Sánchez continúa su deriva populista en su propio beneficio y en el de los independentistas y se nos acaban los adjetivos para definir sus tropelías contra la Constitución España, marco de nuestra convivencia y garantía de nuestros derechos y libertades. Se multiplican los manifiestos de la sociedad civil que denuncian las cesiones infames por parte del Gobierno de España a los delincuentes catalanes que vulneraron la legalidad vigente y prometen volver a hacerlo, dejando al Estado sin instrumentos legales con los que defenderse. Y los partidos políticos de la oposición, siempre tan torpes, acumulan declaraciones de denuncia, recursos ante el Tribunal Constitucional, concentraciones y manifestaciones e incluso el anuncio de una moción de censura que dará aire a Sánchez, salvo que la pierda, cosa imposible.
La torpeza es consecuencia de la incapacidad y de la impotencia. Y de las prisas. Y en parte es comprensible. Es más fácil competir contra quien usa las armas políticas habituales, por muy sucias que sean, que contra quien no tiene límites éticos y morales y es capaz de llegar tan lejos como necesite para seguir en la Moncloa. Sin embargo, conviene no equivocarse y actuar con inteligencia para lograr que el PSOE pase a la oposición, donde, si no desaparece, al menos se regenere. Y para volver a construir todo lo que se ha destruido en estos años infames, sin hacer depender el Gobierno de España de quienes quieren destruirla: eso sí que sería homologarse a las mejores democracias.
Conviene no equivocarse y actuar con inteligencia para lograr que el PSOE pase a la oposición, donde, si no desaparece, al menos se regenere
Mientras tanto, Sánchez continúa su deriva: tras los indultos a los líderes del procés, ahora la supresión del delito de sedición y la modificación del delito de malversación para beneficiar a los golpistas (como si fuera menos grave robar para declarar la independencia y romper el Estado que para comprarse un piso en la playa); después, el nombramiento como magistrado del Tribunal Constitucional de quien fuera ministro de Justicia o la modificación de la Ley Orgánica 6/1985 del Poder Judicial para cambiar la mayoría de tres quintos que debe sumar el Consejo General del Poder Judicial en la elección de los dos magistrados del TC que le corresponden; antes, la elección de Dolores Delgado como Fiscal General del Estado por parte del gobierno del que había formado parte o la anticonstitucionalidad de los Estados de Alarma; entremedias, la ocupación de las principales instituciones del Estado, el abandono de la posición histórica de España en relación al Sáhara, normas y leyes mal hechas con nefastas consecuencias sociales y un carrusel de cesiones a todos sus socios nacionalistas e independentistas mientras insulta a la oposición.
El coro articulado de repetidores de eslóganes que es capaz de mirar para otro lado, defender una cosa o su contraria o repetir de memoria el argumentario oficial para defender lo indefendible
Ya no sorprende la ausencia de crítica y de oposición interna en lo que queda del PSOE. Y ello a pesar de que Sánchez está llevando a cabo todo aquello que dijo que no haría y no está llevando a cabo mucho de lo que dijo que haría (como la tipificación del delito de convocatoria ilegal de referéndum), contraviniendo su palabra y sus promesas, el programa electoral del PSOE y, lo que es peor, todos los límites éticos que debería tener cualquier gobernante. Pero hay algo peor que el silencio culposo de los socialistas decentes, algunos de los cuales parece que comienzan a alzar la voz. Y es el coro articulado de repetidores de eslóganes que es capaz de hacer oídos sordos, mirar para otro lado, defender una cosa o su contraria o repetir de memoria el argumentario oficial para defender lo indefendible.
A pesar de todo, hay esperanza. O podría haberla. La mayor parte de quienes defienden al PSOE lo hacen porque viven de él y obedecen a su amo, a la espera de una recompensa o un aplauso. Otros se mantienen silentes. Si se derrumba el PSOE dentro de un año, se abrirá la oportunidad de regenerar la izquierda. Pero hay que actuar con inteligencia y paso a paso. La mejor oposición que se puede hacer a Sánchez es la de la suma de las oposiciones diversas: cada cual distinta al resto, con sus propias ideas y propuestas y su forma de expresarlas. Formar un frente común sin matices contra Sánchez solo beneficia a Sánchez.
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