Comparece ante este tribunal doña Ada Colau Ballano, de 44 años, natural de Barcelona, de profesión activista social, en este momento trabajadora eventual como alcaldesa de su ciudad natal. Está acusada de los delitos de despojo de honra pública, contusión del buen nombre de difuntos, prevaricación histórica con ánimo doloso, ignorancia negligente, vestidura de santos mediante el desvestimiento de terceros y endurecimiento facial en grado berroqueño.
Hechos
El pasado día 15, domingo, la acusada presidió en el barrio de La Barceloneta el acto de cambio de nombre de la calle del Almirante Cervera (don Pascual Cervera y Topete, de 70 años, fallecido, natural de Medina-Sidonia, Cádiz, de profesión militar) por el de Pepe Rubianes (don José Rubianes Alegret, de 61 años, fallecido, natural de Villagarcía de Arosa, de profesión actor). Interrogada sobre el motivo del rebautismo callejero, la señora Colau explicó que el almirante Cervera era “un facha”.
Fundamentos y consideraciones
Tiene este Tribunal muy serias dudas de que la acusada, señora Colau, haya oído hablar del almirante Cervera alguna vez en su ajetreada vida de activista social antes de los hechos que se relatan. La señora Colau tiene las luces que tiene y ni un vatio más, y su formación académica (estudios elementales en un colegio del barrio de Sarrià-Sant Gervasi, luego en la Academia Ferrer y por último algún curso en la Facultad de Filosofía, carrera que no terminó) permiten suponer que sus conocimientos sobre la historia de España del siglo XIX, y sobre el concepto mismo de la historia, pueden ser, digámoslo cariñosamente, flacos y enjutos hasta el límite de la anorexia intelectual. La señora Colau quería dedicarle una calle al actor Pepe Rubianes, lo cual es encomiable, y habrá preguntado por ahí dónde se le podría poner. Y alguno de sus compañeros activistas sociales habrá dicho: pues vamos a aprovechar para quitarle la calle a ese tal Cervera, que además de gaditano y español, era militar, o sea facha. Y la señora Colau se lo ha creído. Y lo ha repetido como si fuera idea suya, cosa que suele hacer muy bien.
Ignora la señora Colau que Pascual Cervera y Topete no era un facha. No podía serlo, por la misma razón por la que Napoleón no podía ser machista, ni Hernán Cortés genocida, ni el cardenal Cisneros homófobo, ni Sócrates abusador de menores, ni Beethoven dodecafonista, ni Juan Belmonte maltratador de animales, ni lord Byron influencer. Todos esos conceptos no existían cuando esas personas vivieron. Esos conceptos son nuestros, de hoy y no de antes, porque la sociedad ha ido cambiando y cada tiempo histórico tiene sus propias escalas de valores. Y es muestra inequívoca de la más absoluta ignorancia, además de una canallada científica y de un delito gravísimo contra la honestidad intelectual, clasificar a las personas o hechos del pasado según categorías morales o éticas que ni remotamente existían cuando aquellas personas vivieron; categorías que son nuestras.
Colau repite lo que hizo Franco durante décadas: reescribir la historia a su conveniencia y según sus obsesiones, que eran muchas
Pero es que el almirante Cervera no era un facha ni siquiera con los parámetros de su tiempo: más bien al revés, era un liberal, un humanista y una persona con un alto sentido del honor y del sacrificio personal. Aunque eso, en realidad, da lo mismo, porque la señora Colau debería saber –entre otras muchísimas cosas que la pobrecita no sabe– que es una tremenda barbaridad ponerse a juzgar la historia, a decidir quién era bueno y quién era malo con criterios de hoy, y aún más repintar o reescribir el pasado, manipularlo, para sostener con clamorosas mentiras las acciones que se perpetran hoy. Eso fue lo que hizo Franco durante décadas: reescribir o reinterpretar la historia a su conveniencia y según sus obsesiones, que eran muchas. Eso es lo que hacen siempre todos los nacionalistas, sean catalanes, vascos, quebequeses, corsos, bávaros, sirios, leoneses, escoceses o de Quintanar de la Orden, si los hubiese. Y eso es lo que han hecho los listos de los c...nes, activistas sociales que asesoran a la señora Colau y que le informaron de la existencia del almirante Cervera, ese facha fallecido hace más de un siglo. Y era de Cádiz, encima. Lo que le faltaba.
En vista de todo lo cual
Fallamos
Que debemos condenar y condenamos a doña Ada Colau Ballano a la pena de bachillerato permanente y revisable hasta que demuestre fehacientemente, mediante exámenes orales y/o escritos, que sabe quién fue el almirante Cervera, y don Santiago Ramón y Cajal, y Erasmo de Rotterdam, y la corona de Aragón, y el movimiento obrero, y Atanagildo (a lo mejor esto es demasiado pedir), y que el siglo XVII ocurrió antes que el XVIII. Es decir, hasta que esté en condiciones de probar que sabe lo que es la historia y para qué sirve (y para qué no), y que tiene los mismos conocimientos de la materia (o parecidos) que cualquier estudiante español de bachillerato. De los que atienden en clase. Que no son todos. La acusada, por ejemplo, con toda probabilidad fue de los que no. Así le luce la frescura que tiene.
Se firma y sella en Madrid, a tantos de tantos. Cúmplase.
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