Dice el periodista Juan Soto Ivars que cada vez que escucha la cadena Ser tiene la sensación de que los presentadores hablan como si estuvieran masturbando a alguien. Entre todo ese coro de voces melosas, acariciantes y voluptuosas, rendidas progresismo plurinacional turbosanchista, hay una que se rebela, además desde el humor. Nos referimos a Juan Carlos Ortega, autor del podcast Las noches de Ortega, que ha ofrecido las parodias más devastadoras de la cultura oficial del PSOE, esa variante guerracivilista que se inaugura con Zapatero y alcanza todo su esplendor con nuestro actual presidente.
Sus podcasts se suben los sábados a la una y media de la madrugada, así que podemos comenzar el fin de semana muertos de risa gracias a unos guiones cáusticos que no dejan títere con cabeza. El último episodio, Las gentes de la cultura, consiste en la retransmisión de una imaginaria gala de apoyo a Pedro Sánchez, celebrada en el teatro Almudena Grandes y amenizada por el coro gospel ETA Ya No Existe. Con esta breve sinopsis se pueden hacer una idea, aunque siempre te ríes más de lo que te esperas. Seguramente sea el mejor retrato de la burbuja cultural 'progre' en España, a la altura del mítico sketch 'The bubble' en Saturday night live. No cuento más para no reventarles los chistes.
¿Cómo es posible que que esta cadena acoja un programa que hace más daño al PSOE que todas las tertulias de derecha juntas?
Ortega se ha ido ganando al público poco a poco, consiguiendo que simpatizantes de la derecha sintonicen la Ser un rato y -más difícil todavía- que algún sanchista caiga del guindo y reconozca las pulsaciones norcoreanas del amado líder. Uno de los episodios más comentados fue el de los Premios Velázquez, parodia de los Goya, donde el presentador arranca reivindicando "por el cine español, por el feminismo, por la amnistía, por Gaza, por Pedro Sánchez y en contra del machismo, el estado de Israel, la energía nuclear y los que están a favor de estar en contra de Pedro Sánchez". La primera película ganadora de esta parodia es “una denuncia de la invisibilización de la mujer en el mundo del taxi”, que se impone a otras tres nominadas que también se centramn en la invisibilización de la mujer. Los números musicales son canciones de siempre (La cabra) pero "tocada más lenta para que parezca más profunda". Un casi puede ver a Amaia con el piano y los ojos cerrados, dándole a “El tractor amarillo”.
Autocensura en el humor
¿Cómo es posible que la cadena Ser acoja un programa que hace más daño al PSOE que todas las tertulias de derecha juntas? Hay dos posibilidades: o estamos ante un fallo en The Matrix o la cadena de Prisa merece un aplauso sincero por su capacidad para encajar cuestionamientos. Leer entrevistas a Ortega hace que caiga todavía mejor. “Soy muy fan de la ley. Me encantan la jerarquía y el orden”, explica a El Heraldo. “La ciencia y el humor tienen la misma misión: sacar la verdad a la luz”, explica en El Periódico de España. “En el humor de hoy hay mucha más autocensura que censura”, declara al Levante. En el caso del último titular, hay que darle por completo la razón: ¿quién podría pensar que un podcast como el suyo iba a encontrar sitio en la emisora más devota del presidente del Gobierno?
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