Opinión

Rajoy, bajo el síndrome Merkel: ¿Nuevas elecciones catalanas en abril?

La situación en Cataluña está cronificada, señalan los expertos. Nada se solucionará el 21D. Habrá que volver a las urnas. Quizás después de Semana Santa. 

La única salida será la 'operación Borgen'. Es decir, Miquel Iceta presidente de la Generalitat quede en el puesto que quede. Con los apoyos de quien sea menester. Bien ERC y Comunes. Bien con los demócratas (algunos les dicen 'constitucionalistas). El resto es el bloqueo, la parálisis, la nada. Y Cataluña no es Dinamarca. 

Los secesionistas, el 21D, perderán respaldos vía la abstención. Gerona y Lérida sería su salvación. En Barcelona y Tarragona crecen los votantes demócratas. Y mucho. Pero no suficiente. El reparto de escaños en Cataluña está diseñado a la medida de los separatistas. De haber cambiado ese diseño de Pujol, todo sería distinto. El soberanismo concurre dopado. Siempre gana. 

A un mes de la cita electoral, nada se mueve y todo puede moverse. Empate inamovible. Espadas en alto. Treinta días para animar a los escépticos. Treinta días para que se desanimen los adeptos. "Los independentistas no fallan", reza la tradición. Quizás esta vez sea distinto. También en el otro lado. Nunca cientos de miles de demócratas inundaron las calles de Barcelona. Con banderas y Manolo Escobar. Nunca ha habido que responder a un golpe de Estado en las urnas. Todo será distinto.

La coalición Jamaica

Si falla la fórmula Borgen, en la que tanto empeño están poniendo tantos y tan poderosos, no se adivinan alternativas. El tripartito ERC, Comunes y PSC con Oriol Junqueras (o Marta Rovira, esa pesadilla con perfiles de Tim Burton) de presidente, encaja pero no cuela. Es la apuesta más común. Demasiado difícil para la familia del PSOE. Pese a Pedro, capaz de todo. Los demócratas nunca se impondrán en escaños. Y jamás tendrán el aval de los 'colaus' para llegar al Palau.

El bloqueo a la vuelta de Reyes. Hay quien dice que quizás nuevas elecciones. Se da por hecho que a la segunda va la vencida. Sería la doble vuelta salvadora que nunca nos concedieron nuestros políticos. Dichosa Francia. Aquí, al final de la escapada sólo está Merkel. Alemania repetirá votación en abril. La canciller no ha logrado armar su tripartito, su coalición Jamaica. Los liberales le han dado con la puerta en las narices. "Mejor no gobernar que gobernar mal", dice Linder, el líder de esta formación. 

Iceta, de darse el caso, lo intentaría. "Mejor gobernar que no hacerlo", pensaría. Aunque fuera tan sólo por un año. No será posible, se escucha ya en la cúpula de más de un partido. Entonces sí, entonces los independentistas serán derrotados. Nadie, ni los suyos, es capaz de soportar dos campañas de Puigdemont tan seguidas.

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