Opinión

¿Qué clase de democracia es esta?

Si al Congreso de los Diputados no se le deja ni debatir ni votar, es a los ciudadanos a quienes nos corresponde acudir a las urnas

  • Díaz y Sánchez, ni Parlamento ni Europa -

 

Hace unos meses, tras pactar con los que dijo que nunca pactaría, hacer recaer la gobernabilidad de España en quienes quieren destruirla y hacer durante años todo aquello que prometió no hacer nunca, Pedro Sánchez afirmó su determinación de gobernar sin el parlamento, esa minucia democrática venida a menos en España; y lo hizo al confirmar que era más que probable que quienes eran sus socios lo abandonarían en cuanto vieran que no les salía a cuenta seguir apoyándolo o que electoralmente no les interesara; al fin y al cabo, son insaciables y ni todas las prebendas del mundo les son suficientes. Curiosamente, al mentiroso compulsivo Pedro Sánchez, cuando afirmó que gobernaría sin el Legislativo, o sea, sin el apoyo del pueblo, todos le creímos. 

Y así, puesto que sus socios habituales están en contra de incrementar el presupuesto de Defensa, el Gobierno de España planea "reordenar" las partidas presupuestarias como forma de incrementar el gasto militar, tal y como exigen la Unión Europea y el contexto internacional que Trump ha puesto patas arriba. La llave es el artículo 9 de la ley de Presupuestos de 2023, actualmente prorrogados, que permite al Consejo de Ministros mover partidas sin pasar por el parlamento, o sea, sin las incomodidades del Congreso de los Diputados. Este procedimiento se arbitró por primera vez para hacer frente a la excepcionalidad de la pandemia, momento en el que hubo que redirigir muchos fondos hacia Sanidad, y se mantuvo en los años posteriores; y ahora Sánchez pretende emplearlo para incrementar el presupuesto de Defensa, o hacer como que se incrementa y sin que se reduzcan otras partidas, como en el milagro del pan y los peces.

Quien hizo la ley hizo la trampa y ahora, hasta la lucha contra el cambio climático podría convertirse en inversión en Defensa. Es el sueño húmedo de todo autócrata: que lo excepcional se convierta en lo habitual y poder gobernar sin dar explicaciones a la ciudadanía y sin la necesidad de pasar el filtro democrático del parlamento, órgano que legitima las decisiones que un Gobierno toma, sobre todo si son de la trascendencia que supone incrementar el gasto militar para rearmar Europa, que de eso estamos hablando. Lo de buscar el apoyo del PP ni se contempla, aunque sea casi el único partido que apoya la medida y con cuyo apoyo tendría votos suficientes para llevarla a cabo.

Cualquier cosa antes que apoyarse en la derecha democrática, algo que puede hacerse en Europa pero no en España, dado que iría contra su estrategia sostenida en el tiempo de convertir al PP en enemigo, deslegitimarlo y evitar que pueda gobernar nunca

Que rearmarse es indispensable es indiscutible: es una de las varias medidas que tiene que tomar Europa para ganar autonomía política y para poder defenderse, fundamentalmente de Putin, ahora que EE.UU. ha cambiado de bando y ha abrazado al dictador ruso para legitimar la invasión y repartirse Ucrania. Pero esta decisión debe explicarse en el Congreso de los Diputados, debatirla con el resto de fuerzas democráticas, ganar apoyos y que el parlamento la valide con sus votos. Es como funcionan las democracias. O funcionaban. Pero los socios de Sánchez la rechazan y este, en lugar de pactar con el PP, que sí la apoya, prefiere saltarse los más básicos procedimientos democráticos. Cualquier cosa antes que apoyarse en la derecha democrática, algo que puede hacerse en Europa pero no en España, dado que iría contra su estrategia sostenida en el tiempo de convertir al PP en enemigo, deslegitimarlo y evitar que pueda gobernar nunca.

Bildu, BNG, ERC, Podemos y hasta Sumar, que forma parte del Gobierno de España, rechazan el incremento en Defensa, lo cual es coherente con lo que históricamente han sido. Pero ¿cómo va a apoyar la izquierda reaccionaria un incremento en Defensa si la chusma que la conforma es enemiga declarada de España, putinesca confesa o disimulada o contraria a la Unión Europea? ¿Cómo van a apoyar a Ucrania quienes han apoyado la invasión, defendido negociar con Putin o dado aire al déspota ruso? O simples demagogos de manual, hipócritas que nos toman por tontos o simples populistas sin otra intención que permanecer en sus puestos. O cosas mucho peores: Bildu es antimilitarista de boquilla pero heredero y beneficiario de una organización militar, claro que una organización militar cuyo propósito era acabar con la democracia en España. Por su parte, Yolanda Díaz, que ha aprobado créditos millonarios para incrementar el gasto militar durante sus años en el Gobierno de España, nos dice ahora que tal medida supondría el cierre de hospitales y la reducción del gasto social, como si pudiera haber gasto social sin seguridad y sin defensa: es el discurso habitual de la izquierda boba, con su moralina falsaria. Y luego está lo de Vox, firme defensor de las fronteras menos las fronteras de Ucrania, que en el fondo son las de Europa y, por lo tanto, las nuestras. No hace falta ser un lince para entenderlo. Pero los de Abascal prefieren reír las gracias a Trump, por mucho que su política internacional nos deje en peligro a todos o que sus políticas arancelarias vayan a perjudicar a miles de trabajadores españoles. Curiosa forma de ser patriota.

En un momento crucial para España y para Europa, despecha la cuestión del incremento en el presupuesto de Defensa con reuniones privadas con la oposición y con trilerismo político y trampas presupuestarias

Para Sánchez la democracia es un incordio y prefiere zafarse de los procedimientos que le dan forma y sentido. Por eso elude responder a la oposición en la sede de la soberanía nacional, gobierna a base de decretos-ley, trata de silenciar a los medios de comunicación que le llevan la contraria, amenaza a los jueces, coloniza todas las instituciones del Estado o se niega a presentar el Proyecto de Presupuestos en el Congreso de los Diputados, obligación constitucional que se salta sin que pase nada. Es el modus operandi habitual de un autócrata. Ahora, en un momento crucial para España y para Europa, despecha la cuestión del incremento en el presupuesto de Defensa con reuniones privadas con la oposición y con trilerismo político y trampas presupuestarias, como si España fuera su coto privado y las decisiones del Gobierno no tuvieran que ser explicadas, debatidas y aprobadas en la sede de la soberanía nacional. Prefiere los mítines y el aplauso de sus subordinados que someterse al Congreso de los Diputados. Pero no hay mal que cien años dure ni gobernante que pueda perpetuarse en el poder a costa de saltarse eternamente el parlamento. Al menos es así en las democracias dignas de tal nombre. Y España todavía lo es, a su pesar. Y si al Congreso de los Diputados no se le deja ni debatir ni votar, es a los ciudadanos a quienes nos corresponde acudir a las urnas.

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