En Andalucía ha ocurrido lo que se veía venir, lo que tenía que ocurrir y lo que el PSOE se merecía que le ocurriera. Si a los hechos perpetrados por Pedro Sánchez desde la Moncloa se les suma la situación económica actual (déficit, deuda, inflación), la oposición realizada en Andalucía, una campaña electoral nefasta y un candidato sin liderazgo y vencido antes de tiempo (Juan Espadas), tenemos algunas de las principales razones que explican su fracaso electoral. Todo lo anterior, la estabilidad del Gobierno andaluz, el talante moderado de Juanma Moreno y no haberse equivocado demasiado dan cuenta del éxito del PP. Y es que en la política, como en el deporte, cuentan los aciertos y los errores propios y los de los adversarios.
A los electores les importan las cosas del comer y la mayoría se muestran alejados de las cuestiones de las que habitualmente discuten los partidos. Sin embargo, tal cosa no implica que sean ciegos a lo que ocurre en la política nacional o que estén dispuestos a comulgar con ruedas de molino. Su paciencia, además, tiene un límite. Es por ello que creo que algo habrá afectado en el voto finalmente emitido por los andaluces que el PSOE forme coalición con Podemos y se apoye para gobernar España en quienes quieren romperla. Algo habrán afectado los indultos concedidos a los que trataron de perpetrar un golpe de Estado contra la democracia española, sus relaciones con ERC o sus acuerdos parlamentarios con Bildu. Algo habrán afectado que se abandone a los constitucionalistas de Cataluña, los pactos con el PNV o el extremismo de Podemos, sus socios de gobierno. Y tantas otras cosas.
Pensar que las decisiones del Gobierno de España no tienen incidencia directa en cualquier elección que se celebre, es no entender nada y vivir de espaldas a la realidad política. Y es una obviedad que las decisiones del PSOE de Sánchez han tenido incidencia directa en el fracaso sufrido en Andalucía. Ya lo escribió Montaigne: "No busquemos justificación en las cualidades externas de las cosas: hemos de rendirnos cuentas a nosotros mismos". Si uno es responsable de sus éxitos, lo es también de sus fracasos.
El PSOE, obviando lo sucedido en Madrid o en Castilla y León, ha insistido en azuzar el miedo a Vox, y tal estrategia ha vuelto a cosechar un fracaso inapelable
Obviamente, hay más razones que explican la debacle electoral de la izquierda y el éxito del PP. El PSOE, obviando lo sucedido en Madrid o en Castilla y León, ha insistido en azuzar el miedo a Vox, y tal estrategia ha vuelto a cosechar un fracaso inapelable. No será porque no estuvieran avisados. En primer lugar, porque el PP ya venía llegando a acuerdos con Vox; y, en segundo lugar, porque demuestra ser un partido perdedor, más pendiente de lo que hacen sus adversarios que de lo que hace y propone uno mismo. Si uno pregunta insistentemente a su rival con quién va a gobernar, está reconociendo su victoria antes de producirse. Y, de ese modo, además, convierte a su rival en el depositario del voto útil: tanto para parar a Vox como para aglutinar el voto de la derecha. El abc de la política.
Los errores han sido múltiples y a lo único que parecía aspirar el PSOE es a que el PP tuviera que depender de Vox, lo cual dejaba en muy mal lugar a quienes llevan tiempo insistiendo en que Vox es un peligro para la democracia. Si lo crees de verdad, no quieres su éxito electoral sino su fracaso. Y si no lo crees de verdad pero lo expresas, es que eres un cínico. A los ciudadanos no les gusta que les vendan milongas, se exageren los términos o se les mienta sin rubor y con descaro. En lugar de criticar al gobierno de PP y Ciudadanos desde la izquierda y presentar una propuesta alternativa (y había margen para ello), se ha optado por la exageración y los excesos. Por si no era suficiente, apareció el ínclito Zapatero para alabar a Chaves y Griñán, condenados por corrupción política, y recordar lo que algunos tenían ya olvidado. A continuación, Adriana Lastra amenazó con salir a las calles si no alcanzaban la victoria. No es que no hayan movilizado a los votantes de izquierdas, es que los han espantado.
Así pues, las razones del batacazo electoral son múltiples; quien quiera añadir alguna más, que escuche las declaraciones de Adriana Lastra la noche electoral, compendio de muchos de los males que afectan al PSOE.
Voy más allá. Creo que en Andalucía se ha podido iniciar un nuevo ciclo político que se caracterizará por la reunificación de la derecha (aunque queden restos de Vox) y por la desaparición o sustitución del PSOE por una nueva izquierda (aunque queden restos de una izquierda identitarista, particularista, populista y nacionalista). Sé que es mucho decir, pero creo que es una hipótesis más que posible.
Feijóo estaría en disposición de lograr una mayoría amplia y este PSOE ya no sería ni siquiera una posible alternativa
Es probable que el PP vaya recuperando los votos que se fueron a Vox (que irá menguando), casi todos los que se fueron a Ciudadanos (cuya supervivencia parece ahora mismo una quimera) y parte de los que antes pertenecían a los socialistas. Con estos mimbres, Feijóo estaría en disposición de lograr una mayoría amplia y este PSOE ya no sería ni siquiera una posible alternativa. En cuanto a la situación en la que queda la izquierda, se evidencia con más claridad que nunca la necesidad de que exista una izquierda nacional y con sentido de Estado que sustituya electoralmente a la izquierda populista y disgregadora que llevamos años padeciendo (desde Zapatero, por ser precisos).
El futuro del PSOE de Sánchez es negro. Y, puesto que no hay otro PSOE que el de Sánchez, hagan cuentas. Es una hipótesis, ciertamente. Pero podría hacerse realidad.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación