Opinión

Sánchez se atrinchera con los 'suyos'

No quiso abrir el curso a la manera tradicional, con empresarios y “sociedad civil”, y en su lugar llevó a La Moncloa a un grupo de ciudadanos afines para que no le formularan preguntas incómodas

Pedro Sánchez, político peculiar donde los haya, ha decidido crecerse en el castigo del rechazo ciudadano y hablar solo con y para los suyos, que son cada vez menos según las últimas encuestas. No ha querido abrir curso político a la manera tradicional con los empresarios y eso que los medios llamamos pomposamente “sociedad civil”; en su lugar, llevó el lunes a La Moncloa a un grupo de ciudadanos cuidadosamente escogido a fin de que no le hicieran preguntas incómodas, a saber: inflación disparada de los alimentos, precio imposible de la energía, traslado al País Vasco y posible tercer grado penitenciario para los asesinos más despiadados de ETA, o el polémico indulto a los dirigentes socialistas condenados por el caso ERE.

Lejos de abordar estas cuestiones, trago sin duda desagradable para cualquier presidente aunque no sea responsable último del chantaje de Vladimir Putin con el gas, en los jardines del palacio presidencial se habló mucho de feminismo, de obesidad infantil o de cambio climático; preocupaciones de los españoles, sin duda, pero no de primer orden como ¿Quien va a pagar mi calefacción?, a tenor de lo que confiesan los ciudadanos al nada sospechoso de antisanchismo Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

Hasta hubo tiempo para la pregunta de una empleada de hogar que, ¡Oh, casualidad!, fue respondida por el presidente anunciando que cobrarán paro a partir de su aprobación por parte del Consejo de Ministros al día siguiente, martes; decisión estratégicamente tomada y anunciada horas antes, a su vez, (¡Oh, casualidad!) del cara a cara que protagonizó con Alberto Núñez Feijóo en el Senado… 47 minutos de duros ataques al gallego subido a la tribuna, a ver si así consigue hacerle algún rasguño que frene al líder popular.

Quedan nueve meses para las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, y más de un año -en política, una eternidad- hasta las elecciones generales en las que ambos se van a medir en las urnas. Tiempo más que suficiente para que Pedro Sánchez vuelva a sobrepasar al líder del PP, si la guerra de Ucrania acaba y la economía le da una tregua. Sin embargo, en el mientras, la estrategia se antoja muy de cartón-piedra, excesivamente atrincherada y a la defensiva como para que dé el resultado político esperado.

Un indicio del error del lunes: los grandes diarios apenas le dieron cobertura en portada al acto de La Moncloa, cuando es práctica habitual ‘reservarla’ para la foto del inicio de curso y una apertura informativa acorde con la relevancia del momento

Un indicio del error del lunes: los grandes diarios nacionales apenas dieron cobertura significativa del acto en sus portadas del día siguiente, cuando es práctica habitual reservar al presidente la foto de portada del inicio de curso político y una apertura informativa acorde con la relevancia de un momento en el que Europa y España se están jugando caer en una recesión como ya ha caído Estados Unidos.

Nada ABC o El Mundo. Solo La Razón le daba categoría de segunda noticia y El País, el diario más leído por la militancia y el votante socialista, ni siquiera eso; llevaba esta llamada de salida y por abajo: ”Las empleadas de hogar tendrán derecho a cobrar el paro”… vamos que, sin más aclaraciones al lector, lo mismo pudo haberlo anunciado la vicepresidenta y próxima rival de Sánchez en las urnas, Yolanda Díaz.

Ese indicio debería llevar a alguien en el entorno monclovita o en la sede de Ferraz, donde acaba de aterrizar la nueva número dos del PSOE, la ministra María Jesús Montero, a sacar al presidente de su error; a decirle a las claras que sí, que tiene alguna posibilidad entre muchas de dar la vuelta en este camino a la derrota, pero pasa por agarrar el toro por los cuernos y dejarse de más operaciones de agit-prop.

Pasa, antes que nada, por pisar terreno adversario y conceder entrevistas a esa ”derecha mediática” que Sánchez se ha propuesto combatir con denuedo desde que ha vuelto de vacaciones, igual que Don Quijote alanceaba a los molinos de viento; pasa por tragarse el sapo y conceder entrevistas a los Carlos -Herrera & Alsina-, a los diarios ABC o El Mundo… es decir, lo que hace Feijóo a la inversa yendo a dejarse entrevistar por la SER o dejándose ver en las páginas de El País.

Es de manual de primero de comunicación ir a terreno adversario. Lo contrario es achicar espacio a la espera de que voten todos los tuyos y confiar vanamente en que esos “fachas” que pitan a Sánchez, como en Sevilla, se queden en casa el día de las elecciones

Es de manual de primero de comunicación. Lo contrario, lo que están haciendo ahora mismo Sánchez y el PSOE es achicar su espacio a la espera de que les voten todos los suyos -casi nunca pasa-, y algunos de Podemos en modo voto útil, en la confianza de que todos esos “fachas” que le pitan, como le pasó en la visita a Sevilla el fin de semana pasado, se queden en casa el día de las elecciones -…esto sí que no va a pasar-.

¿Que Carlos Herrera y Carlos Alsina, o los directores de El Mundo, de ABC, o Jesús Cacho, de Vozpópuli -déjenme soñar- le iban a hacer preguntas incómodas al señor presidente del Gobierno? Pues claro. Como al lider del PP se las hace Angels Barceló… Faltaría más. Pero entonces, solo entonces, será presidente de todos los españoles, también de los que no le votan. Y, de paso, pondrá a su rival, Feijóo, a la defensiva en su propio terreno.

Porque votamos contra alguien hasta con nuestra abstención. En España nadie gana las elecciones solo con el máximo nivel de apoyo de los suyos; necesita el máximo nivel de indiferencia de los adversarios, y Pedro Sánchez tiene hoy un rechazo en los análisis cualitativos de los sondeos que, por sí mismo, justifica esto que están leyendo.

El hoy líder del PSOE ha basado toda su estrategia política en la polarización: primero dentro del PSOE -contra Susana Díaz, a quien derrotó, Felipe González y los barones autonómicos-, y fuera del mismo contra Mariano Rajoy. El viejo conmigo o contra mí le ha funcionado a las mil maravillas entre los electores, incluso frente a los hoy desaparecidos de la política Albert Rivera y Pablo Casado, pero da la impresión que el perro viejo que es Alberto Núñez Feijóo -tres mayorías absolutas en Galicia le avalan- le ha cogido la medida en menos de seis meses.

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