La evidencia que tras las sentencias del Tribunal Supremo sobre los políticos presos procesados por un presunto delito de rebelión , entre otros, se abre una nueva fase política en Cataluña ha creado fracturas tanto en el movimiento independentista como en el denominado constitucionalismo, a la hora de definir estrategias de futuro.
En este articulo me voy a referir exclusivamente a los no independentistas que es un conglomerado que desborda lo que comúnmente se denomina constitucionalismo y que abarca desde nacionalistas españoles, catalanistas, partidarios de un referéndum no unilateral para votar no a la independencia, globalistas no identificados con banderas, de extrema derecha hasta extrema izquierda, conservadores , progresistas o liberales, católicos o laicos. La manifestación del 8 de octubre los unió en un acto defensivo ante una situación de máxima emergencia, pero, pasado el momento de excepcionalidad, vuelve a dividirse, lo que es absolutamente lógico dada la diversidad de sus componentes.
¿Cabe un mínimo común denominador entre fuerzas tan diferentes?. En el pasado no ha sido posible por diversas razones pero sobre todo por el interés de PP y PSOE de disponer de ,los nacionalistas como aliados en el Parlamento español. Ha primado la confrontación derecha-izquierda para gobernar España que unos acuerdos mínimos para frenar, ahora ya es necesario revertir, el Plan 2000 de Jordi Pujol auténtica hoja de ruta que une a los independentistas más allá de sus diferencias y que , gobierne quien gobierne en Cataluña, nunca se ha puesto en cuestión, ni tan siquiera cuando el PSC detento la Presidencia de la Generalidad.
El objetivo común no puede ser otro que devolver a Cataluña las reglas básicas de un Estado de Derecho, de una democracia homologable que respete la pluralidad y los derechos de sus ciudadanos. Para ello es imprescindible tanto una actuación desde los gobiernos españoles de turno, prácticamente inexistente en los últimos cuarenta años, como desde el Gobierno de la Generalidad.
Acabar con el dopaje, al menos en las escandalosas cifras actuales, de los medios privados de comunicación con dinero público
Desde el Estado sólo el poder judicial ha mantenido el tipo, aunque , en la práctica, de poco ha servido para conseguir una neutralidad básica de las Instituciones, la enseñanza de la lengua española, junto con la catalana ,en el modelo concreto que cada fuerza quiera defender , una escuela que no destile hispanofobia, unos libros de texto que no promueven el odio a España, que no ignoren, desprecien o distorsionen la historia común , la literatura e incluso la geografía.
Unos medios públicos que dejen de estar al servicio del secesionismo en toda su programación, desde los deportes a los espacios de humor, pasando por los infantiles o los documentales. Acabar con el dopaje, al menos en las escandalosas cifras actuales, de los medios privados de comunicación con dinero público, subvenciones, compra de ejemplares, publicidad institucional, que los hace rehenes del Govern además de atentar gravemente contra la libre competencia.
Lo demás, por ejemplo la propuesta de un estado federal, el indulto, la financiación, gobiernos municipales, y aún pactos para gobernar la generalidad, dan igual, si se aborda el problema de fondo. Que no vuelva a ocurrir como cuando el PSC gobernó en la Generalidad que cedió a ERC el control de las cuestiones nucleares que Jordi Pujol planteo en su Programa 2000. Como han hecho los nacionalistas, aceptar todos el programa 2000, los no independentistas deberían hacer lo mismo para revertir la situación y construir una sociedad libre en la que todas las opciones tengan igualdad de oportunidades.
No debería ser difícil, si no entre todos los no independentistas, al menos entre los partidos constitucionalistas. Permitir que persista sin oposición un proyecto de ingeniería social cuyo fin es la secesión de Cataluña sin combatirlo no debería ser una opción aceptable. El informe de España Global es un pequeño paso en la buena línea, pero todo el trabajo esta por hacer.
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