Hay una escena que me gusta mucho de la película Algunos hombres buenos (Rob Reiner, 1992) en la que el teniente Daniel Kaffee, que interpreta Tom Cruise, acorrala al coronel Nathan R. Jessup, que interpreta Jack Nicholson. El teniente le dice al coronel: "¡Quiero la verdad!" El coronel le responde al teniente: "Tú no puedes encajar la verdad". Claro, no podía porque si la encajaba, el joven oficial descubriría que el coronel era el inductor de la muerte de un inocente y débil soldado.
Un diálogo así he imaginado tras el hundimiento sanchista del domingo y la posterior convocatoria de elecciones generales. El problema es que, aunque la imaginación sea laxa y caprichosa, no he encontrado ningún actor en el PSOE con las agallas suficientes para exigirle a Pedro Sánchez la verdad. Primero, porque hay demasiada gente instalada cómodamente en la mentira. Segundo, porque, qué pereza saber la verdad. Tercero, porque peor que conocerla es encajarla. Y cuarto, porque, aunque Sánchez sea el principal culpable, todos le han dejado hacer.
La única manera de encajar, no la verdad, sino la realidad, es golpeando el calendario y convocando elecciones generales para que la gangrena no termine llegando al corazón. En el PSOE hay quien cree que no puede ser el candidato. Callan. Nadie se lo va a sugerir, aunque la espantada y corte de coleta del extremeño Guillermo Fernández Vara suene a hartazgo y desesperación.
Hasta que el sanchismo no reconozca la verdad no podrá corregir el rumbo. Todavía Sánchez sigue sin responder a la pregunta de si seguirá buscando el apoyo de Bildu
Otra vez se dispone a sacar el espantajo de la ultraderecha y los pactos que vienen. Quiere que coincidan esos acuerdos con la campaña electoral. Pero eso ya no asusta a nadie, y menos si lo denuncia quien ha pactado con Junqueras, Otegi y Pablo Iglesias. Consejos vendo que para mí no tengo. Hasta que el sanchismo no reconozca la verdad no podrá corregir el rumbo. Todavía Sánchez sigue sin responder a la pregunta de si seguirá buscando el apoyo de Bildu. Creo que Emiliano García-Page -verdadero hombre bueno en el secarral sanchista-, se lo ha explicado una y otra vez: "Pedro, lo que da miedo es Otegi, y los indultos a Junqueras, y tus pactos, y tu ministra del sí es sí…"
Pero Sánchez será lo que sea, incluso aún más de lo que muchos imaginamos. Que sea un mentiroso compulsivo, un tipo amoral y sin ideología, no le hace idiota. Ciertamente no lo es. Conserva el olfato de los supervivientes. El que desarrolló cuando supo que no podía ganarse la vida en la política y copió una tesis para hacerse profesor. El mismo que engañó a quienes le creyeron cuando aseguró que no haría pactos con la extrema izquierda, ni con separatistas, ni con los herederos de los terroristas. Hoy Bildu, tras su correspondiente blanqueo, le saca al PNV 44.000 votos en el País Vasco y Navarra. ¡Gran visión la de Urkullu, Ortuzar y Esteban el día que engañaron a Rajoy y dieron a Sánchez la presidencia!
Estamos ante un fabulador, un encantador de mediocres que no han tenido el valor de preguntarle a dónde vas y adónde nos llevas
La mochila de agravios perpetrada por Sánchez es tan voluminosa que, aunque adelante las elecciones nadie la olvidará. Es verdad que aguantar en esta situación hasta diciembre puede dejar al PSOE para el arrastre y con aromas a aquello que le paso a la UCD. Pero Sánchez, ya digo tiene olfato, y ninguna vergüenza como político. Estamos ante un fabulador, un encantador de mediocres que no han tenido el valor de preguntarle a dónde vas y a dónde nos llevas. Un tipo así, con un problema tan enorme para relacionarse con la verdad y sin ningún compromiso con el ridículo, seguirá dando que hablar.
Puede que algunos lo recuerden tras conocer los resultados de las elecciones generales en 2015, en las que el PSOE sacó el peor resultado de la su historia. ¿Saben lo que dijo? ¿Recuerdan las tres palabras que pronunció mirando fijamente a una cámara de televisión?
-"Hemos hecho historia"
Nadie en el PSOE se atrevió a corregirle. Alguien así no engaña si los que le rodean no se dejan engañar. Es difícil que un hombre entienda lo que le pasa cuando su gente está ahí precisamente para que no lo entienda. Tezanos, sus ministros, el aparato socialista y hasta la pobrecilla Yolanda Díaz que, tras el adelanto afirma que saldrá a ganar. ¿A ganar? ¿Qué, cómo, cuándo? En fin, Sánchez sabe que seguirán ahí, y por eso actúa como si fuera la solución. En realidad, acostumbrados a solemnizar la mentira y la superchería, estos y estas tampoco pueden encajar ya la verdad. Cuanto antes, mejor. Eso les ha dicho el gran fabulador que se enfrenta a la indeformable estolidez del tiempo, en palabras del poeta Ángel González.
No le queda magia. No tiene tiempo. Sólo ansia y argumentos para culpar al otro. Su falta de humildad y de prudencia es la única razón que le hace improbable como político y acabado como referente de un partido que ha engañado a cientos de miles de votantes. La fórmula le sirve con los suyos, pero no en la Unión Europea. Bruselas no puede entender y menos admitir que el presidente del próximo semestre de la UE sea alguien con tan poca legitimidad democrática y tan alta contestación interna. Cuanto antes, mejor. Eso mismo pensamos muchos.
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