Se suspendió este martes el consejo ejecutivo durante media hora y, al final, tuvo que salir Aragonés a decir que exigía lealtad a los de Junts y que no pensaba aceptar la propuesta envenenada que le hacían. Hacía días que en la sede de Esquerra se barruntaban que la mesa de diálogo, en la que tendría un papel preponderante Aragonés como presidente, corría peligro. Peligro por parte de los neoconvergentes, que siguen la estrategia del cuanto peor, mejor. La misma presidenta del Parlamento catalán y miembro de Junts, Laura Borrás, no ha dejado de escribir tuits acerca de dicha mesa y de la poca importancia que le concedía.
Como los de Junqueras se conocen el paño, el mismo Aragonés contactó con Pedro Sánchez para pedirle que asistiera en persona a la reunión de este miércoles. Con esta jugada mataba dos pájaros de un tiro: podía presumir de ser el primero que consigue que todo un presidente del Gobierno se siente a negociar con el separatismo y, no menos importante, obligaba a que Junts se retratase. Si aceptaban acudir a la reunión, se sometían a la autoridad de Aragonés; si no lo hacían, como es el caso, podía esgrimir en contra una batería completa de argumentos sólidos. El principal es irrefutable: tanto tiempo exigiendo que Moncloa se siente a negociar y ahora que lo hemos logrado, vosotros vais y os largáis.
Los insultos a Esquerra durante la pasada Diada este sábado daban la temperatura acerca de cómo andan las cosas entre los dos partidos que gobiernan Cataluña. Puigdemont y los exconvergentes se resisten como gato panza arriba a dejar de ser los protagonistas de este sainete llamado procés, y mucho más si es en favor de los republicanos. De ahí que Puigdemont ordenara que los que acudirían a la mesa por parte de su partido serían el vicepresidente Jordi Puigneró, que sí forma parte del Ejecutivo catalán, pero también Jordi Sánchez, Jordi Turull y Miriam Nogueras. Evidentemente, ninguno de estos tres últimos ocupa cartera alguna en el consejo ejecutivo, lo que les invalida para estar en el encuentro. Lo que calculó muy mal Puigdemont es que, en primer lugar, Sánchez acudiera. Lo daban por completamente descartado. Pero Sánchez es mucho Sánchez y ha visto en esto una oportunidad de oro para deshacerse de los hiperventilados y apoyar a los de Esquerra, con los que se entiende infinitamente mucho mejor.
Aragonés ha hecho valer su autoridad y, además, en clave totalmente separatista. Su mensaje de este martes no admitía dudas: él es el presidente de Cataluña, lleva en su agenda la amnistía y la autodeterminación y siempre ha hablado de una reunión de gobierno a gobierno
El segundo y tremendo error del de Bruselas fue considerar que Aragonés se achicaría ante la presión que le estaba metiendo Junts. Pero no ha sido así. El presidente catalán ha hecho valer su autoridad y, además, en clave totalmente separatista. Su mensaje de este martes no admitía dudas: él es el presidente de Cataluña, lleva en su agenda la amnistía y la autodeterminación y siempre ha hablado de una reunión de gobierno a gobierno, exigiendo lealtad a todos y el estar a la altura de una circunstancia que califica de histórica y única hasta la fecha. Los de Junts, arrogantes con todo lo que no sea lo suyo, menospreciaron a su socio de gobierno y al socialista que, en materia de conspiraciones y puñaladas traperas, les da sopas con onda.
Ahora los puigdemontianos, que han dicho que no acudirán, se escudan en eslóganes baratos que no resisten el menor análisis. Que si Moncloa los veta porque saben que son más firmes y decididos, que si nunca se habló de que la reunión tuviera que ser de gobierno a gobierno, en fin, excusas para intentar disimular el colosal chasco que se han llevado. Porque la resultante es, lo pinten como lo pinten, que será Esquerra la que aparezca como triunfadora, mientras que los de Puigdemont serán quienes se han tirado del tren en marcha. “Se han hecho un maletero”, me decía un dirigente de ERC, con sonrisa irónica.
¿Sería posible que se acabase convocando elecciones? Podría ser, como también podría ser que Aragonés aplicara la geometría variable. Ahí están el PSC y los Comuns. Incluso Ciudadanos.
Todo esto nos lleva a considerar que el Gobierno catalán está roto –de hecho, hace tiempo que lo estaba– y que Aragonés no va a poder resistir mucho tiempo más teniendo a la mitad de su ejecutivo en abierta rebeldía. ¿Sería posible que se acabase convocando elecciones? Podría ser, como también podría ser que Aragonés aplicara la geometría variable. Ahí están el PSC y los Comuns. Incluso Ciudadanos.
Rota la mesa por Puigdemont, ahora lo que hay que ver es como quedan las sillas.