Está claro que a Sánchez no le preocupa la inmunidad ante la desesperante lentitud en la vacunación. Debe ser el único líder europeo que no ha dicho esta boca es mía salvo para soltar uno de sus eslóganes favoritos. “Estamos en el año de la vacunación y de la recuperación”. Igual que el verano pasado, cuando, según él, habíamos vencido al virus. Magnífica excusa para marcharse de vacaciones. Lo que de verdad le interesa a este gran estadista es alargar lo más posible los plazos para seguir pastoreando al rebaño, pero no en el campo, sino metidito en el redil. El buen pastor es el que da su vida por las ovejas, pero este gran presidente que nos ha caído en suerte, en lugar de contar cada noche las ovejas, piensa antes de dormirse que todavía es pronto para alcanzar la inmunidad de rebaño, no vaya a ser que salga algún carnero que le pase la cuenta de tantas frivolidades y falsedades.
Nada se moverá de aquí al 4 de mayo, ni siquiera nos contarán hasta donde va a caer el PIB no sea que desanime a los votantes de Gabilondo más de la cuenta. Bueno, claro que nos van a contar cosas. Especialmente falsedades sobre el PP de Madrid e Isabel Díaz Ayuso, la única política con mando en plaza que ha demostrado que el miedo a las bravatas y las amenazas no le hacen mella. A gran parte de la cúpula del partido, con Casado a la cabeza, el síndrome de Estocolmo les hacen tan prudentes que no acaban de dar con el talón de Aquiles del sanchismo, un ciempiés con otros tantos talones. De momento se ha quitado de encima a Iglesias, un farsante que llegó a la política para regenerarla y lo único que ha regenerado han sido sus finanzas. El que no iba a abandonar el pisito de Vallecas es hoy un rico casposo al que hasta los suyos le han visto el plumero. Con las alforjas llenas ha decidido echarse un órdago a sí mismo que le puede salir algo peor que regular.
Ni un voto de los comerciantes
A Sánchez le tiemblan las canillas, aunque lo intente disimular, y se ha puesto a cambiar delegados del Gobierno con un perfil más sumiso, sobre todo en Andalucía, donde Susana Díaz empieza a oler ya a cadaverina. Sánchez no hace prisioneros y no permite la más mínima discrepancia. En Madrid, como en toda España, los delegados del Gobierno no son otra cosa que comisarios políticos. El único cesado que ha recibido premio a cambio es el señor Franco, nuevo presidente del Consejo Superior de Deportes. Con ese apellido y teniendo en cuenta el último fichaje de Iglesias, un autodenominado representante del
sindicato de manteros, es decir de ilegales que venden productos falsificados, acostumbrado a correr como un gamo, Franco podría resucitar la demostración sindical en el Bernabéu para que el senegalés gane una medalla, después de la ciudadanía. Con ese fichaje Iglesias se garantiza que no le vote ni un comerciante de Madrid.
Iglesias dejó ayer el Gobierno porque es un vago, un demagogo, y a lo que se ve bastante desahogado a la hora de manejar el dinero público
Será suficiente con la salida de Iglesias para tranquilizar a los barandas de Bruselas y a los banqueros y empresarios españoles? Me da a mí que no. Me viene a la memoria una vieja portada de Cambio16 bajo la batuta del genial e inolvidable Pepe Oneto. “El malo es Felipe” con foto del entonces presidente y el vicepresidente Alfonso Guerra. Tantos años después yo tengo claro que el malo es Sánchez, algo que quedará en evidencia cuando haya pasado un tiempo, no demasiado, de la caída de su parapeto podemita.
Ya lo decía Álvaro Nieto el lunes aquí en Vozpópuli. El señor Iglesias nunca escondió su intención de acabar con la herencia del 78, Constitución incluida. Su escapada no vino por ahí. Sánchez quiere lo mismo pero desde una estrategia sibilina. Iglesias dejó ayer el Gobierno porque es un vago, un demagogo, y a lo que se ve bastante desahogado a la hora de manejar el dinero público. La pandemia, los contagios, en definitiva el dolor de tantas familias, será la munición de esta izquierda sin escrúpulos contra Ayuso, sin percatarse que su fobia a la presidenta de Madrid se ha convertido en una fobia contra los madrileños.
Qué mejor campaña para los populares que este cúmulo de falsedades. En poco más de un mes, si se cumplen las predicciones demoscópicas, van a empezar de verdad los problemas para nuestro mal pastor.
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