Uno de los principales pilares que sostienen el manicomio político español, es la fantasía de las ciudadanías. Es falso que existan otras ciudadanías además de la española, pero todo hace (los políticos, los medios de información, los libros de texto, el lenguaje gubernamental, ¡y hasta la Corona!) como si la española no fuese la única ciudadanía real. De esta manera fortalecen y legitiman la nefasta pulsión tribal y la sacralización del folklorismo, que es uno de los grandes enemigos de la nación española, la única que existe. España no vive bajo un régimen democrático, vive bajo un régimen de fantasías tribales.
Esas fantasías tribales, financiadas y sin cesar fortalecidas por los nacionalismos regionales, tienen consecuencias nefastas: la guerra contra gran idioma español, el cupo vasco, las embajadas catalanas, el adoctrinamiento de los niños españoles (todos los niños) nacidos en estas regiones más primitivas (lo tribal es primitivo, a ver si acabamos reconociéndolo), la imposición a los niños españoles de lenguas menores e inútiles (¿alguien podría explicarme para qué, salvo para alimentar el racismo nacionalista vasco, sirve el euskera?) y el adoctrinamiento cuyo objetivo es que “se sientan” catalanes o vascos o gallegos o valencianos (sea eso lo que sea), antes que lo único que son verdadera y legalmente: españoles.
La única cultura
A ver, seamos francos, y aún más importante, atrevámonos a hablar sin miedo. ¿Qué es un niño catalán, vasco, gallego, andaluz, navarro sino un niño español altamente adoctrinado y folklorizado por los nacionalistas antiespañoles regionales? En España sólo hay un ciudadano, el ciudadano español. Hablar una lengua distinta no hace a ningún español “ciudadano” de una región. Lo único que lo hace, es miembro de una tribu más pequeña. ¿Puede considerarse al español miembro de una tribu española? Puede. La diferencia es que el ciudadano español está respaldado por un país y por una gran cultura, cosa que no ocurre con ninguna tribu regional española. El único país que hay en España es España, la única gran cultura que hay en España es la española. Tan gran cultura es, que acoge y abarca las culturas menores, o regionales generosamente.
He dicho antes “sea eso lo que sea” refiriéndome al “sentirse” catalán, vasco, gallego, valenciano, etcétera, porque a decir verdad, nadie sabe lo que es un catalán, un vasco, un gallego, etcétera. Y no me salgan con que lo son porque nacieron en una de esas regiones. Nacer en un lugar no hace que pertenezcas a ese lugar ni que adquieras, por el hecho de nacer allí, una “identidad” diferente a la de tu país. No es verdad que nacer en un sitio te haga “ser” (sea eso lo que sea) de ese sitio. Yo mismo, por poner un ejemplo cercano, no “soy” cubano ni “soy” de esa isla pavorosa que detesto.
Nacionalistas y falsarios
Soy un hombre libre en el paisaje del mundo y “soy” (sea eso lo que sea) del sitio donde vivo. Ahora soy un español que vive en Cataluña. La vida no es más que una sucesión de escenarios. Lo único que soy, innegablemente, es un ser humano. Todos los seres humanos son mis compatriotas. Todo lo demás es cháchara interesada de nacionalistas, falsarios y patrioteros.
La mayoría de mis amigos, son catalanes. A veces, durante una cena u ocasión semejante, les he preguntado qué es un catalán. Ninguno de ellos ha sabido decírmelo. ¿Qué es un catalán? Pregunto. Y me llama la atención que “catalanes” inteligentes y cultos como mis amigos, no sepan responderme. ¿Qué es un catalán, un vasco, un gallego, un andaluz, un valenciano, un navarro, un asturiano? Pregunto. Qué son además de españoles y seres humanos. Ya se lo digo yo: nada más. Nunca entenderé esas ansias de ser principalmente entidades folklóricas, antes que ciudadanos españoles o, aún mejor, seres humanos únicos hermanados por la especie.
Las pequeñas jergas regionales españolas no son una riqueza, son una tara que dificulta, económica y culturalmente, el progreso de los españoles
El gran problema de la fantasía tribal española es que es divisiva y muy cara. ¿Imaginan ustedes la maravilla que sería España si no existieran el catalán o el vasco o ninguna de las otras pequeñas jergas regionales que sirven de ariete antiespañol a los nacionalistas regionales? Los miles de millones de euros despilfarrados en inculcar a los niños españoles (todos los niños nacidos en esas regiones) todo ese folklorismo ideologizado, cuánto bienestar y progreso habrían traído a los habitantes de esas regiones. Y todo ese despilfarro teniendo un gran idioma como el español disponible. ¡Un gran idioma común!
No hay que cansarse y no hay que tener miedo a decirlo: las pequeñas jergas regionales españolas no son una riqueza, son una tara que dificulta, económica y culturalmente, el progreso de los españoles. Hay que diferenciar cultura de folklor. Las categorías son importantes, no es lo mismo un país, que una región. El folklor pude ser muy divertido pero es una actividad de rango menor: comarcal. Y, también hay que decirlo, una actividad infectada de tribalismo. Algo muy peligroso. Tan peligroso que ha conseguido pervertir la democracia española hasta convertirla en un régimen tribal.
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