Opinión

Sánchez ya tiene legado: el Gobierno que nos robó durante una pandemia mundial

No será la colonización partidista de las instituciones. Ni la moción de censura. Ni los indultos. Ni entregarle la alcaldía de Pamplona a EH Bildu. Ni el Falcon. Ni la amnistía a la carta para Carles Puigdemont. El legado de Pedro Sá

No será la colonización partidista de las instituciones. Ni la moción de censura. Ni los indultos. Ni entregarle la alcaldía de Pamplona a EH Bildu. Ni el Falcon. Ni la amnistía a la carta para Carles Puigdemont. El legado de Pedro Sánchez quedará unido para siempre al Gobierno que nos robó a todos durante una pandemia mundial.

Sánchez es un líder preocupado por su imagen en la posteridad. Y esa imagen ha quedado manchada para siempre. Ocho contratos que se firmaron desde dos Ministerios del Gobierno presidido por su persona y desde otras dos comunidades del PSOE. Un enriquecimiento descomunal por el presunto cobro de comisiones en la compra de material sanitario destinado a una sociedad muerta de miedo en aquel entonces.

Sánchez y la mancha de su Gobierno

El papel de Salvador Illa, José Luis Ábalos, Francina Armengol o Ángel Víctor Torres en el 'caso Koldo' enfanga el legado de Sánchez con la mancha de la corrupción. Y confirma que la gestión que hizo su Gobierno de la pandemia del covid-19 es, sin duda, una de las peores de Occidente. La memoria es frágil, pero la Historia recordará cómo nuestro Gobierno nos dijo que ese virus era un simple resfriado, mientras los hospitales se colapsaban, China se cerraba a cal y canto y centenares de personas morían en Italia cada día.

Y llegó el confinamiento. Ilegal por cerrar el Congreso, según el Constitucional. Pero más por la fórmula elegida que por su necesidad. Era más que necesario. Como toda regla, el confinamiento tuvo sus excepciones. Que se lo digan a la presidenta del Congreso Armengol, pillada de copas bien superado el toque de queda sin que tuviera consecuencia alguna para ella.

El estallido del 'caso Koldo', destapado por Vozpópuli hace ya demasiado tiempo, pone ahora el foco en la compra de material sanitario. Su escasez en aquellos días trajo por la calle de la amargura a las autoridades, incapaces de proteger a su gente.

Por eso es doblemente grave que se utilizase precisamente esa compra, que podía marcar la línea entre la vida y la muerte, para enriquecerse. Es una traición que retrata a los que hicieron la vista gorda ante los precios de un proveedor que nada tenía que ver con ese mundo.

Nadie dio la voz de alarma. No sólo eso. Illa también se apuntó a este carro. Algún día habrá que analizar cómo una de las peores gestiones sanitarias del mundo –del resfriado a confinar Madrid- ha podido beneficiar la figura política de Illa. Sea como fuere, tampoco nadie en Sanidad pareció percatarse del gigantesco robo de las mascarillas.

Una salida para Ábalos

Y la excusa de que eran momentos muy difíciles no vale. Koldo ofreció su proveedor a otros gobiernos autonómicos, como el de Aragón, que rechazó la transacción por considerar que el precio era totalmente desorbitado. Si ellos tuvieron esa prevención, ¿por qué no el resto?

Sánchez y su Gobierno quedarán marcados para siempre por este caso. Podrá sacrificar a Ábalos, pero no será real. A un personaje como Ábalos se le da una salida, porque vale más por lo que calla que por lo que habla.

Sánchez ya hizo algo parecido con otra ilustre valenciana. A Carmen Montón le pillaron una tesis plagiada y salió del Consejo de Ministros para vivir a cuerpo de reina como embajadora de España ante la OEA.

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