Es la norma, mantener la boca cerrada y maniobrar en la sombra mientras se ocupa el cargo pero, después, una vez caído en desgracia, con todo ya perdido, cantar La traviata. Es el falso arrepentimiento del político oportunista. Nunca antes, siempre cuando ya no hay posibilidad de transacción alguna y se está en trance de ser un paria más de los muchos que hay en España. Este es el signo de los tiempos, el político que sólo busca mantenerse vivo, aferrado a la teta del presupuesto, porque fuera, donde el común se parte la cara, hace frío, demasiado para gente que tiene la piel muy fina, sin un solo callo.
Su incompetencia y la ambición de poder de Iglesias le llevaron a un callejón sin salida. Y ahora, como mal perdedor, quiere ajustar cuentas con el diablo
Ya puestos, si se desembucha a destiempo qué menos que contarlo todo, desde el principio. Porque si un golpe de mano ha desalojado a Sánchez de la Secretaría General del PSOE, gracias a otro llegó al cargo: para cerrarle el paso a Madina. Cuando aceptó tan inmerecido ascenso, sabía lo que había y cerró el pico, pensando que podría cumplir su parte del trato sin que le costara la vida. Pero su incompetencia y la voluntad de poder de Pablo Iglesias le llevaron a un callejón sin salida. Y ahora, como mal perdedor, quiere ajustar cuentas con el diablo.
Dicen que detrás del canto del cisne del desesperado Sánchez está la intención última de pasarse con armas y bagajes al verdadero enemigo del PSOE; o sea, al partido-movimiento de los Iglesias y Errejones, que es el producto estrella de esta España material y moralmente desfondada, encallada en una comprensión decimonónica del mundo, tan infantilizada que empuja a sus hijos hacia el nihilismo y la egolatría desde la más tierna infancia, haciéndoles creer que descienden de la pata del caballo del Cid, que están llamados a grandes logros aun sin aprender de la vida dos o tres lecciones indispensables. Y así piensa seguir el tal Pedro, buscando acomodo a cualquier precio. Lo que sea antes que patear las calles en busca de un vulgar trabajo.
Demasiados ungidos
Asusta como está España, hasta la bandera de tipos que buscan un atajo hacia la gloria, gente para quien el fin justifica los medios, porque ellos, al contrario que usted, querido lector, se creen ungidos, tocados por el divino dedo del destino, dueños de la verdad revelada. Y en su caso no rigen las mismas reglas que para el resto de mortales. Se lo han inculcado desde críos. Y al final han terminado oyendo voces, creyendo a pies juntillas que han venido a este mundo para algo más que el rutinario madrugón del currante con una nómina exigua, el insomnio del empresario honrado, que hace malabarismos para no cerrar el chiringuito, o el parado que se desespera porque no encuentra sitio en un engranaje productivo lleno de trabas y parásitos.
Lo tremendo no es ya que haya tanto personaje viviendo del presupuesto y disfrutando de un nivel de vida tan sospechoso como inmerecido, sino lo numerosa que es la tropa dedicada a insultar a los que les pagan las nóminas
A este grupo de iluminados que se tienen en tan alta estima también pertenece Sánchez. Antes sólo eran sospechas, ahora ya es certeza. Él mismo se ha empeñado en demostrarlo con todo lo dicho, lo hecho y… lo callado. Y, ahora, con su desesperada 'road movie', que no sólo aspira a discurrir por polvorientas carreteras comarcales sino también, y principalmente, por platós televisivos, no deja margen a la duda. Y es que una cosa son los cómicos de la legua y otra muy distinta los políticos divinos que se resisten a bajar a la Tierra.
Sin embargo, lo tremendo no es ya que en España haya tanto personaje viviendo del presupuesto y disfrutando de un nivel de vida tan sospechoso como inmerecido, sino lo numerosa que es la tropa dedicada a insultar a los que les pagan las nóminas; es decir, a los contribuyentes españoles. Demasiado aforado recreando la Historia, faltando a la verdad, generando conflictos, propagando el revanchismo y azuzando los más bajos instintos, en vez de apelando a la razón, al pensamiento elaborado y profundo, que es lo que hace falta. Histriones que se rasgan hipócritamente las vestiduras ante el hecho de que siga gobernando la famiglia Popular, porque, dicen, es la derecha corrupta, pero que no le hacen ascos a las mafias regionales, a esos otros canallas de la mordida que se envuelven en la bandera del patriotismo de provincias. Lo que sea con tal de formar parte del Olimpo y no tener que demostrar a ras de suelo, donde la demagogia no cotiza, cuáles son sus gracias, sus verdaderos méritos. Eso es para los que sudan, para los que pagan tributos.
¿Cómo no va a haber Rajoy para rato si, después de casi una década del estallido de la burbuja, la montaña no ha parido otra cosa que ratones bocazas?
¿Cómo no va a haber Rajoy para rato si, después de casi una década del estallido de la burbuja, la montaña no ha parido otra cosa que ratones bocazas? ¿Cómo reprochar a lo que queda del PSOE que se inmole para que gobierne el inane Mariano si, a lo que parece, la alternativa la constituyen lunáticos, matones o sinvergüenzas? Lo dijo Voltaire, Pedro, "el que revela secretos de los demás pasa por traidor. El que revela el suyo propio, pasa por idiota".
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