Opinión

Recesión a la española

Dentro de la adversidad y a la espera de que llegue a familias y empresas el golpe de las facturas de gas por el invierno, tanto en España como en Europa, toca afrontar la entrada en vigor de las restricciones monetarias en EE.UU.

  • Nadia Calviño, ministra de Asuntos Económicos / -

En la ocasión anterior exploramos la recesión a la estadounidense, una situación en la que "todos" ven la recesión pero, con los datos del primer semestre en la mano, no es así; tema muy distinto es lo que vendrá después, claro. En España, en cierta medida, podría estar ocurriendo algo similar, debido principalmente a los golpes de la inflación producida por haber hecho algo inédito: el cierre y posterior apertura de la economía; también es cierto que esto podría ir a peor si se entra en una dinámica de indexacciones de rentas y se potencia más la espiral inflacionaria desde la política.

Con eso en mente, hoy analizaremos qué ha pasado en España en el primer semestre del año, examinando los últimos datos del Producto Interior Bruto, o PIB, en términos reales (descontando la inflación), que traen novedades interesantes, para concluir nuestro análisis con la exploración de este ya iniciado segundo semestre, donde sí empieza a coincidir el sentir general con los primeros datos de actividad real.

Sigue la recuperación

Tras seis trimestres de crecimiento negativo con valores nunca vistos antes, que se dice pronto, se produjo el lógico salto con la reapertura, uno que luego se moderó y, en el segundo trimestre de este año, la tasa anual de crecimiento del PIB (línea negra, siguiente gráfica) real (descontada la inflación) alcanzó el 6,3% respecto al mismo trimestre del año anterior que fue muy bajo. Lo más destacable de este dato es que la demanda exterior neta de importaciones crece al 2,65% (línea mostaza), con un superávit y una fuerza sostenida desconocida en el pasado reciente. La parte menos buena es el comportamiento de la Demanda Agregada Interna (línea verde) que crece al 3,6%, muy por debajo del 6,3% que experimenta el PIB, así que veámosla en detalle.

Demanda Agregada Interna

La moderación en el crecimiento de la Demanda Agregada Interna (línea verde, siguiente gráfica) tiene un primer causante: el decrecimiento del Gasto Público (línea morada), lo cual es del todo normal ya que había crecido de forma exorbitada por todas las ayudas concedidas durante el cierre impuesto; un proceso de transferencia de rentas, por cierto, donde los mayores perjudicados han sido los autónomos y las pequeñas empresas, muchas arruinadas y cuyos propietarios, cerradas o no, tendrán que pagar, como contribuyentes netos que son, el enorme endeudamiento de unas ayudas en las que, mientras unos se jugaban el cuello literalmente, otros tuvieron una especie de larguísimas vacaciones pagadas y/o hacían sospechosas operaciones con los aprovisionamientos sanitarios.

No extraña pues que, con este Gobierno de propagandistas y depredadores, el Consumo Privado (línea roja , anterior gráfica) se esté enfriando aceleradamente y ya va por debajo del ritmo de la Demanda Agregada Interna. En contraste con lo anterior, está la Formación Bruta de Capital Fijo (línea gris) que va disparada como un cohete, algo en lo que tiene mucho que ver con recuperar lo no hecho durante el cierre; mientras sea eso, no vuelva otra burbuja inmobiliaria y tenga bastante que ver con el sector exterior, vamos bien.

El sector exterior

El crecimiento de la exportaciones (línea verde, siguiente gráfica) está siendo espectacular, con tasas anuales de crecimiento sostenidas por encima del 15%, un sector por el que hemos apostado aquí desde hace más de una década (algo por lo que también me han insultado, cosas de Hispania) y que ahora nos saca las castañas del fuego. Es cierto que el futuro exportador no será color de rosa (no lo será para nadie que no parasite), sobre todo porque la UE, y en especial Alemania,  tienen que adaptarse a la nueva Pax Americana, una realidad que supera con mucho al Establishment español y a un Gobierno que defiende intereses distintos de los españoles pero, precisamente por eso, había que expandirse fuera y, de hecho, es preocupante, aunque lógica, la enorme cantidad de talentos y capital que quiere irse de España por lo que están haciendo ambos: Establishment y clase política.

Otro aspecto de sumo interés es la caída en la tasa de crecimiento de las importaciones, que es otro síntoma del enfriamiento del consumo; pensemos, además, que la exportaciones requieren a su vez de importaciones. Luego está el encarecimiento energético de origen externo, que se suma al interno por saqueo fiscal; el Gobierno mete miedo con los precios del gas y petróleo cuando cada caso es distinto pero en ambos el problema realmente grave es de estabilidad en el suministro, algo que dañaron seriamente con el mangoneo del Sahara y por el que nuestro proveedor argelino, al que estudiamos aquí, nos dio la espalada. Finalmente, el problema energético y su impacto en el crecimiento es relativo y manejable si se atiende al interés general y, por ejemplo, casi la mitad del petróleo que se importa es para exportar (derivados, etc.), como vimos también

Producción pre-pandemia

El turismo es un sector más que, con la reapertura, ayuda a la recuperación de la producción. El INE lo estima en cerca del 12% del PIB, siendo el exterior menos de la mitad, en un país donde las exportaciones de bienes y servicios equivalen a casi el 36% del PIB, de modo que nuestra estructura económica tiene poco que ver con lo que venden los ignorantes del Gobierno cuyo presidente, supuesto doctor en economía, ni siquiera sabía cuál es nuestro PIB al valorar las dimensiones del plan de estímulo de la UE; no extraña pues que seamos de los últimos en recuperar la producción previa a la pandemia (siguiente gráfica), flagelo que potenciaron con el 8M. No saben de lo que hablan ni de las implicaciones de la agenda que aplican, que igual no saben ni lo que es un kilovatio, y así con todo lo relativo a un sistema extremadamente complejo que manosean como si fuera un videojuego

Si comparamos un índice de nuestra producción con la de EE.UU. (anterior gráfica), vemos que seguíamos una evolución similar hasta la burbuja inmobiliaria promovida por la casta; tras ella nos alejamos unos 10 puntos porcentuales y ahora, mientras ellos recuperaron hace casi un año la tendencia de largo plazo (flecha verde), nosotros estamos ocho puntos por debajo de la misma y a casi dos puntos porcentuales del máximo pre pandemia, algo que también amplifica el dato de crecimiento.

Dos semestres clave

Lamentablemente, aunque el segundo semestre es el mejor del año, los primeros datos de éste en 2022 no son buenos, tal es el caso de los despidos en julio en restaurantes, el peor mes de julio en despidos en todos los sectores desde que hay registros, con los parados de larga duración haciendo record, con un gobierno desquiciado que insiste en su modelo energético fallido (¿qué hay detrás?) y una política fiscal inflacionaria que está dañando aún más la competitividad de las empresas, que es enemigo de nuestra principal industria, el sector del automóvil (¿más intereses inexplicables?), que ha disparado el gasto salarial público mientras las familias recortan de sus vacaciones y con un presidente del Gobierno central cuyo ejército de asesores gana de media el doble que un investigador del CESIC, eso sin entrar en el crecimiento de la delincuencia criminal por la mala inmigración que potenció Sánchez desde el primer día. 

Dentro de esa adversidad y a la espera de que llegue a familias y empresas el golpe de las facturas de gas (cuyo suministro dañó Sánchez para nada) por el invierno, tanto en España como en Europa, tocará afrontar además la entrada en vigor de las restricciones monetarias en EE.UU. (en Europa son inútiles, no como Brasil que son los mejores), el principal cliente de Europa, cuya economía ya da señales de enfriamiento, que además tendrá elecciones al Congreso y Senado y, cuyo cambio de mayoría, podría producir que por fin se frenen las alocadas políticas de gasto de Biden. 

Así de complicada es la antesala del primer semestre de 2023, que es el peor del año, y cuyo primer trimestre podría ser terrible. Prepárense para ello. Esperemos que, aunque mal y tarde, al menos consigamos doblegar la inflación, que es, después de la partitocracia, el principal flagelo de familias y empresas. 

© Luis Riestra Delgado, 14/8/2022

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