Se ha inducido desde muchas tribunas a la equiparación entre Vox y Bildu como ejemplos de radicalismo de cada lado pero es un error, en el arco ideológico español el equivalente a Vox en la izquierda es Sumar y, por suerte, Bildu es un partido único, no se puede asimilar a ninguno otro. Se trata de un partido compuesto y apoyado por personas a las que les parece bien homenajear a asesinos confesos. Sólo por eso, sin entrar en nada más, era un tabú, hasta no hace tantos años, pactar con ellos. Sánchez lo cambió, y el blanqueamiento que este partido, incluso tras la noticia de querer presentar en sus listas para las elecciones locales de mayo a 44 condenados por terrorismo, ha conseguido convencer incluso a los votantes del PSOE, partido que sufrió como el que más los atentados de ETA, que no es un problema pactar con ellos.
Bildu («Reunir(se)» en euskera) nació en 2011 como coalición electoral de izquierda soberanista intentando desligarse del movimiento más violento, que se identificaba con Sortu, heredero de Batasuna que en ese momento estaba ilegalizado. Cuando en junio de 2012, y por un solo voto, el pleno del Tribunal Constitucional aprobó la legalización de Sortu como partido político, aún estaba Arnaldo Otegui en la cárcel (cumplió 6 años de condena por pertenecer a ETA). Con el tiempo, Sortu se integró en Bildu y el actual coordinador general de Bildu es precisamente Otegui, con lo que el vínculo creo es evidente, y así lo era, repito, también para los votantes socialistas hasta que Sánchez necesitó de sus votos primero para echar a M. Rajoy de la presidencia, y luego para poder mantenerse en el poder.
Bildu, como todo partido que defiende la secesión de una región de España, pretende quitar a todos los españoles para siempre parte de su territorio, población y PIB
En noviembre de 2022, tras aprobarse los PGE de 2023 gracias a sus votos, Otegui no dudó en afirmar que «sin vascos y catalanes independentistas de izquierda, no hay Gobierno PSOE-Podemos en el Estado y eso nos ofrece la posibilidad de negociar cosas». Hace menos de dos meses, en plena campaña electoral, Otegui y Junqueras de ERC participaron en un mitin en el que también estaba Gabriel Rufián que dejó esta frase: "El PSOE se ha visto obligado a negociar, semana a semana, con el independentismo de izquierdas vasco y catalán". Los votantes del PSOE de julio de 2023 no pueden argumentar, como sí podían hacerlo los de 2019, que no supieran que esto es así, y que seguiría siendo así en una nueva legislatura. Esto es especialmente grave porque Bildu, como todo partido que defiende la secesión de una región de España, pretende quitar a todos los españoles para siempre parte de su territorio, población y PIB.
Destacaría que quiere volver a la indemnización por despido de 45 días y pide la reducción de la jornada laboral hasta las 32 horas semanales sin reducción salarial ni modificación de condiciones
Así que, más allá del importante tema ético -sobre el que tantos quieren pasar de largo-, Bildu también defiende una ideología muy peligrosa en el campo económico. Su programa electoral para las generales de 2023 era el típico modelo de ultraizquierda intervencionista, muy similar al de Sumar, y destacaría que quiere volver a la indemnización por despido de 45 días y pide la reducción de la jornada laboral hasta las 32 horas semanales sin reducción salarial ni modificación de condiciones. Es decir, que los contratadores -sean públicos o privados- paguen igual a los empleados aunque trabajen bastante menos y que sea más caro despedirles, algo que ya se ha demostrado no sirve para evitar que suba el paro (lo vimos en la crisis de 2008) y que perjudica seriamente el ánimo por contratar de los empresarios ante el elevado coste que supone prescindir luego de un empleado si la situación del negocio empeora. También quiere subir más el salario mínimo, las pensiones mínimas y muchas más medidas “sociales” (transporte público gratuito, intervenir precios, ampliar el IMV, más médicos…) por supuesto financiadas por el socorrido comodín de “más impuestos a los ricos, energéticas y banca”, medidas similares a las que defienden, de ahí su sintonía con ellos, formaciones como ERC y Sumar; en otras ni siquiera se molesta en decir cómo serán financiadas o cómo encajarlas legalmente (como la propuesta de congelar las cuotas a las hipotecas inferiores a 250.000 euros). Incluso entre sus promesas electorales está el “exigir al BCE la reversión del aumento de los tipos de interés”.
Probablemente sea cierto que, por culpa de los medios, en la mayoría de Europa se creen que el único partido "radical” que da “miedo” es Vox
Esto último demuestra su escaso interés en la independencia de las instituciones, y el difícil encaje que tiene su programa con un país perteneciente a la Unión Europea, de nuevo algo coincidente con Sumar y ERC. Internacionalmente Bildu no es muy conocido, y probablemente sea cierto que, por culpa de los medios, en la mayoría de Europa se creen que el único partido "radical” que da “miedo” es Vox. Sin embargo, en Estados Unidos tanto Otegui como cuatro dirigentes más de Bildu, tienen prohibido incluso sobrevolar el espacio aéreo de la primera potencia económica mundial ya que están incluidos en la lista No Fly List, elaborada por el Centro de Detección de Terrorismo del FBI. Tampoco es ningún secreto que Bildu (como Sumar y ERC) apoyan a países donde se violan los derechos humanos, incluso a dictaduras, y tampoco ayudan mucho a Sánchez en su campaña para lavarles la imagen. De vez en cuando sueltan declaraciones que no dejan lugar a dudas sobre lo que de verdad defienden y sobre su papel en la gobernabilidad de España, contra el ocultamiento de este hecho que pretende hacer el PSOE. Algunas, como las citadas antes, son recientes, otras tienen más años pero creo no dejan lugar a dudas. Oskar Matute, diputado de Bildu en el Congreso y que antes estuvo en IU, afirmó en Twitter en 2017: “Yo no soy diputado para reformar España. Lo soy para defender mi nación, la vasca, y mi clase, la obrera”, y añadió: “no estamos en Madrid para reformar una España irreformable y de la que queremos irnos”.
En resumen, Bildu es un partido de ética dudosa que, como ERC y Junts, propugna reducir el PIB, el tamaño y la población de España (al propugnar la secesión) por siempre, con propuestas económicas suicidas, que no encaja en la defensa de la democracia y de la independencia de las instituciones que defiende la UE (como Sumar y ERC), y que además admite que España (como ERC y Junts) no es su prioridad. Es muy muy difícil que su colaboración en el gobierno de España pueda beneficiar al conjunto de los españoles.
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