Opinión

¿Hasta cuándo, Sánchez, abusarás de nuestra paciencia?

De la formación, los idiomas, el aumento de capacidades para competir con otros jóvenes europeos ya se hablará

Hay en el último libro de Ignacio Gómez de Liaño (El Eclipse de la civilización. La Esfera de los libros, 2023) una curiosa compilación de seis breves biografías en las que destacan la ética en unos y la tiranía en otros. Cicerón, Séneca y Pablo de Tarso quedan así expuestos y enfrentados a Mahoma, Marx y Hitler. El libro de Ignacio tiene la virtud de contar en muy pocas páginas vidas que otros han contado en libros robustos y tediosos. Cicerón, Séneca y San Pablo como antídotos de toda violencia, el tribalismo y el totalitarismo. De Cicerón aprecia uno su coherencia, incluso en los momentos de duda política y existencial. Su apego a la vida, a la libertad y al criterio propio. Su manera inagotable de enfrentarse a la verdad y al mismo tiempo de posicionarse frente al poder. A todo tipo de poder. 

Un momento estelar de su biografía es el año 63 a.C., cuando pronuncia y escribe su primera Catilinaria, harto ya de engaños y maquinaciones. Marco Tulio Cicerón desveló todas las tropelías de un político, Catilina, que tras perder su postulación para el cargo de cónsul se diseñó un complot para dar un golpe de Estado. Lo cuenta bien y con pocas palabras Ignacio Gómez de Liaño. Y cuenta bien ese momento de la Historia con el que arrancó su discurso más famoso. Tanto, que muchos de nosotros en nuestras clases de latín -cuando las había-, nos aprendimos de memoria el arranque de una pieza cuya oratoria es inmensa y eterna: Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? ¿Hasta cuándo, Catilina, has de abusar de nuestra paciencia?

Siempre habrá incautos y cretinos dispuestos a comprar una mercancía puesta a la venta en la manta de la mentira y la ocultación

Mientras leía el libro que hoy les traigo, pensaba lo oportuno que sería para aquellos jóvenes con ínfulas políticas y deseosos de entrar en la vida pública, conocer la ética contrapuesta a la tiranía, la violencia y la mentira. Qué buena lectura para aquellos que en sus comienzos políticos sean capaces de adivinar que al poder no se debe llegar con las armas de Catilina. Que es mejor perderlo y no alcanzarlo si tu camino lo has sembrado con la semilla de la ocultación y la falsedad. Claro, pensé también, para que esos jóvenes que yo imagino leyeran en sus aburridas escuelas de verano un libro así haría falta que al frente de sus partidos hubiera dirigentes que leyeran el libro -lo que no sucederá-, y que su lectura no se les atragantara.

La lectura es una actividad de riesgo cuando las páginas de un libro reflejan exactamente lo que no eres y un día quisiste ser. Vaya, que uno cree que Pedro Sánchez no soportaría sin encogerse en el sillón y sin sentir un dolor parecido al de una úlcera, las biografías de Cicerón, Séneca y Pablo de Tarso. No digo que en las otras tres, Hitler, Mahoma y Marx, se recreara, que no lo creo, y menos que se identificara, lo que doy por imposible. Pero sí que las entendiera en algún momento. Y ya se sabe que la primera condición para la justificación es el entendimiento.

Pedro Sánchez ya ha acabado con la paciencia de muchos de nosotros. Con la paciencia también de muchos que un día votaron fielmente al PSOE. A él parece no importarle la desazón de unos y el abandono de otros. Siempre habría incautos y cretinos dispuestos a comprar una mercancía puesta a la venta en la manta de la mentira y la ocultación. Cómo si no entender los aplausos apasionados de simpatizantes y militantes murcianos cuando les cuenta la bromita del Interrail. Da miedo imaginar qué piensa Sánchez de los jóvenes que, emocionados, le aplauden su última ocurrencia que terminará, como siempre, en una mentira. Otra.

Las encuestas anuncian que hay demasiados españoles avisados de sus supercherías e inconsecuencias. Hartos de su oportunismo y de ser tratados como borregos. Un billete subvencionado para el tren, una idea tan vieja como la edad de Sánchez. Ayudas para la compra de una vivienda, otra idea nada novedosa, pero además copiada al PP. Los mismos que le aplaudieron cuando anunció ayudas al alquiler le aplauden ahora que quiere que los jóvenes las compren con un aval del ICO. ¿Alquilan o compran, en qué quedamos?. Los jóvenes del billetito del tren tienen hasta 30 años. Los de la vivienda, 35.

Repaso lo que éramos cuando uno tenía 30 y 35 años y constato lo obvio: puro y miserable retroceso. Cinco años en la Moncloa y se va a Murcia para hablar a los suyos como si no fuera él el que gobierna. Cinco años para llegar a esto: viajar gratis en tren. De la formación, los idiomas, el aumento de capacidades para competir con otros jóvenes europeos ya se hablará. Sí, todo muy consecuente con la ministra dicharachera que nos dijo que con la pensión del abuelo el nieto se compraba las adidas. Sánchez, quousque tandem abutere patientia nostra?

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