Opinión

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí

"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí" Augusto Monterroso Con solo siete palabras, el escritor guatemalteco Augusto Monterroso consiguió construir en 1954 el que durante mucho tiempo fue considerado el

"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí" Augusto Monterroso

Con solo siete palabras, el escritor guatemalteco Augusto Monterroso consiguió construir en 1954 el que durante mucho tiempo fue considerado el relato más corto de la historia, una alegoría que con precisión gramatical cervantina y resonancias que van desde lo kantiano a lo apocalíptico, fue interpretada en el México del PRI, el partido que se mantuvo setenta años en el poder, en clave política.

Supongo que esa fue exactamente la sensación de muchos madrileños cuando se despertaron el pasado miércoles tras el terremoto electoral que dio la victoria al Partido Popular y sumió en una histórica y humillante derrota al PSOE de Pedro Sánchez. A pesar de todo, el dinosaurio todavía estaba allí, y allí va a seguir estando -al menos- hasta las próximas elecciones generales.

Aún sin un partido que lo sustente (el actual PSOE, al menos en su estructura federal, no es otra cosa que un cascarón vacío de todo signo de vida política inteligente, una marca huera suspendida en el éter) Sánchez dispone de un gigantesco arsenal político, económico y administrativo en el Gobierno de España, que estoy seguro que va a utilizar a su favor para llegar a las próximas elecciones con posibilidades de victoria.

No, no estoy diciendo que las vaya a ganar, no pienso cometer el mismo error de quienes, tras la aprobación de los presupuestos generales hace unos meses, corrieron a vender la idea de que Sánchez se había asegurado dos o tres legislaturas de gobierno, sino que aún puede ganarlas, y esta es una posibilidad tan real como la ley de la gravedad.

Pero repasemos esta “línea Maginot” de la que dispone Sánchez detenidamente para darnos cuenta de toda la capacidad de fuego que aún atesora:

1.- El aparato del Estado: Con presencia en todas las comunidades autónomas, provincias, ciudades y hasta pueblos, Sánchez puede lograr que sus decisiones políticas lleguen a todos lados en un tiempo récord y beneficien a unos territorios o segmentos sociales sobre otros, además de, gracias a los servicios de estudios del estado, conocer antes que nadie las tendencias económicas y sociales del país, lo que le aporta una gigantesca ventaja sobre sus rivales.

2.- El aparato comunicacional de Moncloa: El Palacio de la Moncloa es la antena comunicativa más potente de nuestro país, con una sola rueda de prensa puede hacer que todas las televisiones, radios y medios repliquen el mensaje que ellos deseen y prácticamente sin filtros, una línea directa entre la sala de máquinas de Moncloa y las televisiones de salones y dormitorios de nuestras casas.

3.- El Parlamento: Sánchez dispone, al menos hasta ahora, de mayoría en ambas Cámaras junto con sus aliados independentistas y nacionalistas, y puede convertir al Parlamento en un ariete tanto para aprobar leyes y decretos como para atacar a la oposición gracias a un reglamento que otorga ventaja al gobierno en cada debate que allí se produzca.

¿Garantiza todo esto que Sánchez vaya a ganar las próximas elecciones? Ni de lejos. Lo que asegura es que estará en disposición de dar la batalla en condiciones inmejorables, y que va a contar con enormes ventajas materiales sobre el PP de Pablo Casado, ventajas que a buen seguro que va a tratar aprovechar.

A no ser que siga basando sus estrategias electorales en las encuestas de Tezanos, claro.

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