Opinión

Sánchez corta otra cabeza para salvar la suya

El presidente del Gobierno ha escenificado una puesta en escena destinada, exclusivamente, a sacrificar a la responsable de los Servicios Secretos para dar cumplida satisfacción a las exigencias de ERC

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles. -

El presidente del Gobierno ha consumado, una vez más, con milimétrica falta de escrúpulos, su manual de supervivencia a costa de una institución, el CNI, y de un funcionario sin carné político, su directora general, Paz Esteban, cuya cabeza ha entregado en bandeja de plata a sus socios independentistas a cambio de mantener su apoyo hasta el próximo chantaje.

Pedro Sánchez ha escenificado desde el lunes dos de mayo una puesta en escena destinada, exclusivamente, a sacrificar a la responsable de los Servicios Secretos españoles para dar cumplida satisfacción a las exigencias de ERC, cuyos votos siguen siendo el oxígeno imprescindible para que el presidente del Gobierno siga ocupando La Moncloa.

La estrambótica comparecencia de Félix Bolaños, anunciando a los cuatro vientos que el teléfono del presidente y de la ministra de Defensa habían sido espiados no tenía otra utilidad que victimizar al Gobierno y poner a los pies de los caballos de sus socios radicales a la responsable del CNI. De este modo, se justificaría la destitución que exigían los independentistas catalanes por haberles espiado a ellos cuando intentaban cometer varios delitos contra la integridad del Estado por los que varios de ellos acabaron siendo condenados y, posteriormente, indultados por el propio Sánchez en pago a los servicios prestados por los independentistas a su 'gobierno Frankenstein'.

A Sánchez, las explicaciones de Paz Esteban con todo lujo de detalles en sede parlamentaria –en una comisión de Secretos a la que, en una vuelta de tuerca más, había metido por la puerta de atrás y a toda prisa a ERC, Bildu o la CUP- de que el espionaje a 18 presuntos delincuentes contaba con todas las garantías de la ley y con el visado del juez competente, no le han removido un ápice de su plan. El domingo, con sus terminales mediáticas habituales, anunció que la suerte de la directora estaba echada y que en este Consejo de Ministros cortaría su cabeza.

Poco le importa al presidente del Gobierno que los Servicios Secretos queden descabezados y en medio de un indigno cambalache de apoyos políticos a un mes y medio de la Cumbre de la OTAN".

¿Puede alguien creer que el CNI espió a los líderes del separatismo sin previo aviso o posterior informe –como marca la ley que regula los Servicios Secretos españoles- al presidente del Gobierno que, recordemos, en aquellas fechas aseguraba que "en Cataluña se podrían estar cometiendo delitos importantes"?

Poco le importa al presidente del Gobierno que los Servicios Secretos queden descabezados y en medio de un indigno cambalache de apoyos políticos a un mes y medio de la Cumbre de la OTAN. Las embajadas occidentales que estos días atrás mostraban su preocupación de manera extraoficial por la repercusión del escándalo en la cita que debe decidir la estrategia de la Alianza en la próxima década asisten estupefactas al último pago político de Sánchez a quienes cuestionan la Constitución del 78 y cualquier institución molesta para ellos que de ella emana, desde la Corona a los Servicios Secretos cuya misión fundamental es garantizar, de acuerdo a ley como ha quedado acreditado, el mantenimiento de la democracia que los españoles nos hemos dado.

A Sánchez no le tembló el pulso en su día para cortar la cabeza del coronel Pérez de los Cobos, responsable policial en Cataluña durante el referéndum ilegal del 1-O. Los independentistas no le perdonaban su papel entonces y le exigieron al presidente del Gobierno su destitución. Usó para ello al ministro Grande-Marlaska, que no dudó en mentir en sede parlamentaria para intentar esconder su destitución bajo una falsa insubordinación que hoy está en el Supremo.

Como bien ha reaccionado el jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, "Sánchez consuma el esperpento" a unas semanas de una cita crucial para España y "ofrece la cabeza de la directora del CNI a los independentistas".

Para acabar con Paz Esteban, Sánchez ha utilizado a Margarita Robles, que ha perdido el pulso con Bolaños y con la parte 'morada' del Gobierno y que, como responsable política del CNI y superior de Paz Esteban, tenía una magnífica ocasión para dimitir y reivindicar la dignidad de quien tiene una plaza segura en la Magistratura. Pero ha preferido, como Marlaska, atar su suerte a un presidente del Gobierno cuya guía, por encima de los intereses del país y a cualquier precio, es únicamente su manual de supervivencia.

Como bien ha reaccionado el jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, “Sánchez consuma el esperpento” a unas semanas de una cita crucial para España “y ofrece la cabeza de la directora del CNI a los independentistas, debilitando una vez más al Estado para buscar su supervivencia. Es una auténtica afrenta a nuestro país. Injustificable”.  Urge convocar cuanto antes elecciones generales para acabar con un Gobierno dispuesto, caiga quien caiga, a desmantelar el Estado de derecho para conseguir mantenerse en el poder. España no puede seguir perdiendo el tiempo.

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