Zuckerberg ha anunciado que va a prescindir de los verificadores en Facebook y en Instagram: “Vamos a restaurar la libertad de expresión en nuestras plataformas, más específicamente, vamos a prescindir de los verificadores y los vamos a sustituir por notas de la comunidad como hace X”. En un comunicado que emitió en vídeo, terminó diciendo: “La conclusión es que, después de años de centrar nuestro trabajo de moderación de contenido en eliminarlo, es hora de centrarnos en reducir los errores, simplificar nuestros sistemas y volver a nuestras raíces para dar voz a las personas”. Es que dice el buen hombre que hay demasiada censura. Parece que ha entendido que tanto empeño en eliminar el contenido que no estaba a favor del discurso único progre ya no sale a cuenta y que la red de Elon Musk le está comiendo la tostada a Instagram, mientras se marca un zapateao sobre la tumba de Facebook. Ni siquiera sometiéndonos a la más férrea censura, eliminando discursos o incluso cuentas de las redes sociales han conseguido que la gente agache la cabeza, sino más bien todo lo contrario: que empecemos todos a protestar más alto cada vez, a hacer más ruido para plantar cara y a utilizar sus propias herramientas para cancelarlos a ellos.
La dueña de Newtral, empresa que define lo que hace diciendo que trabaja en la verificación del discurso público y de contenidos, curiosamente no superaría la verificación de cuentas honestas en redes sociales
¿Hay alguien, con un mínimo de criterio, al que le pareciera normal y necesario que se crearan agencias de verificación de noticias, subvencionadas por el Gobierno? Sin contar, por supuesto, a los que se llenaban los bolsillos con ello, dando por buenas las noticias que dicta el Estado y por bulos lo que no resulta conveniente. De momento, la medida se va a implantar en Estados Unidos, con la previsión de que se extienda después al resto. Desde aquí mando mi pésame a Ana Pastor, que tendrá que inventarse un nuevo chiringuito con el que cobrar un dineral por nada o, más bien, por manipular la realidad. La dueña de Newtral, empresa que define lo que hace diciendo que trabaja en la verificación del discurso público y de contenidos, curiosamente no superaría la verificación de cuentas honestas en redes sociales. Con casi dos millones de seguidores en Twitter, la media de me gustas en sus publicaciones no llega ni a la docena. Eso es lo que pasa cuando te dedicas a comprar seguidores en un mercadillo chino. Puede que eso de comprar seguidores esté a la orden del día en las redes sociales, pero no me negarán ustedes que el título de reina del cinismo hay que otorgarlo a quien crea una empresa para verificar datos y desmentir bulos, a la vez que compra seguidores para montar la ilusión de cierta relevancia y no reconocer que lo que cuenta no le interesa ni a su prima.
He bloqueado la cuenta de Musk
Con la eliminación de la censura en Twitter cuando la adquirió Elon Musk, las redes se llenaron de lágrimas progres anunciando que abandonarían la red. Yo sigo esperando que cumplan todos su palabra y dejen de darnos la murga, pero no hay forma. A lo máximo que llegan es a hacer publicaciones con las que intentan parecer auténticos revolucionarios, pero con las que consiguen quedar como lo que son: idiotas escocidos con ganas de llamar la atención. Ahí tenemos el caso, por ejemplo, de Juan Antonio Delgado Ramos, diputado de Podemos en el Parlamento de Andalucía y, según dice, Guardia Civil. No dudo yo que este señor aprobara la oposición en algún momento de su vida… Pero, para quien lo quiera entender: eso no te hace Guardia Civil. Pues a este gran revolucionario, castigador de fascistas y luchador por una sociedad más justa, no se le ocurre otra cosa que exhibir un pantallazo donde muestra la cuenta de Elon Musk bloqueada, acompañándolo de este texto: “He bloqueado al dueño de esta red social. Por sus mentiras, sus manipulaciones y sus bulos”.
No va a ser rápido, porque muchos se aferrarán a esta corriente ideológica que les ha facilitado una forma muy cómoda y rentable de vivir, como el que se agarra a un clavo ardiendo para no caer al vacío
No se rían, por favor. Seguro que el señor Musk está llorando en una esquina de su salón, mientras hace despegar cohetes hacia Marte, fabrica Teslas o se encarga de su reciente nombramiento por el presidente Donald Trump, para gestionar la eficiencia del gobierno de Estados Unidos, porque Juan Antonio le ha bloqueado, pero aún así usa su red social y le paga todos los meses una cuota por tener el verificado en la red de Elon. Juan Antonio, si te apetece bloquearme, te puedo pasar mi PayPal. También acepto Bizum. Esta gente tiene los días contados y lo sabe. El pensamiento woke es algo tan disparatado y que se nos ha tratado de imponer de una manera tan grotesca, que ha resultado imposible de tragar, excepto por una minoría extravagante y manipulable, a la que se le puso un altavoz y se le intentó eliminar cualquier barrera en el camino. Pero no ha funcionado.
Ahora vemos cómo van reculando. Uno a uno y en los próximos tiempos, iremos viendo cómo van recogiendo cable, cómo van eliminando y rectificando sus medidas y leyes disparatadas, que lo único que han conseguido es la desigualdad y el odio entre unos y otros. No va a ser rápido, porque muchos se aferrarán a esta corriente ideológica que les ha facilitado una forma muy cómoda y rentable de vivir, como el que se agarra a un clavo ardiendo para no caer al vacío. Pero tarde o temprano, acabarán cayendo todos. Y desde aquí les pido a todos ustedes que, aunque ellos caigan, no les dejen caer en el olvido: no olviden el daño que nos han hecho a todos.
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