Opinión

¿Se nos muere el consenso?

Cuatro desapariciones recientes mueven al autor a invocar el espíritu del consenso y la concordia, ahora en fase declinante

In memoriam de unos verdaderos patriotas españoles: Piqué, Solbes, Velarde y Sanchez Terán”


En los últimos tres meses, la sociedad española se ha quedado huérfana de cuatro de los mayores y mejores exponentes de la concordia y el consenso desde el humanismo y la fortaleza intelectual. Dos ingredientes imprescindibles para llegar al consenso inteligente y generoso. 
El último en dejarnos  ha sido Josep Piqué que fue precedido por las recientes desapariciones de Pedro Solbes , Juan Velarde y Salvador Sanchez Terán. Todos ellos, cuajados por el denominador común de la bonomìa, la alta capacida intelectual ,el espíritu conciliador y la generosidad de espíritu. 
En diversas épocas de la vida española, del post franquismo y la democracia,  desempeñaron un protagonismo especial para alcanzar objetivos elevados desde la reconciliación entre españoles y el rigor y la honestidad intelectual. Lo supieron hacer desde posiciones ideológicas diferentes que consiguieron pegar con el cemento de la generosidad y de la comprensión, ese que nunca se corroe ni se descompone.  
Todos ellos tuvieron en común ser garantes de una correcta transición entre épocas de signo político contrapuesto y de interconexión eficiente de modelos económicos diferentes. 
Sanchez Terán fue el negociador del regreso del president Tarradellas que abrió paso a la reconciliación de la política catalanista con la nacional. Lo hizo con discreción y sin afán de protagonismo alguno más allá del acuerdo y la concordia, convirtiendo en pieza angular de la construcción democrática la por entonces denostada figura del gobernador civil de Franco. Fue el titular del Gobierno Civil de Barcelona que dignificó aquella figura de manera superlativa y la puso al servicio de la democracia, antes de ser ministro de Transportes.  

Velarde demostró que la fiscalidad responsable podría ser el ungüento cauterizador de profundas e injustas diferencias sociales y económicas


Velarde fue el economista que dio sustento técnico a los Pactos de la Moncloa de Fuentes Quintana, el que hizo los números con precisión y sentido de la responsabilidad para que fuera posible el acuerdo sin dejar a nadie atrás, poniendo la solidaridad en el frontispicio de los números fríos. Demostró que la fiscalidad responsable podría ser el ungüento cauterizador de profundas e injustas diferencias sociales y económicas, sin cuya solución nunca hubiera sido posible el pacto. 
Solbes fue bisagra entre González y Aznar que iban de tribunales al matadero de la justicia politizada hasta que el ex ministro de Agricultura fue nombrado Comisario Europeo de Economia y pudo  templar la espada para que, en lugar de matar, fuera cauterizadora de viejas heridas y rencores del pasado. Lo hizo desde la economía y las finanzas internacionales, bálsamo que casi todo lo cura cuando actúa adecuadamente y desde la solidaridad. 
Piqué, nuestro protagonista de la tristeza y la conmoción de este Jueves Santo, tuvo que coger el toro por los cuernos de las privatizaciones de su Gobierno liberal, para hacer una transición justa de lo público a lo privado y para que los servicios esenciales a los españoles mejorasen en el tránsito, al tiempo que se mantenía a raya la codicia del mal capitalismo, desde un ministerio de industria recién estrenado. Y lo hizo con una visión tan liberal como social dando ejemplo de conciliación y progreso compartido. 

Continuaron su servicio a España y a los españoles desde la dirección y el impulso de grandes instituciones de la sociedad civil desde el altruismo , el compromiso ético y la responsabilidad individual


Podría escribir un libro con otros muchos logros que nuestros cuatro protagonistas alcanzaron a lo largo de sus muy dilatadas carreras profesionales pero no es el momento ni el medio para hacerlo. 
De todos los méritos de los cuatro homenajeados, del que más orgullosos podemos estar los españoles es del patriotismo que demostraron anteponiendo su amor a España y la necesidad de resolver sus problemas a sus propios intereses personales o políticos. 
Por último, quiero destacar la condición de todos ellos de humanistas y grandes representantes de la Sociedad Civil, una vez que dejaron sus responsabilidades oficiales. Continuaron su servicio a España y a los españoles desde la dirección y el impulso de grandes instituciones de la sociedad civil desde el altruismo , el compromiso ético y la responsabilidad individual. Valores esenciales de una humanidad que trata de hacer un tránsito obligado entre tradición y modernidad ,con la inteligencia artificial como telón de fondo de una nueva y potente revolución industrial y social. 

Conciliación y concordia


Todos obtuvieron reconocimientos públicos en vida y recibieron recompensas y homenajes. Este es el mío como compañero de viaje de una sociedad civil organizada y responsable y como amigo personal que fui de los cuatro. De todos aprendí la templanza y su profunda humanidad al afrontar las diferencias y buscar las soluciones. Su espíritu común de conciliación y concordia ha de servir de semilla para la reconciliación y el consenso de nuestra generación y de las generaciones venideras. Parece que con ellos se nos muere el consenso a la vista de la polarización imperante en la sociedad española dividida y enfrentada, pero su legado es demasiado fuerte para desaparecer. 
Y ello es así porque desde el humanismo y la concordia todo se puede y porque los seres humanos somos mejores que peores , basta que se nos estimule y si nos den buenos ejemplos como los de nuestros cuatro amigos desaparecidos. Ese ejemplo es más fuerte que cualquier esfuerzo de división y enfrentamiento porque estimula en nosotros los sentimientos más nobles y las conductas más leales ,y demuestra que en España es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. 

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