Sabemos que Mariano Rajoy es fan del viejo lema el que resiste gana porque nos está dando a todos los españoles una buena dosis a propósito de la marcha del ministro de Economía, Luis de Guindos... pero puede estar pasándose de frenada ya que la situación del PP es bastante mala en lo político, por no decir calamitosa.
Con un Ciudadanos empatado hasta en las encuestas de medios afines -véase este miércoles la del diario ABC referida a Andalucía-, nunca ha estado más justificado un vuelco en el Consejo de Ministros. ¡Quiá!. En su lugar, el presidente está exhibiendo pachorra para lo que ha denominado "relevo" (solo) de su gurú económico, exasperándole incluso a él, que tiene las maletas hechas para irse.
Es como si quisiera demostrar a estas alturas el inquilino de La Moncloa quien manda. No es eso lo que está en duda, presidente. Ni para Guindos ni para el resto. Sí lo está que aquel equipo que formó en diciembre de 2016 sirva para aguantarle no ya hasta "mayo de 2020", cuando quiere convocar usted las elecciones generales, sino hasta este mismo verano.
La mayoría de su gabinete son perfectos desconocidos para la opinión pública, técnicos, no políticos, dedicados a sobrevivir en el cabo de las tormentas en que se ha convertido la legislatura para el PP y a comparecer lo menos posible en la jaula de grillos de un Congreso de los Diputados en el que hasta su socio, Albert Rivera, se le ha subido a las barbas accediendo a modificar la Ley Mordaza u obligándole a comparecer para hablar de lo mal que están las pensiones.
Y aunque, finalmente, el velero Ciudadanos no le gane la carrera, puede hacer una buena vía de agua a su viejo trasatlántico popular, presidente. El síntoma que mejor define que el barco navega al pairo del oleaje para evitar más destrozos tiene como protagonista a su principal nicho de votantes: los pensionistas.
Hasta anteayer, usted y sus ministros negaban el pan y la sal de una revalorización acorde a la subida del IPC. Pero han bastado movilizaciones callejeras de jubilados con cierta envergadura durante una semana en las principales capitales, convenientemente amplificadas por los medios de comunicación "que nos tienen ganas", eso sí, para empezar a cuestionárselo todo.
El asunto es peliagudo porque antes de los pensionistas fueron los policías y guardias civiles reclamando equiparación salarial con los cuerpos de seguridad autonómicos, la semana que viene serán las mujeres -8 de marzo-, luego los jóvenes, y luego... quien sabe; que la gente, de tanto oír que España va bien empieza a preguntarse: ""¿Y que hay de lo mío?" .
En definitiva, presidente, que va a necesitar tropa de refresco en el Consejo de Ministros. Gente que para ir de mitin en mitin a arropar a sus desconocidos candidatos a alcalde, primero sean conocidos él o ella. En caso contrario, no le arriendo la ganancia... No repita, presidente, aquel demoledor "Joaquín (Almunia) eres bueno, pero la gente te tiene que conocer" de Felipe González en los mítines del PSOE en el año 2000. ¿Recuerda como acabó?
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