Opinión

Sánchez y Lula: puñalada al campo español

El Gobierno español impulsa el acuerdo Mercosur-UE para agradar a Lula da Silva y en contra de los intereses del sector agrario español

Resulta muy difícil entender las razones por las que el Gobierno no acierta, ni queriendo, con las decisiones que toma sobre el sector primario. Quizás sea por ignorancia supina o por ineptitud manifiesta pero lo cierto es que han logrado desbordar la paciencia de nuestros agricultores y ganaderos.

La penúltima pifia, porque seguro que habrá otras hasta que logremos alejarlos de la Moncloa, ha sido las enormes prisas que se han dado para poner encima de la mesa el viejo tratado Mercosur-UE, que, luego de demorarse 20 años en llegar a presentarse, lleva ahora estancado desde 2019 porque algunos eurodiputados, amén de algunos países -no precisamente el nuestro- no están por la labor de aceptarlo puesto que es evidente que va a afectar muy gravemente los intereses del sector agropecuario europeo y, muy especialmente, el español.

Cabe preguntarse a qué vienen ahora estas prisas. Bien sencillo, porque ahora el presidente de Brasil, el convicto Lula da Silva, ha decidido que es el momento de ratificar el tratado y de la mano del ministro español de Asuntos Exteriores, Juan Manuel Albares, con el apoyo inestimable del alto comisario Josep Borrell y con la inestimable ayuda también del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, quien insta a “despertar” el acuerdo, en La Moncloa han dicho ...¡vamos a ello!

Agendas paralelas

Albares, como toto argumento para sostener su posición, ha asegurado que uno de los motivos para despertar este acuerdo es la llegada de Lula al poder dado que el líder brasileño “tiene una agenda muy compatible con la (socio comunista) del Gobierno de España”. Una agenda basada en "la igualdad y justicia social, defensa del medioambiente y creencia en el multiculturalismo”, a lo que hay que sumar, según el jefe de nuestra diplomacia, que "América Latina y Europa tienen en común ciertos valores como la defensa de los derechos humanos, la democracia y la abolición de la guerra, entre otros, como forma de resolver conflictos”. Tan campante.

¿Cómo se va a negar nuestro presidente a las demandas de su amigo Lula, quien defiende una política en la línea de lo que sus socios podemitas en el Gobierno español impulsan y reivindican en forma notoria? Sánchez está muy cerca de estos planteamientos, como se ha podido comprobar en cuanto se pronuncia sobre la realidad política del subcontinente americano.

Y ahora vayamos a ver qué pasa realmente con este Tratado. La principal dificultad que encuentran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, es el Pacto verde. El tratado dejaría a la producción local imposibilitada de acceder al mercado europeo pero los industriales europeos tendrían vía libre para vender sus manufacturas a Mercosur, es decir, asimetría total.

¿Qué supone el acuerdo?

Eliminar los aranceles de los productos agroalimentarios europeos, pero también liberalizar el 82% de la entrada en Europa de los productos agrícolas de Mercosur. También los países de Mercosur eliminarán los aranceles del 90% de los productos del sector industrial europeo. Esto beneficia a la industria europea del automóvil, a la farmacéutica y a la química, pero no al sector primario.

Las asociaciones agrarias españolas advierten, y con razón, que la UE quiere abrir sus puertas a millones de toneladas de productos bajo normativas mucho más permisivas en cuestiones de bienestar animal

En lo referente a este sector, los agricultores europeos, y desde luego, también los españoles, miran con mucho recelo los apoyos desde Bruselas a este acuerdo. Tienen poderosas razones. Exigen que se cumplan las mismas normas fitosanitarias y de prácticas de producción que se les reclama a ellos. Si no es así, serán grandes competidores en vacuno, avícola, cítricos, azúcar o arroz. Las asociaciones agrarias españolas advierten, y con razón, que la UE quiere abrir sus puertas a millones de toneladas de productos bajo normativas mucho más permisivas en cuestiones de bienestar animal. Denuncian que está en juego no solo la calidad de nuestra cadena agroalimentaria, sino también la pervivencia de los sectores y hasta la existencia de nuestro mundo rural.

Los países de Mercosur son el primer exportador de productos agroalimentarios a la UE con un déficit comercial del lado europeo de más de 16.000 millones de euros en 2019. Lo que está claro es que el objetivo es ratificar este acuerdo durante este 2023 , según anunció otro valedor de este plan, el comisario Frans Timmermans: “Ojalá podamos hacerlo antes de la próxima cumbre con América Latina que tendrá lugar 17 y 18 julio en Bruselas”.

O sea, que ya hay hasta fecha, que casualmente cae en plena vigencia de la presidencia española. Ya verán ustedes lo sonrientes que aparecerá Sánchez en la foto con Lula que supondrá una traición y un tremendo golpe a los intereses de nuestra agricultura. Y todo esto, ¿a quién le importa?

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