Opinión

Subirá la luz: la reforma energética de Nadal está muerta

Si hay un ministro con una gran obsesión ése es Álvaro Nadal. Energía barata. Bajos precios como atractivo sublime para atraer inversión e industria extranjera como motor del cambio de

Si hay un ministro con una gran obsesión ése es Álvaro Nadal. Energía barata. Bajos precios como atractivo sublime para atraer inversión e industria extranjera como motor del cambio de modelo productivo, su gran proyecto económico. Una gran reforma energética. Su obra política. Y en ese fin justifica todos los medios. El pulso iniciado hace meses entre el ministro de Energía y el sector va sucediendo capítulos sin que ninguna de las dos partes oculte la ausencia de empatía. Contábamos aquí hace casi un año, abril en concreto, que Garoña era el epicentro de la lucha de poderes del mapa energético español. La vieja central nuclear  se convirtió en el primer gran órdago del ministro Nadal hacia Iberdrola. Un pulso directo con Ignacio Sánchez Galán. La ausencia de ‘feeling’ es bidireccional. Y Garoña se articula como piedra rosetta en la estrategia energética del ministro. Detrás de las luchas palaciegas sobre su reapertura se esconde la recomposición del mix energético: aumento del peso de la nuclear, con apoyo del carbón, y un abaratamiento de las energías renovables. La estrategia choca de bruces con los intereses de Iberdrola, virada a las energías limpias, y de su núcleo de accionistas extranjeros, menos sensibles al intercambio de favores políticos. El debate no era entonces entre Garoña sí o Garoña no. Hay muchas más aristas.

Nadal, liberal de discurso, pero proteccionista en los hechos, constituyó un grupo de expertos -14 en concreto- con un firme objetivo: elaborar un informe sobre los distintos escenarios de transformación energética y las alternativas que ofrecen las distintas fuentes de energía para cumplir con el objetivo de la cumbre de París de emisiones cero de carbono en 2050. Pero detrás del informe, Nadal escondía un mandato: una recomendación de los expertos que restara cualquier tipo de vestigio de intervencionismo político, que resaltara cuál de todas las propuestas posibles que recogía el informe debía guiar las decisiones políticas. De todos esos caminos, Nadal esperaba de los expertos que tomasen su propuesta. La que más abarataba el recibo. La de los precios más bajos. El mix de energía nuclear, con apoyo del carbón. Nadal no esperaba verso suelto alguno del informe. Su Ministerio, él mismo, nombró a cinco de los expertos, que si se suma al del PP, serían seis de los 14 que constituyen esta comisión de transición energética. Un grupo de trabajo con cierto sesgo eléctrico. Cero expertos del gas ni del petróleo. Con Ignacio Granjel, exjefe de gabinete de la secretaría de Energía en la época de su hermano Alberto, como gran lobista del interés del ministro sobre los renglones del informe.

 Pero esa unanimidad, el consenso, que tanto pretendía Nadal con ese informe ha terminado por volatilizarse. No sólo no aparecerá una recomendación de los expertos sino que tanto el PSOE como Podemos presentarán votos particulares a ese informe. Incluso, los socialistas se plantean presentar un proyecto propio de transición energética. “Es una lástima porque la comisión surgió con unas grandes expectativas”, sostienen diferentes fuentes que conocen sus trabajos. El grupo de trabajo ha mantenido reuniones semanales con todos los representantes del mundo energético. Ha recibido sus informes, sus recomendaciones, sus diferentes puntos de vista… “Uno de los secretos del buen funcionamiento inicial de la comisión fue el nombramiento de Jorge (Sanz) como presidente”, explica alguna de estas fuentes. Sanz concitó el acuerdo de PP y PSOE porque había trabajado con todos ellos. Los trabajos tuvieron que prorrogarse más allá de los seis meses previstos para la elaboración del informe. Hace tres semanas, se dieron un ultimátum para la presentación. Este lunes 19 de marzo. “Lo que podría haber sido una oportunidad histórica para lograr un gran acuerdo energético ha quedado reducido a un documento de mínimos con votos particulares. Una pena”, se lamentan diferentes fuentes.

La comisión comenzó a interiorizar, hace meses, el enfrentamiento entre Nadal y las eléctricas. Granjel, firme defensor de la energía nuclear para abaratar la factura de la energía, ejerció de Nadal. Por su parte, Cristóbal José Gallego, investigador en energía eólica, miembro del Observatorio de la Energía, el experto elegido por Podemos, lideró el papel de la oposición a los intereses del ministro. Gallego encontró un aliado en Luis María Atienza. El expresidente de Red Eléctrica, un liberal convencido pese a su pasado socialista, se posicionó contra el dirigismo pretendido por Granjel en la comisión. “Se llegó a una situación en la que es imposible arrancar cualquier tipo de acuerdo en la comisión. Ni la labor de Jorge (Sanz), que ha acabado desmotivado, ha podido salvar los trabajos”, se lamentan las mismas fuentes.

Energía tendrá que tramitar ahora un anteproyecto de ley sin futuro alguno ante la falta de apoyos parlamentarios.

En la práctica, esa ruptura supone la herida de muerte a la gran reforma energética que defiende Nadal por tierra, mar y aire. Energía tendrá que tramitar ahora un anteproyecto de ley sin futuro alguno ante la falta de apoyos parlamentarios. Internamente, esta Ley de cambio climático también supone un nuevo roce con Agricultura. Ya hubo algún cruce entre Nadal y Tejerina cuando el ministro de Energía pretendió que su proyecto de vetar a las eléctricas el cierre de las centrales nucleares apareciese escondido en el proyecto de ley de medidas contra la sequía. Tejerina se negó en rotundo ante el temor que saltase por los aires el consenso alrededor de un polémico asunto que llevaba meses negociando. Ahora, en Agricultura existen dudas más que razonables sobre quién debe tener la competencia sobre una ley que impacta tan de lleno sobre el cambio climático. Incluso algún miembro del Gobierno alude que “Agricultura se siente menospreciada” por este movimiento de Nadal.

La falta de consenso en el Parlamento pondrá al ministro en ese brete de ser consecuente con el ideario que ha venido defendiendo durante todo este tiempo. Con aquello de que todas las leyes de energía han sido parches, que la regulación energética es un traje lleno de parches y que él era el sastre elegido para presentar un traje nuevo. Si no sale adelante su ley, la única manera de imponer su modelo de mix energético sería bajo el parche de otro real decreto. Una solución de urgencia para calmar el ego pero que no cumple con ese objetivo de transformar el modelo. Ahí tendrá que decidir Nadal. Entre ganar una batalla o perder la guerra. Eso sí, siempre podrá culpar al resto de grupos parlamentarios de ser ellos los responsables de la futura subida de la luz. Porque la energía nuclear, guste o no, es la energía que más impacta positivamente en el recibo de la luz.

Pero Galán no quiere Garoña. Y no lo esconde. Como tampoco quiere las centrales de carbón de Lada y Velilla, instalaciones ruinosas en la composición del ebitda de Iberdrola. En las cuentas del ministro, el cierre de Lada y Velilla, o lo que es lo mismo la no concurrencia de ambas centrales en el mercado eléctrico, encarecería el precio de la luz a cada familia española alrededor de 2,5 euros al año. Esto son 38 céntimos de euro por megavatio hora de media más en los tres últimos años. El recibo, la factura, es la gran obsesión de Nadal.

Lo cierto es que ese combate de boxeo continuo entre el ministro Nadal y cada representante del sector eléctrico es el santo y seña de la imposibilidad de generar una reforma energética capaz de abaratar los costes de producción de nuestras empresas, cuestión básica para consolidar el crecimiento económico y aligerar el bolsillo de unos consumidores que soportan un recibo de la luz que apenas refleja el verdadero coste de la energía y su transporte, una reforma, también, capaz de acabar con el carbón, es decir, dejar de producir energía con tecnologías que emiten CO2. En realidad, esa reforma ni está ni se le espera. A cambio, las balas siguen silbando salvajes en derredor del “regalito” de los miles de millones que nos van a costar los arbitrajes pendientes por las renovables. ¿Cómo saldremos de esta nueva aventura en este ambiente bélico? Cosas del ministro Nadal.

@miguelalbacar

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