Opinión

La riqueza se crea, no se reparte

¿Quien no ha oído alguna vez eso de que hay que jubilarse para que trabajen los jóvenes? ¿O aquello que dice que si vienen de fuera es para quitarte el

¿Quien no ha oído alguna vez eso de que hay que jubilarse para que trabajen los jóvenes? ¿O aquello que dice que si vienen de fuera es para quitarte el trabajo? Estas asociaciones de ideas son muy habituales entre aquellos contertulios de cervezas y cafés que suelen discutir sobre empleo, desempleo o inmigración. Parten, como voy a explicar, de una premisa errónea que les hace llevar su mente, paso a paso, hacia un punto lógico y justificado, pero a su vez erróneo dado el equivocado punto de partida. Su conclusión es que la riqueza está dada y que los que participan en su creación sólo optan por repartírsela. Así pues, cuantos más seamos, menos quedará para cada uno.

A partir de aquí se suceden los pontificados: retrasar la edad de jubilación elevaría el desempleo juvenil o que la entrada de más inmigrantes tendría similar resultado tanto en jóvenes como en nativos. Sin embargo, dado lo erróneo del punto de partida, estas dos conclusiones son igualmente erradas. Para explicarlo, pongo un ejemplo sencillo.

Imagine que vive en el centro de la ciudad, pero dada la cada vez mayor masificación y presión del turismo decide mudarse a una nueva zona recientemente urbanizada de su ciudad y alejada de todo barrio con vida. Al mudarse, como en su edificio y en los de al lado aún vive poca gente, no existe razón alguna para que en su nueva zona pueda adquirir ciertos bienes o servicios, como son el pan, cortarse el pelo o ir a tomar una cerveza. Para hacer esto deberá moverse hacia zonas más “dinámicas” de la cuidad.

Pero poco a poco los apartamentos de su nuevo barrio se van ocupando y pronto el número de vecinos alcanza una mínima masa crítica de población. Dicho crecimiento demográfico eleva de igual modo el stock de necesidades que allí deben satisfacerse. En respuesta a estas aparecen panaderías, peluquerías, nuevas clínicas odontológicas, consultorías de contables e incluso un cine. Todo ello simplemente para satisfacer las necesidades de los que allí viven. En muchos casos, las economías generadas son endógenas: la panadera va al peluquero de la esquina que a su vez se empasta la muela con la dentista que vive en la calle paralela a la suya. Otras veces se reciben inversiones del resto de la ciudad, y con el tiempo, incluso la población crece con nuevos habitantes a través de nacimientos que impulsarán la demanda de guarderías y colegios cercanos. Si ha jugado alguna vez al SimCity le sonará de lo que hablo.

Cuanto más sean en el nuevo barrio, más servicios aparecerán porque más necesidades de crearán

Si ha atendido a la historia comprenderá que la riqueza creada no está dada, sino que viene determinada, entre otras cosas, por el volumen de población. Cuanto más sean en el nuevo barrio, más servicios aparecerán porque más necesidades de crearán. Pensando ya en términos agregados de un país o región, esta ley sirve incluso para aumento de la población ex novo, es decir, por nacimiento o por inmigración. Incluso, sirve para situaciones en las cuales las necesidades creadas provienen de quienes abren nuevos negocios o proponen nuevas formas más eficientes de prestar servicios o producir bienes. Cuantos más sean en crear riqueza, más empleo se creará al aumentar las necesidades cuya satisfacción se demanda.  

Así pues, el PIB o la riqueza viene dada por la capacidad de la gente para crear bienes y servicios que satisfagan las necesidades de otros. Esto explica que el crecimiento de la población impulse la cantidad de riqueza (inmigración) o que el aumento de la población creando riqueza impulse la de otros (retrasar jubilación). Todo ello nos hace justificar que la riqueza no sea fija  y que por ello no supone una restricción sobre el empleo a crear. Más inmigrantes o más trabajadores elevará el stock de riqueza (necesidades) de la economía. No habrá que darles de lo “nuestro”. Ellos se apropiarán de lo “suyo”.

Por ello, cada vez que oiga a un amigo o amiga esta justificación para limitar la inmigración o para justificar la jubilación temprana, recuerde la historia del nuevo barrio. Le será de ayuda. Felices vacaciones (para quienes dispongan de ella).

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