Opinión

Quince años del gran cataclismo

El 8 de febrero de 2007, el banco HSBC advertía que sus provisiones de deuda incobrable serían un 20% más altas. El motivo aducido fue la crisis del mercado inmobiliario

El 8 de febrero de 2007, el banco HSBC advertía que sus provisiones de deuda incobrable serían un 20% más altas. El motivo aducido fue la crisis del mercado inmobiliario norteamericano (cuyos precios ya habían empezado a bajar en 2006): por primera vez en la prensa generalista se empezaba a hablar de hipotecas subprime y se empezaba a atisbar la crisis económica que se estaba fraguando. Es una efeméride que nos sirve de excusa para hacer un repaso de lo que ocurrió en aquellas fechas. Entonces no se vio como algo grave pero apunto un dato: el precio de la acción del HSBC cotizaba dos años después a un tercio del valor de ese día.

El 2 de abril de 2007 una empresa poco o nada conocida en España –New Century- pero que era el mayor prestamista de alto riesgo de los Estados Unidos, se declaró en bancarrota. Eso debió ser un gran toque de atención porque creyeron que se salvarían poniéndose en venta dada su gran cartera de clientes, pero nadie dentro del sector financiero les hizo oferta alguna; es decir, ya el resto de entidades financieras debían ser muy conscientes del problema.

El 9 de agosto de 2007 la crisis cruza el charco y el mayor banco francés, BNP Paribas, congela la retirada de tres de sus fondos de inversión echándole la culpa a las hipotecas subprime. Ya es un clamor mundial, estos eran hechos muy claros que demostraban la existencia de problemas. Con todo y con eso, las bolsas siguieron subiendo, como ha pasado los últimos meses aunque la inflación sea alta, por ejemplo.

El 4 de septiembre de 2007 el Libor alcanza el nivel más alto desde diciembre de 1998 por el miedo a prestarse entre los bancos. 24 horas después el “Comptroller of the Currency for the United States Department of the Treasury” John C. Dugan afirmó: "El sistema bancario nacional sigue sano y salvo". Un inciso: a pesar de haber dicho aquella patochada (o quizás tal vez por decirla) no sólo no perdió prestigio este personaje, es que en noviembre de 2018 fue nombrado presidente de Citigroup.

 La renta variable no es un buen indicador para la economía real (y ahora tampoco lo es) ya que los escenarios que descuenta pueden ser erróneos, tanto cuando se desploma como cuando sube sin parar

La crisis era tan evidente que la Fed recortó en medio punto (en lugar de en un cuarto como creían los que pensaban en una bajada) el tipo de interés el 19 de septiembre de 2007 hasta el 4.75% rompiendo 13 meses de estabilidad. Esto llevó a que Wall Street marcara nuevos máximos históricos ese octubre (el Ibex lo hizo en noviembre, los famosos 16 mil nunca vueltos a vislumbrar) ignorando en sus cotizaciones todo el torrente de malas noticias que se estaban acumulando y demostrando dos cosas: una, que la fe en que la Fed lo controla todo estaba (y probablemente lo está) equivocada y dos, que la renta variable no es un buen indicador para la economía real (y ahora tampoco lo es) ya que los escenarios que descuenta pueden ser erróneos, tanto cuando se desploma como cuando sube sin parar.

El 24 de octubre de 2007 Merrill Lynch (que en menos de un año se vio obligada a dejarse comprar por el Bank of America para no acabar como Lehman Brothers) anunciaba las mayores pérdidas crediticias de su historia: casi ocho mil millones de dólares. Otro inciso más: Una semana después su director ejecutivo, Stan O´Neal, el segundo mejor pagado del sector, deja su cargo con una indemnización de 161,5 millones de dólares.

Caída bursátil del financiero

En diciembre, la Reserva Federal vuelve a bajar los tipos pero no consigue nada: la economía y los mercados financieros no dejan de empeorar durante 2008. La caída bursátil del sectorial financiero se aceleraba mientras los propios bancos, a pesar de sus servicios de estudios y de su conocimiento interno de los mercados, se mostraban incapaces de frenar su propio deterioro. Otro inciso: esta es la mejor prueba de que ni los bancos ni los analistas (ni nadie) conoce el futuro y por eso es erróneo asignarles sabidurías predictivas.

-16 de marzo de 2008, domingo: JP Morgan Chase compra Bear Stearns por dos dólares por acción. Un año antes, las acciones de Bear Stearns cotizaban en 170. Pero hay otro dato que llama la atención; la adquisición a dos dólares supuso un descuento del 93% de su precio de cierre del viernes anterior demostrando que los inversores no eran, ni un año después de continuas malas noticias, conscientes aún de lo mal que estaban las cosas. Quizás por eso todavía Lehman Brothers cotizaba por aquellas fechas a 40 dólares cuando 6 meses después su valor sería cero.

-7 de septiembre de 2008: nacionalizan a las agencias Fannie Mae y Freddie Mac, garantes de la mitad de las hipotecas de los Estados Unidos. El 14, de nuevo en domingo, Bank of America compra Merrill Lynch como ya dijimos y el lunes 15 bien temprano Lehman Brothers declara la mayor bancarrota de la historia del país. El pánico se extiende por todo el globo, ahora sí que todos se dan por enterados de la gravedad de la crisis. Han necesitado 19 meses desde que una gran entidad financiera empezara a dar avisos. Al día siguiente la Fed rescata a la aseguradora AIG intentando dejar claro que lo de dejar caer a Lehman era una excepción. Otros bancos como Wachovia o Washington Mutual son adquiridos a muy bajo precio por otros más grandes (Wells Fargo y JP Morgan) con apoyo de la Fed.

-3 de octubre de 2008: El Congreso aprueba el TARP, un rescate bancario de 700.000 millones –en realidad se amplió en unas semanas hasta más del triple de esa cantidad- que no convencería a los mercados (que siguieron bajando hasta el 9 de marzo de 2009) pero que, unido a las agresivas políticas de la Fed, supuso el comienzo del fin de la recesión.

-1 de diciembre de 2008. La NBER (la oficina de investigación económica norteamericana) establece (¡a buenas horas!) oficialmente que la economía del país está en recesión tras comprobar que se han sucedido dos trimestres consecutivos de decrecimiento. Último inciso: ¡burócratas!

Me dejo muchas fechas más en el tintero pero creo que ya es suficiente como para sacar muchas conclusiones, algo que dejo a los lectores. Por mi parte voy a apuntar una: a políticos, supervisores, agencias de rating, inversores etc... les fue demasiado sencillo ignorar las señales claras de problemas y actuar tarde. Muchos economistas e inversores son hoy demasiado jóvenes para haber vivido aquel periodo. A ellos les aconsejo que lo estudien con detenimiento porque son muchas las circunstancias se parecen a las de la actualidad.

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