Opinión

El renglón torcido de Pedro Sánchez en la Historia de España

Murió y resucitó en el PSOE, ganó la primera moción de censura de la democracia, encabezó el primer Gobierno de coalición y sacó a Franco del Valle de los Caídos, pero el juicio de la Historia recordará a Sánchez como un rey sol al que abrasó su ansia de poder

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con su perra Turca tras ganar la moción de censura. -

A Pedro Sánchez siempre le ha preocupado el juicio de la Historia. Era algo que muchos socialistas comentaban en privado cuando ganó la moción de censura. Eran los tiempos de Sánchez el breve. De aquellos instantes inolvidables made in Iván Redondo como el footing del presidente con su perra Turca y las gafas de sol en plan commander in chief de Torrente. Habrá que contar todo lo que hemos vivido en esta presidencia sin pestañear dos veces. El presidente quería que su mandato durase más que el de Leopoldo Calvo Sotelo. Y lo consiguió.

Pero la persona que mejor definió a Sánchez fue el hombre que pasó del sofá de Ana Rosa al Consejo de Ministros en un abrir y cerrar de ojos. Y no lo hizo en una tertulia política sesuda, sino en el prime time del programa de entretenimiento más visto de España –El hormiguero, de Antena 3-. ¿Cómo me recordará la Historia?, le decía a Sánchez a Máximo Huerta dos minutos antes de echarle por nada. Nadie ha retratado mejor al personaje que Huerta.

El Manual de resistencia del jefe del Ejecutivo está seco. Los españoles le han dado una sonora patada en el culo al presidente en las autonómicas y municipales. Y todo indica que esa patada será igual o más contundente el 23 de julio, gran truco final de La Moncloa para intentar evitar lo inevitable.

Sánchez y el invierno glaciar en el PSOE

La Historia necesita tiempo para reposar su juicio. Y Sánchez necesita también el suyo para terminar de escribir el renglón que le acompañará más allá de esta generación. Hay hitos que nadie le puede discutir pase lo que pase en julio. Su ascenso, caída y regreso al liderazgo del PSOE. El primer ganador de una moción de censura. El primer gobierno de coalición de la democracia con sus 22 ministerios. El presidente que sacó a Franco del Valle de los Caídos. El presidente que se enfrentó a una pandemia mundial. Eso está ahí. Y no admite discusión.

Pero nada es como empieza, sino como termina. Y si no que se lo digan a José María Aznar o tirando por elevación al rey Juan Carlos. El final está siendo dantesco. Será difícil que no se juzgue a Sánchez como a un mentiroso, un presidente sin más ideología que sus propios intereses, capaz de entregarse a Bildu y el separatismo catalán sin necesitarlo. El presidente del Falcon para ir a Benicasim, el de unas instituciones colonizadas y arrodilladas de una manera nunca antes vista, el del documental a su mayor gloria.

Sánchez será el presidente que puso al PSOE al filo del precipicio dos veces. Una en 2016, en aquel comité federal. Y otra en 2023, entregando al PP un poder casi absoluto. Después de Sánchez llega el invierno glaciar a Ferraz. La estrella de Sánchez se apaga. Y el PSOE necesita nuevas ideas y un liderazgo que surja de entre las listas del 23 de julio para hacer oposición desde el Congreso, y no desde fuera. Lo lógico es que esa tarea recaiga en alguno de sus muchos purgados -sin perra ni ansias de gloria-, que hoy exhiben esa medalla como un mérito después de años condenados al olvido.

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