de la mesa de al lado, hace el gesto neroniano del pulgar hacia abajo, y deduce que el fraude de la investidura de Jisperson ha terminado.

Como una cosa es imaginar las ídem, y otra vivirlas, Maribel duda entre llorar o emborracharse; opta por lo segundo (lleva rímel), se pide una cerveza, y le dice a Amanda que si puede cancelar la cita con la inmobiliaria y acompañarla en el duelo. “Lo necesito”. De resultas de lo cual Amanda cancela todo, se pide otra, y Maribel escribe “no sé cuándo volveré, hay cosas en la nevera” en el chat familiar…

PARÉNTESIS 2/2 para explicar las razones que llevan a Maribel a darse al bebercio:

La nueva legislatura, construida sobre el desprecio a nuestro idioma, y el intento de calmar los delirios de unos pavos que manejan un discurso de tribu colonizada que se siente oprimida, hace inevitable lanzar una mirada hacia Hispanoamérica, donde hay gente que compra ese mismo discurso anti-español, y gobiernos que podrían ser la inspiración conceptual del que acabamos de inaugurar. Porque el Soe y su autocrático líder, al aceptar el lawfare y vendernos como llave del progreso una “soberanía popular” multicitada en la ley de la amnistía, acercan España al populismo chavista y demás sistemas políticos que son un muro en sí; pero no de “democracia, convivencia y tolerancia”, como el que Jisperson anunció el martes que construiría para “frenar a la oposición”, sino de ruina económica y moral.

Y poco está tardando en llegar el tufillo dictatorial del goaverno, con un Marlaska que antes de la investidura ordenaba gasear peña, destituía guardias civiles, y denunciaba periodistas; y un segundo del Ministerio de Justicia e.f. acusando, como Rufián, al juez García Castellón de prevaricación.

De la cerveza con gildas pasan al tinto con ensaladilla, croquetas y jamón, y por la tarde se entregan al Whisky Sour y demás glamures.

Sobre medianoche, Maribel vuelve a casa beoda.

En el taxi, recuerda dos cosas: la voz de Amanda sentenciando “acá en España les faltó pobreza para votar mejor”, y las risas que se han echado imaginando una versión independentista de la Leyenda Negra, con Puigdemont y Junqueras en taparrabos, cuan caníbales evangelizables en el Ampurdán, diciendo a Mertxearnaldo, que está removiendo un puchero gigante: “Carinyet, ponle más ajo, que marida bien con los españoles”.

Maribel ve que su familia duerme, y la cocina, destartalada, le recuerda a España; en el microondas, lleno de salpicaduras amarillas, hay una nota que pone “sorry mamá, metí un huevo. No sabía que explotaba”, y en su jaula, Peludito está profundamente dormido sobre un triángulo de pizza, pegado al queso.

Maribel está cansada y decide no despertarlo.

Y está triste. Porque un muro indecente se va a construir en España.

Y piensa que ojalá este domingo en Argentina derriben el suyo.

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