Compareció este sábado Pedro Sánchez ante los españoles y en su discurso, que duró una hora, se olvidó de comentar un detalle nimio. Algo sin importancia para la nación: que el estado de alarma se extenderá durante 15 días más de lo previsto. El lapsus obligó a Moncloa a filtrar esta mañana la noticia a los medios de su confianza. De los que nunca difunden bulos ni información interesada. De los que no cae en la crítica injusta ni en el revanchismo partidista. De los que reclamaban hace unas horas ayudas públicas al Gobierno para aminorar las pérdidas que generará en sus cuentas la crisis del coronavirus. Hoy por ti, mañana por mí.
La omisión de Sánchez es razonable si se tiene en cuenta que el presidente trasladó a los españoles datos de enorme importancia, como que el uso de queroseno ha descendido en la última semana o que España fue, durante unas horas, el quinto país del mundo con más tráfico de datos en internet. Para rematar, pronunció una frase que deja claro que el Gobierno ha realizado un minucioso seguimiento del Covid-19 e incluso ha sido capaz de apreciar su evolución, prueba de que no le quita ojo. “Ahora sabemos que el virus es más dañino”, expresó.
Cuando terminó de hablar, Rosa Montero, una de las literatas españolas con más presencia y, sin duda, una de las intelectuales que debería ser seguida con una mayor atención por quienes aspiren a conquistar las alturas, escribió: “Magníficas y emocionantes las palabras de Pedro Sánchez. Nunca me ha gustado como orador, siempre me pareció envarado y un poco plástico, pero con esta crisis está inmenso”.
A las pocas horas de que se produjeran estos acontecimientos, los informativos de Televisión Española subrayaban los esfuerzos del Gobierno para importar y fabricar mascarillas y respiradores con los que hacer frente a la crisis. Para rematarlo, la Benemérita difundía un comunicado que se titulaba: “La Guardia Civil realiza el acompañamiento de un camión con material sanitario”.
Aviso a navegantes
Por si alguien tuviera el atrevimiento de cuestionar la información oficial que se distribuye desde las instituciones, el siempre ejemplar y cristalino ministro de Transportes, José Luis Ábalos, lanzaba un aviso a navegantes en una entrevista para La Vanguardia: “El país necesita que todos los servidores públicos estemos a la altura, a su altura, y no perdonará ni actitudes egoístas ni a quienes traten de sacar rédito político de una tragedia nacional”. El Estado soy yo, faltaría más.
La advertencia también debe extenderse a la prensa enemiga. A esa que está especializada en lanzar bulos y dividir a los españoles. Hay diarios digitales con millones de lectores, pero críticos con el Ejecutivo, a los que no se ha emplazado a difundir los mensajes de prevención contra el coronavirus, pues vaya usted a saber cómo los podrían manipular.
Todo esto prueba que el Gobierno está más preocupado por imponer su relato que por contar la verdad.
El esfuerzo para garantizar la correcta difusión de la verdad requiere cerrar cualquier grieta por la que pudieran filtrarse mensajes tóxicos. Por eso, el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, realiza un esmerado cribado de las preguntas que recibe el Gobierno de los periodistas en sus ruedas de prensa telemáticas. Por tanto, hay determinados aspectos de esta crisis sobre los que el presidente no se pronunciará. No merece la pena responder a quienes sólo pretenden desestabilizar y dividir.
Estrategia de comunicación
Sánchez ha anunciado este domingo, en una comparecencia, la extensión durante 15 días más del estado de alarma. Lo ha hecho unas horas después de que se filtrara la noticia, cuando bien pudo anticiparlo este sábado, en horario de máxima audiencia televisiva. De hecho, se lo preguntaron, pero salió por peteneras, pues no interesaba ofrecer esa información con tanta premura.
El plan era difundirlo antes de la reunión con los presidentes autonómicos para que el anuncio sirviera para amortiguar el efecto de las críticas de quienes consideran que Moncloa no ha actuado con la diligencia suficiente durante esta crisis sanitaria. Los que han pronunciado "matices irrelevantes y absurdas sospechas", como ha dicho Sánchez en la rueda de prensa.
Todo esto prueba que el Gobierno está más preocupado por imponer su relato que por contar la verdad, algo especialmente repugnante si se tiene en cuenta el escollo que se ha situado en el camino de todos los españoles, confinados, preocupados y con más incógnitas que respuestas sobre su futuro inmediato.
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