Opinión

Roja, más que roja

A este juego jugamos todos y desde pequeñitos. En la vida y en la política

  • Pedro Sánchez y Carmen Calvo en una imagen de archivo

Bar de Hotel:

Sentada en la barra, pelirroja enfundada en unos Levis Red Tab, abre bolso y desparrama contenido. Al lado del Marlboro Red, encuentra el espejo, lo coge y pasa revista al estado de sus red lips. Impecable. Pide un vermut rosso.

Exterior del hotel:

Deportivo rojo se salta semáforo, frena derrapando, y ejemplar humano masculino se baja; entrega las llaves la aparca, y entra por puerta giratoria. Enfila el bar, se acerca a la barra, y da dos besos a pelirroja.

Y es aquí, en este momento en que el cuentarrevoluciones empieza a subir, donde comienza el emocionante Juego de las Líneas Rojas.

A este juego jugamos todos y desde pequeñitos. En la vida y en la política. Marcando nuestros límites y poniéndolos sobre la mesa, para que toda relación/negociación se mueva dentro de lo aceptable para las dos partes y no degenere en algo tóxico; un dominador que exige, frente a un sumiso que cede.

Gala de entrega de los premios “Me paso por el forro mis Líneas Rojas”:

Auditorio hortera.

Presentadora buenorra de nombre Marlén.

Tras comentar, diligente ella, lo espantosa que es la sanidad madrileña, empieza a extraer lentamente de un sobre, la tarjeta del ganador de la categoría “Todo por el Poder”.

Lee para sí misma, se le ilumina la cara y empieza a dar saltitos, gritando con voz de pito:

-¡¡¡Jispersoooooooooooooon!!!

Orquesta empieza a tocar la canción de Rocky.

Público se pone en pie y aplaude emocionado.

Sujetadores vuelan hacia el escenario. Uno con cazuela gorda le da en el ojo a presentadora, pero se recompone rápido.

Espectadora entrada en años pierde los papeles y grita desaforada: “¡¡¡Quiero que te me infiltres tú, bandido!!!”. Acude seguridad y la evacúa ipso facto.

Más aplausos y ansia palpable de ver en persona al susodicho.

Miembro del staff con pinganillo, corre culiprieto hacia escenario y le dice algo al oído a presentadora.

Ella pone cara de “uy”, y asiente. Tras breve carraspeo, dice:

-Lamentablemente, nos comunican que el presidente se ha tenido que desviar cuando venía hacia aquí, porque le ha llamado el Rey de Marruecos para que vaya a visitarle.

Orquesta improvisa unos acordes de Si tú me dices ven de Los Panchos.

Presentadora, carne de subvención, lanza mirada asesina a director de orquesta, que corta de cuajo la canción.

Ella (muchas tablas) vuelve a mirar sonriente al público y comenta como para tontos, un poco yolandil:

-Perooo…nohayproblemaaaaa…porquelpremiadooooo… ¡ha decidido conectar en directo con nosotros!

Marlén se gira señalando en dirección a la pantalla Zelenskiana.

Ovaciones.

Un aire kennediano

En ella, sólo se ven miles de rayas en blanco y negro, se oyen crujidos de fondo, y de repente una voz (sí, es EL), que dice nervioso:

- ¿Pero queréis quitar de una vez los platos de jamón, coño?

Presentadora, violenta, desorbita ojos.

De pronto se fija la imagen y aparece el interior de un lujoso avión, con un Jisperson en smoking acabándose de sentar al lado de su flamante y rubia Flotus, y un hombrecillo detrás currándose lo de los platos.

Todo tiene un aire kennediano y fascinante.

La conversación, que empieza con un “bueno. Pues bien, ¿no?” de la presentadora, alcanza unos límites de peloteo alipórico indescriptible, y termina con un “seré recordado como el único presidente que se saltó las líneas rojas para seguir calentando sillón”, de él.

(Os la voy a ahorrar).

Míticas declaraciones

Lo que no os voy a ahorrar, para ilustrar el anterior desvarío, son parte de las declaraciones de Carmen Calvo (20190527) en el programa de Susanna Griso:

“Mire; nosotros no vamos a apoyar a Bildu. Para nosotros eso son líneas rojas. Los socialistas, con nuestras virtudes y nuestros defectos, como es lógico, somos gente muy de fiar. Todo el mundo sabe, con nosotros, a qué se puede atener. Cuáles son los principios y las líneas que no pasamos; y desde luego, nosotros no vamos con Bildu”.

Sin comentarios.

Las ya míticas declaraciones de Miss Calvo son el comienzo de una triste manera de ejercer la política mandando a tomar por saco las líneas rojas de la honestidad, la coherencia, y la responsabilidad. Una sucesión de insomnios repentinamente superados, memorias deshonradas, y mesas de negociación donde sólo hay un bulímico comensal, y un camarero que sirve en bandeja indultos y leyes customizadas.

Sería interesante, ahora que nos llega este delicioso aroma electoral, que los partidos cayeran en la cuenta de que mucha gente vota no tanto a un programa, sino a aquel que no ponga en peligro las particularísimas líneas rojas del elector, por ejemplo, pactando con otro partido que considere infumable.

Para terminar, unas DECLARACIONES, un CONSEJO, y una RECOMENDACIÓN.

Las DECLARACIONES:

ETA ha sido derrotada operativamente-responde Maite Pagazaurtundúa-y esto es importante. Pero sus herederos no han condenado nada de lo que hicieron. De hecho, ellos están poniendo las líneas rojas, en vez de la sociedad democrática.” (El Mundo, 20230206)

El CONSEJO: no permitas que nadie te obligue a mover tus líneas rojas. Solo uno mismo es el “custodio de tus ráfagas de odio” (Andrés Calamaro).

La RECOMENDACIÓN (arriesgada): que veáis la película argentina Relatos Salvajes (2014) : seis historias con una idea común que se refiere, en palabras del director, a “la difusa frontera que separa a la civilización de la barbarie, del vértigo de perder los estribos y del innegable placer de perder el control”. Va de todo esto.

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