Da la impresión de que, probablemente, BBVA estimaba que el Sabadell estaría en una situación relativamente comprometida por el previsible empeoramiento del riesgo que vendrá en negocios con amplio peso en esa entidad, como pymes o el sector turístico. Lo que exigiría un reforzamiento de su ratio de capital, que actualmente ni es demasiado holgado ni tiene la mejor calidad, por el menor peso de capital estricto frente a componentes como los activos fiscales diferidos (DTA´s), admitidos en el cómputo de la ratio de solvencia. Por otro lado, pensarían que el BCE debía estar presionando en favor de la integración. De resultas de todo lo cual, la oferta a un bajo precio se presentaba como una oportunidad para comprar muy por debajo del valor contable y sanear el banco con la diferencia.
Desde el punto de vista del Sabadell, en cambio, si han sido capaces de mantenerse firmes en la negociación hasta aceptar su ruptura, debe ser porque no estarán viendo un incremento de la tasa de mora tan intenso como el que otros temen. Y ellos deben saber más sobre su negocio que otros. Sin duda, estarían considerando muy útil la integración con el BBVA, porque permitiría afrontar el difícil entorno bancario en el que nos encontramos en unas condiciones mucho mejores. Pero no deben estar tan desesperados como para aceptar cualquier cosa en términos de precio y de gobernanza.
Qué hacer en BBVA
BBVA se encuentra con una situación de capital ciertamente excedentaria tras la venta en USA. Pero, al desaparecer ese negocio, poco rentable pero estable, aumenta el perfil de riesgo de su balance y su cartera de negocios hasta un nivel excesivamente elevado, con demasiado peso de emergentes.
La primera tentación sería comprar en Turquía el 50% que no posee del Garanti. El precio invita a ello. De hecho, sería la cuarta operación de compra en ese país, cada una de ellas a menor precio que la anterior (como se dice que hacen los malos bolsistas…). Sin embargo, ello podría provocar la desconfianza de los mercados por el acusado perfil de riesgo asumido; quizás, dificultades para mantener el rating; y, sin duda, mayores exigencias de capital por parte del BCE. Y es que tener mucho peso de emergentes aporta más beneficio en momentos buenos, pero también mayor volatilidad y exposición al tipo de cambio de las divisas que suponen cargos significativos contra patrimonio.
En mi opinión, lo más adecuado sería una compra en un entorno estable, es decir en Europa. Pero tampoco parece nada factible a corto plazo. Salvo el Sabadell.
Mucho se habla de recompra de acciones. Y es de esperar que la haya porque el precio está bastante por debajo del valor contable y elevaría el beneficio por acción. Pero hace falta que el BCE lo autorice, lo que no es el caso todavía. Además, no veo nada probable que le dejen hacerlo en mucha cuantía. Así, por ejemplo, más de un 5% parece impensable. Y eso solo son mil millones de los casi 10.000 obtenidos en USA.
En definitiva, lo mejor que podría hacer Torres es no precipitarse en intentar demostrar al mundo que es un buen banquero, sino tener calma, y dedicarse al negocio “aburrido” hasta que surja una oportunidad.
Qué hacer en el Sabadell
En cuanto al Sabadell, parece que su alternativa es concentrarse en el negocio en España, lo que parece bastante acertado. Para invertir en el extranjero hay que tener un tamaño mínimo, disponer de capacidad de gestión excedentaria y además comprar en el momento oportuno y a buen precio. Pues bien, probablemente, su expansión carecía de la mayor parte de estas condiciones.
Para que sea factible su futuro en solitario hace falta que la crisis no sea tan fuerte como los más pesimistas vaticinan. Los datos nos dicen que en España las moratorias afectan sobre todo a las hipotecas y no están yendo mal. El problema puede estar en los avales, más centrados en pymes, muy dependientes de la resolución de la crisis sanitaria, de la salida de la crisis económica y de la expiración de las ayudas estatales. En cualquier caso, el Banco de España y las entidades financieras discrepan sobre el alcance que tendrá la morosidad y estas últimas son menos pesimistas. Podrían acertar.
Por supuesto, y con independencia de lo demás, Sabadell necesita reducir gasto con intensidad. Para reforzar así su capacidad de generar resultados de explotación, en cuya ratio sobre activos totales es actualmente el segundo tras Bankinter, precisamente por el peso de pymes y autónomos.
En cualquier caso, es probable que le haga falta más capital. No está su cotización como para recurrir al mercado en una ampliación. Y las ventas de TSB y México no parece que le puedan aportar mucho (la primera quizás incluso le detraiga). Por eso, la alianza de que se habla con un banco europeo sería especialmente válida para consolidar su situación si incluyera una emisión de capital que suscribiera el “partner”.
¿No hay más opciones para ambos?
Sí. La que se ha desechado por ahora, pero que no cabe descartar. Que un BBVA incapaz de invertir su exceso de capital y un Sabadell que no esté del todo tranquilo ante la crisis, retomen las negociaciones, empujados ambos por el BCE y por el Banco de España. Máxime cuando todo apunta a que las negociaciones se rompieron por una diferencia de precio relativamente poco importante. Claro, que las dos partes deberían cambiar sus planteamientos y, especialmente el más potente, el que tiene capital, que es el factor escaso en la actualidad.
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