Todos los años, la comunidad internacional hace una pausa el 29 de abril para recordar a las víctimas de la guerra química. La ONU promueve la sensibilización internacional y la adopción de medidas contra estas terribles armas que atacan de manera insidiosa e indiscriminada, causando muertes agonizantes y lesiones a personas que no tienen forma de protegerse.
Este año tendrá una connotación incluso más lacerante, dado que las terroríficas imágenes del estremecedor ataque químico en la localidad siria de Jan Sheijun aún están recientes en nuestras retinas. Lamentablemente, no es la primera vez que ha pasado, y estos ataques tan solo ponen de manifiesto el sufrimiento que el pueblo sirio lleva soportando desde hace demasiado tiempo.
La Convención sobre Armas Químicas, que prohíbe la producción, almacenamiento y empleo de este tipo de armas, ha cumplido veinte años desde que entró en vigor el 29 de abril de 1997. Desde 2005, la ONU dedica este día a recordar a las víctimas de la guerra química, brindando una ocasión para que el mundo entero les rinda homenaje, y muestre su apoyo a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). También es una oportunidad para que el mundo se una en la condena firme del empleo de armas químicas, en todo momento y lugar y por cualquier persona.
España y el Reino Unido son miembros de la OPAQ y ambos han firmado la convención. Durante la presidencia española del Consejo de Seguridad de la ONU el año pasado, ambos países trabajamos juntos en la aprobación de una resolución que apoya al Mecanismo Investigador Conjunto de la Convención para que examine el uso de armas químicas en Siria.
La OPAQ también está llevando a cabo una investigación independiente de lo sucedido en Jan Sheijun. Su director general ya ha anunciado que los resultados del análisis inicial indican que hubo una exposición a gas sarín o a una sustancia similar.
Esto coincide con el estudio publicado por Francia el 26 de abril, así como con el llevado a cabo por científicos británicos con muestras de las víctimas y del entorno más inmediato. Tanto Estados Unidos como el Reino Unido, Francia y Turquía han analizado de manera independiente sus propias muestras y han llegado a la conclusión de que se empleó gas sarín.
El ministro británico de Asuntos Exteriores, Boris Johnson, ha sido muy claro: “Casi con total certeza, el régimen de Assad gaseó a su propio pueblo, violando el derecho internacional y las normas que rigen la guerra”.
El pueblo de Siria debería estar protegido por su gobierno; sus hijos deberían crecer sanos y salvos. En lugar de eso, son víctimas inocentes de una guerra que ha ocasionado inenarrables sufrimientos, muertes y desplazados.
Estamos convencidos de que hace falta una solución política, más que militar, para este conflicto. El Reino Unido trabaja para aumentar el apoyo al proceso político que encabeza la ONU para que haya una transición hacia otro tipo de gobierno en Siria que traiga paz y estabilidad. Mientras, estamos tratando de aliviar el sufrimiento del pueblo sirio. Desde 2012, hemos aportado 2.460 millones de libras, la cantidad más elevada que jamás hayamos destinado a ninguna crisis humanitaria, lo que nos convierte en el segundo donante bilateral de ayuda humanitaria en la crisis de Siria.
Por lo que, en el Día en recuerdo de todas las víctimas de las armas químicas, acordémonos de todas a esas personas fallecidas en Jan Sheijun, así como de todos los hombres, mujeres y niños inocentes que han muerto a lo largo de estos seis años que dura ya el espantoso conflicto en Siria. La comunidad internacional tiene que dejar claro que cualquier empleo de armas químicas es inaceptable. Solo juntos podemos asegurarnos de que los responsables se enfrentan a las consecuencias de sus actos, y solo entonces podrá la comunidad global impedir que atrocidades como éstas vuelvan a ocurrir.
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