Opinión

¿Qué ha sacado España de la Cumbre de la OTAN?

Washington se compromete a proteger a España frente a futuras amenazas enviando dos destructores más a nuestra frontera sur

Ni siquiera las mejores previsiones del gobierno imaginaban una Cumbre de la OTAN tan exitosa como la que se está celebrando en Madrid. Todas las delegaciones han coincidido en la fabulosa organización del encuentro, algo que si bien es halagador no debe ser visto más que como una cuestión formal, ya que lo que verdaderamente es exitoso es el contenido de lo acordado en un recinto de IFEMA que hoy se ha transformado en la sede del Consejo del Atlántico Norte. Podemos destacar cinco puntos positivos que España saca de este encuentro de la Alianza en Madrid.

Se restaura e impulsa la relación bilateral de España con los EEUU: Washington y Madrid siempre han tenido una relación extremadamente complicada. Los devaneos de Franco con las potencias del eje, relegaron a España al ostracismo internacional condenándole a ser un aliado de segundo nivel. A esto se unió una relación de complicidad con Rusia, el desplante a la bandera de los Estados Unidos a manos de Rodríguez Zapatero y la retirada unilateral de las fuerzas españolas en Irak.

Esta larga historia de desencuentros entre Madrid y Washington queda superada con la escenificación representada ayer por el presidente Biden, quien definió a España como “un aliado indispensable”, un calificativo que nos sitúa en el nivel de Australia, Reino Unido o Canadá. Tras el Brexit, Washington se ha quedado sin voz en la Unión y parece que España ha ocupado ese lugar tal y como reconoció Biden al agradecer la ayuda prestada por España en “Oriente Medio, Norte de África y (sobre todo) en Europa”. Como “premio” a esta fidelidad, Washington se compromete a protegernos frente a futuras amenazas enviando dos destructores más a nuestra frontera sur, lo que ya hace un total de seis.

Una reconfiguración de nuestra relación con la OTAN: La historia de España con la OTAN no comenzó a normalizarse hasta comienzos de este siglo. Nuestra entrada por la puerta de atrás en 1982, nuestra negativa a formar parte de la estructura militar hasta 1999, la necesidad de celebrar un referéndum para apuntalar nuestra pertenencia a la Alianza o nuestros bajos niveles de gasto en defensa hicieron que España no formara parte grupo duro de Alianza.

Además, a estos desencuentros iniciales de España con la Alianza se sumaron actuaciones inexplicables como las protagonizadas por los presidentes Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Si bien a muchos nos pareció incomprensible que el presidente Zapatero firmara una alianza estratégica con Rusia una vez que el Kremlin ya había invadido Georgia, tampoco encontramos explicación a que durante la presidencia de Rajoy los barcos de guerra rusos repostaran en Ceuta como si el enclave fuera San Petersburgo o Novorossik.

Todos estos desencuentros quedan superados por la Cumbre de Madrid, un acontecimiento que certifica la culminación de una nueva relación que se empezó a fraguar algunos años atrás, pero que con la llegada de Biden a la Casa Blana se ha agilizado. No hace falta irse muy atrás para recordar la actitud despectiva con la que Donald Trump señalaba el sitio que debía ocupar nuestro presidente en la Cumbre del G-20 en 2019 al que reprochaba la escasa contribución de nuestro país a la OTAN. Como forma de escenificar el compromiso de España con la OTAN valga la meta de gasto en defensa que nos hemos fijado - 2% del PIB - una cifra que queda muy lejos ese 0,24% que gastábamos hace pocos años.

Un nuevo rol dentro de la OTAN: España ha sido uno de los aliados que más claramente se ha posicionado en el conflicto de Ucrania. Los titubeos de Alemania respecto de las sanciones o las dudas de Francia sobre lo que debíamos o no hacer con un hipotético Putin derrotado, contrastan con el compromiso de España con Zelenski. Este compromiso llevó al presidente Sánchez a ser uno de los primeros aliados occidentales en visitar Kyiv, algo que ocurría (abril 2022) cuando todavía caían misiles sobre la capital ucraniana. España ha liderado al grupo de estados europeos que apostaban por un papel más comprometido en Ucrania.

Como muestra de este nuevo rol, el documento que transformará la Alianza llevará un apellido español. A partir de ahora todo lo que haga la Alianza pasará por un documento aprobado en Madrid. El Concepto Estratégico de Madrid será el faro que guíe la actuación de la OTAN poniendo a nuestra capital a la altura de Lisboa (2010), Roma (1992) o Washington (1999), ciudades éstas que ya sirvieron de sede para la firma de otros conceptos estratégicos. Este nuevo papel de España en la OTAN también se hace patente con algunos nombramientos como el de Carmen Romero, vicesecretaria general y responsable de uno de los departamentos más importantes, el de diplomacia pública.

“El empoderamiento” del Flanco Sur: Una de las reivindicaciones históricas de España es la concesión de una mayor importancia al Flanco Sur. Si bien es cierto que la OTAN se creó para contener a Rusia, la Ribera Mediterránea es cada vez más una fuente de inestabilidad. Aunque no podemos olvidar que la OTAN ha llevado a cabo esfuerzos significativos para estabilizar esta zona, a día de hoy la prioridad estratégica de la OTAN sigue siendo el Flanco Este. No obstante, el Concepto Estratégico de Madrid será el primero que incluya alusiones al Sahel y al Norte de África como potenciales fuentes de inestabilidad. De esta forma, se acepta una reivindicación histórica de España -aunque también del resto de aliados del sur- que ven como la migración ilegal, el tráfico de drogas o el terrorismo yihadista se convierten en sus principales problemas de seguridad.

La situación de Ceuta y Melilla merece una mención especial ya que, si bien es cierto que las dos ciudades autónomas formalmente siguen fuera del Art. 5, el Concepto Estratégico de Madrid reconoce la amenaza a la “Integridad Territorial de los Aliados” como un problema de seguridad. Este hecho implica que un ataque contra alguna de nuestras ciudades autónomas sería considerado como un acto de agresión por parte del Consejo del Atlántico Norte.

Un incremento exponencial de la reputación internacional de España: La celebración de la Final de la Copa Libertadores, la de la COP 25 y, sobre todo, la organización de la Cumbre de la OTAN ha puesto a España en el escaparate internacional. Para un país como España que arrastra una leyenda negra, un país que permaneció en el aislamiento internacional durante más de 40 años y un servicio diplomático que llegó tarde a la moda del National Branding, este protagonismo internacional supone una bocanada de aire fresco que nos catapulta en los principales índices de presencia y reputación internacional. España ha demostrado ser un país fiable y eficaz en la organización de eventos, algo que contrasta con desastres organizativos como el de París en la pasada final de la Champions League.

Así, debemos hacer un balance positivo de la Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid ya que sin lugar a dudas, salimos con una relación con Washington muy reforzada. Al mismo tiempo la Cumbre consagra nuestro nuevo rol protagónico en el seno de la OTAN, algo que nos permite conseguir unas garantías de seguridad en el flanco sur y un refuerzo de nuestra imagen internacional. Quizás todos estos éxitos tengan un premio inesperado en el futuro cercano: ¿tendremos un segundo Secretario General español en Bruselas?

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