Como amantes de los monólogos de humor no podemos por menos que felicitarnos ante el que llevó a cabo Pedro Sánchez este miércoles. No es un cómico al uso, porque se escribe, protagoniza y ríe sus ocurrencias. Y como al público se lo trae de casa, tiene el aplauso asegurado. Emplea sabiamente el recurso del running gag, el chiste recurrente, como bien se vio en su desopilante actuación – porque actuaba, que a nadie le quepa la menor duda – cuando dijo que el gobierno gobernaba mientras la oposición fabulaba y, gustándose el chiquillo, lo repitió creyendo haber encontrado una frase feliz. No defraudó empleando sus gags preferidos como que Feijóo no ganó las elecciones, que cuando iba con VOX era extrema derecha y ahora que no va está perdido en la nada, que el suyo es un gobierno de progreso - el chiste más colosal de todos - y, en fin, su repertorio habitual en el que incluyó alguna novedad que quisiéramos destacar.
Cual reencarnación de Eugenio, pero obviando la seriedad del genial cómico y riéndose, haciendo muecas y demostrando unos nervios impropios en tan consumado comediante, hizo muchas gracias con los separatistas catalanes. Impagable lo de que diciéndoles que sí a todo España viviría mejor y habría más convivencia. Hubo gente en la sala que tuvo que salir al lavabo porque realmente aquello era para mear y no echar gota. También tuvo gracia cuando despachó los presuntos delitos de corrupción cometidos por su esposa y su presunta implicación en los mismos con un “No hay caso”. Mira, qué risa, qué arte, que dominio de la mímica. Ni Marcel Marceau logró tanto con tan poco. Y hablando del célebre mimo, no se descarta que el hilarante Sánchez no adopte en el futuro esa especialidad dado que le gusta hablar poco, salvo cuando emplea dos horas para soltarnos un rollo a lo Maduro.
Lo hecho por este gobierno en el terreno de la comedia es meritorio, entre Sánchez, María Jesús Montero – de los Capuletos y Monteros, que decía ayer un amigo mío -, Gracita Bolaños y la ministra Alegría
Lo hecho por este gobierno en el terreno de la comedia es meritorio porque entre Sánchez, María Jesús Montero – de los Capuletos y Monteros, que decía ayer un amigo mío -, Gracita Bolaños y la ministra Alegría, alegría, que a mi novio le ha tocao el gordo la lotería se podría hacer un nuevo Club de la Comedia, o La Hora Chanante, o No te rías que es peor. Ah, pero a Pedrete le ha salido competencia, porque antes de su actuación se produjo en otro escenario la de Lambán Lambín Lambón que repitió su monólogo “Mira si estoy cabreao que hoy no ceno”. con discreto éxito digámoslo todo. Lógico, a ver quién es el guapo que puede competir con ese político bufo, chamarilero de sonrisas, que es el presidente, capaz de disimular todo un golpe de estado como el pacto que ha ofrecido a ERC en materia económica como si fuera la receta del bacalao a la vizcaína.
Que esa es otra, porque Sánchez, además de las gracietas, podría perfectamente presentar un programa de cocina tipo “Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como” y ofrecernos a los españoles sus guisotes imposibles de tragar con la Constitución en la mano. Por resumir, lo de declarar ante el juez ha pasado de “Ayudaré a la justica a esclarecer los hechos como no puede ser de otro modo” a querellarse contra su señoría el Juez Peinado empleando la abogacía del estado; lo de no ceder en la financiación “singular” a los separatistas, de ser un desastre y la consagración de la desigualdad entre españoles es ahora una bendición para todos; la economía va como el cobete de Mariyoli, todos vivimos mejor que hace diez años y ya está. Por cierto, ni una pregunta sobre la inmigración ilegal masiva, Maduro, Marruecos, Hamás, el incremento brutal de violaciones en España así como de la delincuencia o lo de su hermanito, que pinta también de suyo jugoso. Faltan folios para tanto chiste malo.
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