Opinión

Salimos de la UE; no dejamos Europa

La primera ministra ha sido muy clara: quiere y espera poder proteger el estatus de todos los ciudadanos de la UE que viven en el Reino Unido, y la única circunstancia en la que eso no sería posible sería si no se protegieran los derechos de los británicos residentes en países de la UE.

La semana que viene, el Tribunal Supremo británico va a celebrar la vista sobre la apelación que presentó el Gobierno de la primera ministra Theresa May a la decisión del Tribunal Superior que le niega la competencia para activar el artículo 50 de los tratados europeos, en el que se establece la salida de un país de la Unión Europea.

El Gobierno británico está convencido de que tiene el mandato para cumplir con el deseo expresado de forma mayoritaria por el pueblo británico en el referéndum del pasado 23 de junio, por lo que no hace falta una aprobación previa del poder legislativo. Las dos Cámaras del Parlamento ya aprobaron la ley que convocaba el referéndum, y quedaba claro que la decisión de permanecer o salir de la UE se dejaba en manos de los ciudadanos. 

Siempre hemos creído que nuestro éxito como país se basa en la cooperación y el intercambio con los demás, y eso no va a cambiar

Muchas veces me preguntan si habrá un segundo referéndum, si de verdad se producirá el Brexit o si no quedará todo en agua de borrajas. Nada más lejos de la intención del Gobierno británico, que considera que su deber es respetar la decisión democrática de sus ciudadanos sin ponerle pegas ni cuestionarla. Cierto, supone sacar al Reino Unido de la Unión Europea, pero os aseguro que no supone irse de Europa ni aislarse. Siempre hemos creído que nuestro éxito como país se basa en la cooperación y el intercambio con los demás, y eso no va a cambiar. Compartimos muchos valores e intereses con los otros 27 estados miembros, y nuestro objetivo es establecer la relación más estrecha posible con ellos y con la UE una vez que estemos fuera, siendo un aliado cercano y un socio fiable.

La primera ministra ha dicho que invocará el artículo 50 antes de finales de marzo de 2017. Incluso aunque pierda la apelación ante el Supremo –lo que podría conocerse en enero-, el Gobierno británico cree que hay tiempo para conseguir la aprobación parlamentaria previa y cumplir con el calendario. Por tanto, no opina que la sentencia vaya a hacer descarrilar el proceso en absoluto.

También me preguntan a menudo si estos meses de espera no significan que no hay una determinación real de irse de la UE. Pues bien, el Gobierno británico está utilizando este tiempo principalmente para dos cosas: escuchar a todos los implicados, como autoridades regionales y locales, empresas o británicos que viven en el exterior, para conocer sus puntos de vista y consensuar una posición; y llevar a cabo un profundo análisis de los sectores económicos para comprender mejor cuáles son sus aspectos más importantes y las consecuencias de la retirada.

Una vez activado el artículo 50, se pondrá en marcha un proceso de negociación que puede durar hasta dos años

Una vez activado el artículo 50, se pondrá en marcha un proceso de negociación que puede durar hasta dos años, e incluso extenderse si están de acuerdo todos los países de la UE. No voy a especular con lo que pasará; me parece que es en interés de todos trabajar juntos, tanto en nuestra salida como en la nueva relación.

Durante esos dos años, el Reino Unido va a seguir siendo un miembro activo de la Unión, con todos sus derechos y obligaciones, y no hay cambios en la situación de los británicos que viven en España ni en la de los españoles que viven en territorio británico. La primera ministra ha sido muy clara: quiere y espera poder proteger el estatus de todos los ciudadanos de la UE que viven en el Reino Unido, y la única circunstancia en la que eso no sería posible sería si no se protegieran los derechos de los británicos residentes en países de la UE.

España y Reino Unido somos grandes socios, amigos y aliados con una excelente relación que se remonta a más de 500 años

España y Reino Unido somos grandes socios, amigos y aliados con una excelente relación que se remonta a más de 500 años. En mis tres años como embajador, me ha impresionado la riqueza de nuestros vínculos bilaterales: hombres y mujeres de nuestras fuerzas armadas y cuerpos de seguridad trabajan juntos para preservar nuestras libertades, cientos de empresas crean cientos de miles de empleos en ambos países –el Reino Unido es con diferencia, el país europeo donde más invierten las empresas españolas-, decenas de miles de ciudadanos han visto sus vidas enriquecidas por estudiar en nuestros respectivos países, y millones de británicos se pasan el año deseando que lleguen sus vacaciones en España.

Solo la semana pasada celebramos que Norman Foster diseñará la última ampliación del Prado; este sábado estaré pendiente del Madrid-Barça, como apuesto a que muchos españoles siguen los duelos Manchester City-Chelsea; y qué voy a decir de nuestras gastronomías, con las que probamos platos nuevos y nos divertimos discutiendo sobre cuáles son los mejores ingredientes de la paella.

Pase lo que pase en el Tribunal Supremo, durante los dos años que aún voy a poder disfrutar aquí, mi trabajo es conseguir que esos lazos continúen floreciendo una vez que salgamos de la UE. Estoy convencido de que así será.

Simon Manley, embajador británico en España

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