El Rey Felipe VI no ha tenido ni un solo discurso tranquilo en lo que lleva de reinado. Comenzó teniendo que salir al paso de los escándalos de corrupción en su familia -el caso Nóos- y los que afectaban a su padre, el rey Emérito. Siguió con los sucesos de la sedición en Cataluña -hoy convertidos en tumultos agravados por obra y gracia de la reforma de Pedro Sánchez-; intentó luego consolar a un país que aguantaba la respiración en plena pandemia mundial y que entraba en una crisis económica sin precedentes y, ahora, afronta una crisis institucional con el Ejecutivo atacando al Judicial, el Judicial enrocado en la no renovación y el Constitucional frenando el asalto del Legislativo al Código Penal…
Dicen los expertos constitucionalistas que el Rey reina pero no gobierna, y que su discurso, esta Nochebuena de 2022, debía caminar en la cuerda floja de la equidistancia. Insinuar sin decir. Llamar al consenso sin molestar…
Por si acaso, el presidente del Gobierno ya se había encargado -en la copa de Moncloa con los periodistas 48 horas antes del discurso-, de ‘marcar territorio’ al Rey, con quien -por otra parte- guarda una relación ‘institucional’. Sin más. Sánchez mandó el mensaje de que la crisis del Constitucional “es cosa de los partidos”. Vamos, que Felipe VI se mantuviera al margen.
El presidente del Gobierno ya se había encargado -en la copa de Moncloa con los periodistas 48 horas antes del discurso-, de ‘marcar territorio’ al Rey, con quien -por otra parte- guarda una relación ‘institucional’
Un mensaje, por cierto, que llegaba pocos días después de que el presidente del Gobierno volviera a dejar constancia de lo mucho que le desagrada tener que andar varios metros detrás del Rey. O tener que llegar después de Su Majestad al desfile de la Fiesta Nacional. Su Sanchidad versus Su Majestad. Así que, el discurso iba a verse escudriñado de arriba abajo. Y con conocimiento previo, claro, de Moncloa.
Con estos mimbres, las palabras de Felipe VI en esta tormenta institucional han venido a reivindicar lo que los socios del PSOE –y también el actual partido que fundara Pablo Iglesias, el de verdad, no el de la marca blanca actual- más han puesto en cuestión: la Constitución y el régimen del 78.
Don Felipe ha recordado que los principales peligros que corre nuestro país son tres: “La división, el deterioro de la convivencia y la erosión de las instituciones”. Probablemente, los ‘hunos y los otros’ dirán que el mensaje va claramente dirigido a su contrario, pero lo cierto es que Don Felipe, al hablar de la ‘erosión de las instituciones’ está avisando de la espiral en la que hemos entrado con el Parlamento, el Tribunal Constitucional, el CGPJ…
Y la respuesta del Rey sí es un aviso al presidente del Gobierno y a los socios que él ha elegido para este viaje a ninguna parte. Frente a la división, que “debilita” y nos impide avanzar, “la Constitución, como apuesta de futuro, de diversidad y de concordia”.
La respuesta del Rey sí es un aviso al presidente del Gobierno y a los socios que él ha elegido para este viaje a ninguna parte. Frente a la división, que “debilita” y nos impide avanzar, “la Constitución, como apuesta de futuro, de diversidad y de concordia”.
Frente al deterioro de la convivencia, la Constitución que nos garantiza “nuestro mayor patrimonio… que demanda anteponer la voluntad de integrar frente al deseo de excluir”.
Ante el deterioro de las instituciones, “fortalecerlas con respeto a la Constitución y a las leyes”. Y un llamamiento “a realizar todos un ejercicio de responsabilidad y reflexionar sobre las consecuencias que ignorar esos riesgos puede tener para nuestra unión, para nuestra convivencia y nuestras instituciones”.
Don Felipe avisa que “el espíritu” que vio nacer la Constitución “no puede debilitarse ni debe caer en el olvido” porque “es el lugar donde los españoles nos reconocemos y donde nos aceptamos los unos a los otros, a pesar de nuestras diferencias; el lugar donde hemos convivido y convivimos en libertad”.
Nadie esperaba del Rey un discurso como el del 3-O, el mismo que dio esperanzas a millones de españoles en medio de la zozobra independentista y que fue criticado por Podemos como el “mayor error” del monarca y descalificado por ERC.
Nadie lo esperaba porque hoy, esas fuerzas están directamente dentro del Gobierno o son sus aliados imprescindibles. Pero Felipe VI ha dejado claro que ante los tres peligros que afronta España -división, erosión de las instituciones y deterioro de la convivencia- la respuesta es la que esas fuerzas desprecian con el impulso de Sánchez: Constitución, Constitución y Constitución. Todo un mensaje ‘revolucionario’ cuando la mitad del Gobierno y sus socios independentistas intentar desmontar todo el andamiaje constitucional.
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