Opinión

Sánchez y su aborto "de manual"

El lunes pasado, en Génova auguraban una nueva maniobra de distracción desde Moncloa para intentar tapar el escándalo de Pegasus. Dicho y hecho: menos de 48 horas después se filtraba el proyecto de ley del Aborto. Todo vale para no saber si el presidente del Gobierno de España está siendo chantajeado

El lunes pasado, en la actual dirección del PP en Génova tenían muy claro que Pedro Sánchez –abrasado ya por una crisis del espionaje que se ha llevado por delante a la jefa de los espías (por acción) y a la ministra de Defensa (por omisión)- iba a sacar un globo sonda de su chistera para distraer a los medios y a la opinión publicada.

“Es puro manual”, aseguraban a Vozpópuli en Génova 13 esa mañana del lunes. “Usarán a sus terminales mediáticas para revivir el tema del aborto, de la eutanasia o de Primo de Rivera, ahora que ya no está Franco, en el Valle de los Caídos. Cualquier tema que no sea lo que de verdad importa a los ciudadanos, la economía, y en el que Sánchez cree que pone al PP en contradicciones ideológicas”. Dicho y hecho.

Menos de 48 horas después, la artillería mediática pesada de Moncloa filtraba el borrador de la nueva ley del Aborto que planea llevar al Consejo de Ministros el Ministerio de Igualdad de Irene Montero. Sin esperar a que el Constitucional resuelva, casi una década después, el recurso que planteó Ruiz Gallardón y que le acabó costando el puesto de ministro, el Gobierno de Sánchez ha vuelto a hacerlo: sin solución de continuidad, lanza otra bomba de humo que tape los rescoldos del Pegasus, distraiga a los medios y le permita poner en apuros a la oposición.

Sánchez y la distracción

Toda una “maniobra de distracción” –dicen en Génova- con tal de no abordar, por ejemplo, todo el plan de medidas económicas que el gallego Feijóo llevó a Moncloa en su primera cita como jefe de la oposición.

Y, como buena maniobra de distracción que se precie, el proyecto de Montero recupera los aspectos más polémicos de la ley de Zapatero de 2010. Sobre todo, el que las jóvenes puedan abortar a partir de los 16 años sin permiso paterno, algo que necesitan –por ejemplo- para hacerse un simple tatuaje.

El proyecto va más allá y penalizará a las parejas que acudan a la gestación subrogada, que será considerada “violencia contra la mujer”, y que podrá ser perseguida en los tribunales. Una manera de enfrentarse a Ciudadanos –gran impulsor de los llamados 'vientres de alquiler'-  y al colectivo gay, principal usuario de esta modalidad de gestación. En definitiva, una maniobra de distracción “de manual”, como dicen en Génova, a la que, insisten, no piensan entrar como sí han hecho, uno tras otro, los medios.

La idea de Moncloa es intentar desviar la atención mediática de Pegasus y que quede en el limbo la principal pregunta que debemos hacernos: ¿quién espió el móvil del presidente del Gobierno, de la ministra de Defensa, del de Interior y lo intentó también con el ministro de Agricultura, Luis Planas? El Gobierno no ha dudado en airear el espionaje –le convenía para victimizarse y entregar en bandeja de plata la cabeza de la jefa del CNI como le exigían los independentistas por espiarles a ellos en octubre de 2019- pero se ha cuidado muy mucho de culpabilizar a nadie.

¿Qué información tenía el móvil del presidente del Gobierno? ¿Ha sido chantajeado Sánchez por Rabat? Estas son las preguntas que deben ser respondidas y que ninguna cortina de humo debería tapar

Todos los indicios, sin embargo, no dejan muchas dudas y apuntan al mismo autor: Marruecos. Dicen que si algo grazna como un patocamina como un pato y se comporta como un pato, entonces, segurarmente será un pato... El espionaje al móvil de Sánchez se produjo en pleno escándalo por la hospitalización secreta del líder del Polisario y buscado por terrorismo por Rabat, Brahim Ghali, y 24 horas después de su visita a Ceuta por las avalanchas humanas desde Marruecos. Un ‘problema’ de seguridad que afectaba a los ministerios de Defensa e Interior. Y Planas, exembajador en Rabat, negociaba por esas fechas la PAC, que directamente repercutía en la economía marroquí…

Nunca se sabrá en los tribunales –donde se sigue la investigación por los cuatro móviles espiados- quién lo hizo y qué información se llevaron: la Fiscalía Provincial de Madrid ha recomendado archivar las pesquisas por no haber "motivos suficientes para acusar a determinada o determinadas personas como autores" en el caso del periodista español Ignacio Cembrero, cuyo móvil fue espiado con Pegasus. Un sistema que se autoelimina en cuanto se sabe detectado “mediante un comando enviado de forma remota o incluso automáticamente si no recibiere órdenes durante un tiempo determinado, borrando el rastro del mismo".

Pero lo que no puede borrar Pegasus es que nueve meses después del espionaje al móvil de Sánchez, éste dio un giro histórico en el Sáhara aún sin explicar que puso fin a décadas de alineamiento con nuestra excolonia y de enfrentamiento con Rabat, enfrentándose incluso a su socio morado y provocando el desconcierto entre los diplomáticos españoles y el enfado, en plena crisis energética, de nuestro suministrador de gas, Argelia. ¿Qué información tenía el móvil del presidente del Gobierno? ¿Ha sido chantajeado por Rabat? Estas son las preguntas que deben ser respondidas y que ninguna cortina de humo debería tapar.

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