Opinión

Reivindicación de la Navidad frente a la embestida de los bárbaros

Un Auditorio Nacional de Madrid lleno al completo, disfrutó los pasados días 15, 16 y 17 de diciembre el Concierto de Navidad, tan bien programado como brillantemente dirigido e interpretado por la orquesta y coros nacion

Un Auditorio Nacional de Madrid lleno al completo, disfrutó los pasados días 15, 16 y 17 de diciembre el Concierto de Navidad, tan bien programado como brillantemente dirigido e interpretado por la orquesta y coros nacionales de España con propinas de villancicos tradicionales españoles. Todo un gran éxito que pone de relieve la vigencia de una hermosa tradición, que Chesterton definía, con toda lógica, como “la democracia extendida en el tiempo”.

Mientras tanto, el rector de la Universidad Complutense de Madrid, Joaquín Goyache, divulga una felicitación woke: El fin del otoño abre paso del nuevo año con deseos de paz, renovación y prosperidad, siguiendo la doctrina marxista-leninista que además de decretar el ateísmo como religión alternativa a las que libremente se han dado los hombres a través de la historia, encuentra en la celebración de la Navidad un motivo de desprecio histórico, no ya a una vastamente democrática religión sino a la más maravillosa cultura y civilización engendradas y desarrolladas a lo largo de la historia.

Evitando el uso semántico de la palabra Navidad y vetando los belenes, dos tradiciones extremadamente arraigadas a lo largo de la era cristiana, el progresismo woke se enfrenta a la realidad histórica incuestionable que lo ridiculiza. La cultura cristiano-occidental, según innumerables, crecientes y empíricamente contrastados ensayos históricos está detrás de los mejores logros de la humanidad. Solo cuando otras culturas adoptaron nuestros patrones de comportamiento -Japón, Corea del Sur, etc- pudieron progresar como los occidentales.

Comencemos por la transformación de la original sociedad tribal en una sociedad extensa de alcance mundial. Un reciente libro, ya reconocido mundialmente como un clásico de la sociología, irónicamente titulado en español Las personas más raras del mundo (2020) de Joseph Enrich, describe -a partir de una enormidad de datos- con toda precisión histórica el papel crucial del cristianismo -tanto en su versión católica como protestante– en la forja de nuestro éxito social.

Señala el autor que "un conjunto de prohibiciones y prescripciones de carácter religioso, reorganizaron el parentesco europeo hasta empujar a las sociedades de la cristiandad hacia una trayectoria histórica inédita. La Iglesia de Occidente se impuso a sus competidores de forma incontestable. ¿Por qué? El factor más importante fue un paquete extremo de prohibiciones, prescripciones y preferencias en torno al matrimonio y la familia”.

  • Prohibición del matrimonio con familiares consanguíneos y afines y el poligínico.
  • Matrimonios monógamos, con libre consentimiento público ante testigos.
  • Promovió el hogar independiente para recién casados.
  • Nucleares en torno a parejas casadas y los hijos.
  • Se favoreció la titularidad individual de la propiedad.
  • Ni siquiera los reyes fueron inmunes a estas prohibiciones; iguales para todos.

“Las medidas de la Iglesia liberaron, gradualmente a los individuos de sus responsabilidades, obligaciones y beneficios del clan, dando lugar a más oportunidades. En Japón y China, el matrimonio moderno occidental comenzó a adoptarse hacia 1880 y 1950 respectivamente; en Turquía en 1920 y en la India no se generalizó hasta 2015.”

“El matrimonio monógamo cambió la psicología de los hombres, reduciendo la criminalidad, la violencia y la mentalidad suma cero. La nueva psicología occidental se estableció sobre la base de: un pensamiento analítico -no holístico-, individuos con derechos, el cultivo de la propia singularidad y la prosocialidad impersonal.”.

El cristianismo cuya fundación, a pesar de sus detractores, se celebra en Navidad, dio otros pasos decisivos para el progreso humano: “Su Iglesia se granjeó la lealtad de la gente, por encima de sus rivales, y se procuró ingresos voluntarios que contribuyeron a la obra misionera, la construcción de catedrales y la ayuda a los pobres”. La alfabetización y la escolarización -obra casi exclusiva del cristianismo, católico y aún más del protestante, durante siglos- ofreció una mayor holgura para que los individuos eligieran el papel que ocuparían en la sociedad. Una innovación capital fue la aparición de la minúscula carolingia y los espacios entre palabras que comenzó a permitir que la escritura y la lectura fuesen más asequibles. La minúscula carolingia desarrollada por los monjes católicos fue crucial para la alfabetización de Occidente.

La copia de manuscritos sagrados y profanos fue otra tarea esencial de los monasterios: Cicerón, Horacio, Juvenal, Séneca, Terencio, …fueron accesibles a los estudiantes de la época gracias a los monjes. La antigüedad clásica fue así rescatada y muy en especial la Biblia; sin la enorme cantidad de copias que hicieron no habría sobrevivido a los bárbaros.

Los cambios sociales, inducidos por la Iglesia en la Edad Media, dieron lugar a los derechos individuales, la responsabilidad personal, los principios abstractos, las leyes universales o la centralidad de los estados mentales

La emergencia del derecho canónico y la ciencia sentaron las bases del progreso cultural acumulativo que propició el crecimiento económico basado en las innovaciones tecnológicas que nos han traído hasta aquí.

Los cambios sociales, inducidos por la Iglesia en la Edad Media, dieron lugar a los derechos individuales, la responsabilidad personal, los principios abstractos, las leyes universales o la centralidad de los estados mentales. Los ideales de la civilización occidental: derechos humanos, democracia representativa, la ciencia, el arte, la música,… son incuestionablemente cristianos.

El sistema universitario es, para Thomas Woods, en su ensayo How the Catolic Church built Western Civilization (2014), la más grande contribución al mundo de la edad media occidental; algo que no existió ni en Grecia ni en Roma. El papado jugó un papel central en la fundación de universidades: se crearon 81 hasta antes de la Reforma, 33 papales, 15 reales, 20 de ambas instituciones y el resto sin afiliación. Añade Woods, que “el nacimiento de la ciencia ocurrió en el ambiente católico. Ninguna otra cultura no católica poseyó las herramientas filosóficas necesarias para crear la ciencia. En las culturas árabe, babilónica, china, egipcia, griega, hindú y maya la ciencia fue abortada; crearon apreciables avances tecnológicos pero no constituían una ciencia”.

“Los principios teológicos cristianos en defensa del arte que representa a Cristo, los santos y escenas religiosas han definido la vida artística de Occidente. Las catedrales medievales europeas son la más grande expresión de la humanidad desde la perspectiva del arte y la tradición gótica el testamento de la supernatural fe de una civilización, de acuerdo con los supremos principios de la proporción y la belleza”.

El libro De música de San Agustín se convirtió en el más influyente tratado de estética de la Edad Media considerando la arquitectura y la música como las más nobles de las artes. La polifonía, la música sacra, los oratorios, sentaron las bases de la simpar música clásica occidental. Los derechos humanos vieron la luz en la católica España de principios del siglo XVI, como puso de manifiesto la famosa Controversia de Valladolid, brillantemente glosada por el historiador Jean Dumont en su El amanecer de los derechos del hombre (1995). Entre los más ilustrados pensadores de aquel tiempo destaca el padre Francisco de Vitoria, quien defendió la doctrina por la que todos los hombres son igualmente libres; y sobre la base de la libertad natural proclamó el derecho a la vida, la cultura y la propiedad. Los comienzos de la ley internacional surgieron en el curso de las reflexiones filosóficas de los teólogos escolásticos españoles del siglo XVII.

“Los escoláticos españoles del siglo XVI fueron unos notables anticipadores de la economía moderna” y además, “elaboraron las primeras teorías modernas de la sociedad, luego sepultadas por la marea racionalista del siglo siguiente”

En el siglo IV, la Iglesia comenzó a patrocinar el establecimiento de hospitales a gran escala. A la caída del Imperio romano, los monasterios se convirtieron en proveedores de cuidados médicos organizados no disponibles en ningún otro lugar de Europa por siglos. Las órdenes militares, durante las Cruzadas, administraron hospitales en toda Europa. El despliegue de hospitales en la América hispana no tiene parangón histórico.

Aunque la visión convencional de la historia de la economía comienza por Adam Smith, ello no responde a la realidad: fueron los escolásticos tardíos del siglo XVII los verdaderos creadores de la teoría económica. Joseph A. Schumpeter calificó de fundadores de la economía científica a los teólogos escolásticos miembros de la Escuela de Salamanca, entre los que cabe destacar a Luis de Molina, Juan de Lugo, Juan de Mariana y Tomás de Mercado, entre otros. Para Friedrich. A. Hayek, “los escolásticos españoles del siglo XVI fueron unos notables anticipadores de la economía moderna” y además, “elaboraron las primeras teorías modernas de la sociedad, luego sepultadas por la marea racionalista del siglo siguiente”.

Después de todo lo dicho, no siendo obligado que los progresistas deban conocer seriamente la historia ni celebrar la Navidad mientras no sean capaces de desmentir los logros parcialmente esbozados aquí, deberían al menos guardar respeto por la cultura y la civilización cristiana que amén de servir de base a todo lo mejor que ha sucedido en el mundo hasta ahora, sigue conmemorándose por estas fechas en el mundo libre.

Puesto que el rector de la Complutense, ignora insólitamente todo lo dicho, podría aprovechar sus vacaciones -sí, de Navidad– para aprender de estas cosas.

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