Opinión

"Puta nit i bona Espanya"

Así comienza cada noche el programa Zona Franca de TV3

El catalán posee infinitas variantes de ese vocablo tan caro a Camilo José Cela, que no en vano nos legó sus “Izas, rabizas y colipoterras”. Nuestro Nobel se inspiró en un soneto publicado en 1555 que, en alusión a quienes ejercen el oficio más antiguo del mundo, dice “de cuantas coimas tuve toledanas, de Sevilla, Granada y otras tierras, izas, rabizas y colipoterras, hurgamanderas y putarazanas”. Si el presentador tuviera siquiera un átomo de la cultura que poseía Don Camilo bien habría podido buscar en la lengua de José Pla y así vería que, en lugar del socorrido puta, podría emplear palabras como bagassa, maturranga, bardaixa, barjaula, pecadriu, mandangüela, marcolfa, marfanta y me detengo, porque, según Cela, puta tiene en todas las formas lingüísticas de España más de mil ciento once sinónimos.

Pues bien, el pajarito de Joel Díaz –haga el favor de catalanizarse el apellido, hombre de Dios, que así no se medra en estos pagos-, a la sazón presentador, se cree el nuevo Fénix de los Ingenios sustituyendo palabras y diciendo putas noches y buena España. De quemar constituciones a jugar puerilmente con las palabras no es que haya demasiada distancia, pero algo es algo. Lo que persiste es ese tremendo infantilismo de prescolar en el que los parvulitos dicen coño y se miran unos a otros con cara de haber desafiado al Todopoderoso comiendo del árbol del Bien y del Mal.

Eso sí, como no hay buena obra sin castigo ni mala obra sin premio, al amiguito Díaz le han encomendado que reciba las cartas dirigidas a los Reyes Magos de Oriente en el programa especial que Cataluña Radio dedica a la fiesta del seis de enero

Qué transgresores somos, deben decirse refocilándose en su idiocia, fíjate. El separatismo, tan peligroso como fascista, posee esa condición pueril de pañal cagado y rabieta con llantina, de no haber superado la fase anal y, por tanto, se queda en la escatología. No es casual que el Caganer o el Caga Tió hayan nacido en mi tierra. Existe una fijación por las heces en la tradición catalana casi obsesiva. Vean, si no, los dirigentes que les gustan. Lógicamente, al pajarito no le pasará nada porque, según TV3, eso es “libertad de expresión”. El gobierno de Aragonés ha dicho a través de Patricia Plaja, a instancias de una pregunta formulada por mi amigo Xavier Rius, que no hacen ninguna valoración. Eso sí, como no hay buena obra sin castigo ni mala obra sin premio, al amiguito Díaz le han encomendado que reciba las cartas dirigidas a los Reyes Magos de Oriente en el programa especial que Cataluña Radio dedica a la fiesta del seis de enero. Lo hará en la puerta de la emisora e ignoramos si dirá también eso de puta España a la chiquillería o si soltará otra genialidad surgida de su caletre privilegiado.

¿Qué pasaría si desde un medio público de ámbito nacional alguien empezara su programa diario con un “Puta Cataluña”?

Ahora bien, yo les propongo que hagan ustedes un ejercicio que Rius proponía a la tartavoz de la generalidad: ¿qué pasaría si desde un medo público de ámbito nacional alguien empezara su programa diario con un “Puta Cataluña”? Se lo digo yo: los aullidos se escucharían desde Vladivostok y la ANC, Ómnium y otras chicas del montón organizarían manifestaciones, sentadas, protestas y, ¡oh cielos!, incluso animarían a Lluís Llach a cantar algo. Visto lo cual, y como a la autoridad competente le importa un higo todo, soy partidario de no decir nada, no sea que estos del lacito amarillo se nos enfaden y Sánchez levante la ceja. Les dejo, eso sí, con unos versos del inmortal Josep María de Sagarra a propósito del asunto. Y dicen “ …que en aquest món del sàtrapa i del xai, les putes tenen sempre la raó i els accionistas no la tenen mai!”, o sea, que en este mundo del sátrapa y del cordero, las putas tienen siempre la razón y los accionistas no la tienen nunca.

Llegeixi, Díaz, llegeixi.

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