Opinión

Si tú no actúas...

Estos días está recibiendo una notable relevancia informativa y política el uso de una lengua –el catalán- y apenas se habla de otro un problema, también espeluznante, como es el

Estos días está recibiendo una notable relevancia informativa y política el uso de una lengua –el catalán- y apenas se habla de otro un problema, también espeluznante, como es el acoso escolar. Es evidente que existen, y bien explicadas están, la razones para que el primero esté en la palestra. Pero no viene mal recordar algo que atañe al segundo, como son las cifras de acoso que se registran en nuestras aulas.

Llevamos dos semanas con el foco puesto en Canet de Mar al más alto nivel, tanto en la sesión de control del Congreso, en la del Parlament, con intervenciones de Pedro Sánchez –que apoya a la familia de Canet y pide que se cumplan las sentencias- a Pere Aragonés –que pide que se deje ya de utilizar la lengua para conseguir votos- a Salvador Illa -que “dejen todos en paz la escuela catalana”-. Evidentemente, es lógico que así sea y bien hecho está. Y al hilo de este asunto, cabría reclamar que se tratara también con interés algo que es muy importante, que está olvidado y que pone en grave riesgo la vida de una parte de la población infantil.

Sí, hablamos de la vida escolar de los niños y niñas de este país, de nuestros adolescentes, de todos aquellos que se han quitado la vida por ser acosados por sus compañeros de clase. Para cambiar las cosas hay que reconocerlas, darles toda la visibilidad posible y llevarlas al lugar dónde se pueden cambiar las cosas: Congreso y Parlamento son los ámbitos razonables para tratar asuntos como este.

Esas familias que han perdido a sus hijos porque ya no podían soportar los insultos en las aulas piden a gritos que se actúe, aparecer también en los informativos

Por Kira, por Ilan, Óscar, Laura o Hugo, que no soportaron más la crueldad de sus compañeros y que la escuela mirara hacia otro lado y se quitaron la vida. Por ellos, salieron en silencio a la calle hace tres semanas familiares, amigos y también docentes bajo el lema “Si tu no actúas ellos se matan”. No he visto a ningún político bajo la pancarta, a nadie de la primera línea política que se pronuncie. Me faltan desde Pablo Casado a Pedro Sánchez, pasando por Pere Aragonés o Alejandro Fernández por hablar de homólogos. Esas familias que han perdido a sus hijos porque ya no podían soportar los insultos en las aulas piden a gritos que se actúe, ojalá ellas llevaran también dos semanas abriendo informativos. Solo piden que se haga visible una realidad de la comunidad educativa desgraciadamente demasiado frecuente y demasiado silenciada.

La policía catalana ha puesto cifras al horror que viven demasiados niños en un entorno que debe ser de convivencia, de educación y respeto. De hecho, sitúan el acoso como el mayor problema del sistema educativo: 332 casos de acoso desde 2019. Es decir, unos 100 casos cada año hasta ahora. Que se sepa, porque es un drama silenciado. Nuestros menores se merecen actuaciones para erradicar los malos tratos en los patios de las escuelas, en las redes. Como todo en la vida, la prevención y la detección de los casos es básica para actuar y evitar un desencadenante fatal. Protejamos a nuestros menores, son nuestra vida y nuestro futuro si como adultos no sabemos hacerlo seguiremos contando y lamentando suicidios. Saber poner el foco en todo lo que importa debe ser un objetivo de la política. Cuídense.

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