Opinión

Si he de serles franco

Se han permitido apretar el acelerador para que no caigamos en la tentación de pensar, escribir o hablar de lo que no se debe: es la nueva censura

Como sea que nuestros actuales gobernantes lo único que quieren de nosotros es que seamos eco friendly, de género cualesquiera menos el asignado por natura al nacer, mega ideológicamente progresistas, antitaurinos, anti caza, anti solomillos, anti todo lo anti y muy, pero que muy obedientes al mantra del día, se han permitido apretar el acelerador para que no caigamos en la tentación de pensar, escribir o hablar de lo que no se debe. Es la nueva censura, que poco o nada tiene que envidiar a la vieja dama verde de la que se quejaba don Luis Escobar, que Dios tenga en su teatro, cuando tuvo que batirse el cobre con el censor de turno que tachó del texto de La Celestina la palabra puta. Don Luis, con su descomunal erudición, le demostró a aquel meapilas que tal sustantivo debe decirse, por lo menos, dos veces en la inmortal obra. ¡Ay de aquellos regímenes o religiones que temen caer porque la gente digan opine según su criterio!

Alégrense, porque con esta ley, la trans y dos comentarios de la chiqui ministra ya no hay hambre, ni paro, ni ruina en España

Y así andamos ahora de nuevo. Es la misma estupidez pacata, aunque los socio podemitas se las den de avanzados. Esa polución ideológica que temen porque cualquiera diga un viva al Caudillo o piropee a alguien -decir que azotarías a una periodista hasta hacerla sangrar, en cambio, es bonito e incluso lírico- es demostrativa de lo faltos de cimientos que andan esos templos edificados a la nada. Así las cosas, como sea que uno siempre es partidario de la ley, veamos qué ha de decirse y como, no sea que tengamos una inspección del comando purificador de ideas perniciosas y la gibemos, Barrymore. Como Franco es poco menos que palabra soez según directrices podemíticas, habrá que sustituirla por eufemismos, verbigracia "Fulanito es muy flotisflay", palabreja inventado por el gran Tip, que a nada compromete. ¿Quiere usted destacar de alguien su extraordinaria franqueza? Diga que posee una gran fildurcia. El puerto franco deberá ser llamado puerto mojado, el paso franco se denominará paso que pases y por el asunto del Valle de los Caídos, ahora de Cuelgamuros, una huelga de brazos caídos será huelga de brazos colgados.

Por la misma regla de tres, usted no podrá decir que se ha roto la falange, debiendo sustituir el nombre del hueso por el de comité central; los José Antonio pasan automáticamente a llamarse todos Vladimir; cualquier alusión al movimiento será sustituida por tran-tran; el color azul Mahón queda prohibido, así como la propia villa de Mahón, por si las dudas. En otro apartado, el polo, sea del sabor que sea, se denominará dildo precoz, por aquello de Polo de Franco, El Pardo cambiará su nombre por El Rojo y todo lo que no sea PSOE, Podemos y sus socios pasará a englobarse como extrema derecha fascista. Si quiere usted referirse a las checas deberá hacerlo como chiqui parques, la matanza de Paracuellos se sustituirá por excursión a la sierra y, en suma, todo lo relativo al gulag estalinista deberá ser aludido como vacaciones en los fiordos siberianos.

Y menos mal que en Francia ahora la moneda es el euro. Imagine si usted va al banco y dice que quiere cambiar pesetas por francos. Le cae la del pulpo. Dicho esto, alégrense, porque con esta ley, la trans y dos comentarios de la chiqui ministra ya no hay hambre, ni paro, ni ruina en España. A eso se le llama gobernar para el pueblo, sí señor.

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