Los ministros, ministras o ministres podemitas continúan atrincherando fieramente en sus poltronas esa parte del cuerpo en la que la espalda pierde su digno nombre, aunque Sánchez aumente el gasto en defensa. La culpa es de Robles, la OTAN y el discurso de Churchill acerca del Telón de Acero. Laura Borrás, presidenta del parlamento catalán, no dimite a pesar de estar imputada en un juicio por presunta corrupción aunque incluso los suyos se lo pidan. La culpa es de España, las alcantarillas del Estado y la persecución al honradísimo separatismo catalán. Montero y su combo femenino chupi guay son vapuleadas a raíz del pequeño tour por los EEUU en el que nos han mentido desde el minuto cero sobre programa, oportunidad, coste y beneficio para el país. ¿La culpa? El machismo de sesgo, los odiadores de mujeres y uno de Socuéllamos que piropea desde su balcón.
Calviño avisa de que los próximos trimestres serán “turbulentos”, Sánchez dice que los datos del paro son los mejores en muchos años y las estadísticas nos colocan como el último país de la UE en recuperación económica tras la pandemia con mayor índice de paro juvenil y estructural. La culpa: Milton Friedman, la Escuela de Chicago, el liberalismo inglés y la mano incorrupta de Adam Smith.
El 80 por ciento de los delitos cometidos en la ciudad de Barcelona tienen como protagonistas a inmigrantes sin papeles, a pesar del esfuerzo de Ada Colau por bailar – es un decir – en el Orgullo con perreo y morritos incluidos. Los culpables: el machismo homofóbico, desnatado y sin gluten.
Sánchez pacta con los defensores de ETA una ley de memoria histórica cuyo fin es blanquear a los asesinos de la banda terrorista. Y la culpa de todo la tienen VOX y quienes defendemos a los asesinados porque queremos sembrar odio. Por ir abreviando: Arrimadas dice que lo que pasa en Ciudadanos es culpa de que mi hermano Girauta se haya dejado el pelo largo; Compromís dice que la culpa de lo de Oltra la tiene el hecho de que mi admirada Cristina Seguí tenga los ojazos que tiene – cuidado, el resto también es de infarto de miocardio -; que la gente que ha votado izquierda toda la vida se muestre cada vez más tentada de votar a la derecha es responsabilidad de la canallesca fascistoide vendida al oro de Washington y al de Wall Street; que a este gobierno maravilloso, eco feminista, sostenible, de progreso y asombro del mundo no se le reconozca con mayores loores y alharacas es culpa, lo han adivinado, de Francisco Franco, que menudo es el Caudillo para malmeter.
Y no es óbice, valladar, cortapisa u obstáculo que Franco lleve décadas muerto, de la misma manera que el resto de presuntos culpables no tengan mayor culpa que la de, a lo mejor, tener el colesterol un poco alto en su última analítica. La cuestión es el embrollo, no sea cosa que la gente se fije que en el parlamento británico los miembros del partido de Boris Johnson lo van a obligar a dimitir, tras haber cesado motu proprio bastantes ministros de su gabinete. Aquí eso sería impensable con Sánchez y la PSOE. ¿Saben por qué? Por culpa de Franco, evidentemente.
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