Hagamos unos números muy básicos: si alguien aporta de su sueldo 500€ durante 40 años de vida laboral destinados al cobro de su pensión, tiene derecho a cobrar 1.000€ durante 20. Pero hay tres grandes problemas con eso. Uno es que, en general, se aporta bastante menos. Otro es que la esperanza de vida no deja de aumentar a la par que la incorporación más tardía al mercado laboral y las crisis llevan a menos años cotizando.
Y, el que creo que es más grave: la inflación que provoca que el dinero cada vez vale menos y es necesario invertirlo para que no pierda poder adquisitivo. Eso quiere decir que incluso si el sistema actual funcionara bien, se aportara lo debido, se calculara perfectamente la ratio trabajadores/jubilados con antelación y los pensionistas no cobraran de los actuales trabajadores sino de un fondo en el que se hayan depositado sus aportaciones, la viabilidad dependería de que las inversiones superaran a la inflación.
Y eso no es tan sencillo porque es prácticamente imposible encontrar renta fija que no esté por debajo del IPC (no ya en España sino en todo el mundo) y si se quiere invertir en renta variable entonces se asume un riesgo. Quien haya invertido en fondos de pensiones centrados en renta variable española sabe de esto.
El ejemplo alemán
Por supuesto que el sistema actual hay que modificarlo –y el ministro José Luis Escrivá, como cualquiera que sepa matemáticas básicas, lo sabe, así como estoy seguro de que es consciente que elevarlas en el mismo porcentaje que el IPC es una irresponsabilidad- pero ojo, lo que no podemos es cambiarlo a un sistema peor ya que las alternativas con las que algunos quieren sustituirlo tienen menos sentido financiero que el actual. ¿De verdad vamos a dejar el futuro de nuestros ancianos a los avatares del mercado bursátil?
Siempre se pone de ejemplo la subida bursátil norteamericana pero ha habido épocas en la historia en la que la renta variable ha sido menos rentable que la renta fija, y algunos índices –incluso de grandes países como Japón- se han pasado muchos años disminuyendo los ahorros de los que invertían en ellos. Mi “sistema ideal” se parece mucho al alemán: un nivel básico obligatorio, que reporta una pensión mínima al ciudadano pagada por el Estado; un segundo nivel complementario y voluntario, acordado a nivel empresarial; y un tercer nivel, también voluntario, que es un plan de pensiones privado a título individual. Pero una cosa es que cada uno lo haga con sus propios ahorros para complementar la pensión y otra es que el sueldo de una persona jubilada dependa por completo de ello, como algunos proponen.
En el sistema actual, las pensiones de los trabajadores de hoy pasan a depender de los sueldos de los trabajadores del mañana. Las alternativas a eso son o invertirlo en Bolsa, muy arriesgado, o comprar deuda pública con lo que se pierde poder adquisitivo y tampoco es seguro al 100% como vimos en Grecia. ¿Seguro que no es un riesgo menor esperar que en el futuro haya suficientes trabajadores en el país que puedan costear las nóminas o que, como próximamente de concretará, lo hagan vía impuestos? Por lo tanto, siendo el actual sistema malo (nos guste o no, no puede haber tantos pensionistas -y cobrando tanto- habiendo tan pocos trabajadores –y cobrando tan poco- podría ser mucho peor un cambio en el que pasaríamos a depender de las tendencias de los mercados financieros. Es decir, creo que es mejor confiar en la capacidad de extracción de fondos de nuestros gobernantes a los futuros contribuyentes que en el comportamiento en Bolsa de sus empresas o en la solvencia de sus emisiones de bonos. Los griegos han sufrido varios recortes en el tamaño de sus pensiones públicas –que son similares a las españolas- los últimos años pero estoy seguro hubieran sido más si todo su sistema se basara en la evolución de su Bolsa (gráfico del Athens Stock Exchange):
Y si os parece que el ejemplo griego está un poco cogido por los pelos, mirad el índice de la bolsa portuguesa:
Por otra parte, hay que tener en cuenta que cualquier tipo de análisis sobre las pensiones parte de supuestos que no conocemos y es fácil equivocarse. Por ejemplo, el actual problema de las pensiones en España se esperaba ya en la primera década de este siglo y no ocurrió porque la burbuja inmobiliaria llevó a que el número de cotizantes –varios millones de ellos emigrantes- se disparara y el actual tampoco se calculó correctamente porque no se esperaban las sucesivas crisis que hemos vivido desde 2008. Si fallaron esas previsiones a pocos años vista, imaginemos lo que puede ser calcular para los próximos decenios. Estamos en un periodo atípico en el que la Humanidad hace décadas que no sufre una grave baja demográfica motivada por un gran conflicto bélico. ¿Estamos seguros de que esa racha continuará o de si la próxima pandemia es mucho más mortal? Del mismo modo damos por hecho, a escala mundial, que lo que ocurre hoy en día seguirá pasando y, por ejemplo, ¿quién dice que las sociedades musulmanas –o la hindú- no empezarán a dar la espalda a la religión –como han hecho las sociedades cristianas- y aumentará el uso de anticonceptivos y la incorporación de la mujer al mercado laboral y producirá una disminución de la natalidad ? Debemos tener en cuenta que en China la política del “hijo único” -1979/2015- “evitó” el nacimiento de unos 400 millones de personas, lo que prueba que una decisión política puede trastocar cualquier previsión demográfica.
En resumen, se ha de reformar (y mucho) el sistema de pensiones actual (y si se mantiene, nos guste o no, se reducirán las prestaciones o se ampliará bastante la edad de retiro porque no es viable dado el enorme tamaño de la población pasiva respecto a la activa) para hacerlo financieramente sostenible. Sin embargo, toda previsión que se haga es muy relativa porque no podemos estar seguros de nada ni en demografía ni en economía. Por otra parte, la alternativa al actual sistema de reparto no debe suponer un mayor riesgo financiero para el futuro pensionista. De todos modos, creo que hay en España un miedo excesivo a no cobrar pensión pública. Un pensionista al final es como un funcionario: pueden congelarle el salario, quitarle privilegios, obligarle a trabajar más tiempo… pero no se debería dudar de que va a cobrar algo a final de mes. Estoy convencido de que las pensiones públicas serán cada vez de menor cuantía y que se cobrarán más tarde porque subirá la edad de jubilación. Estoy seguro también de que existirán porque su garantía es el propio Estado. Si España no pudiera hacerlo, ¿pensáis que no haría como en su día hizo Chipre y antes que dejar a millones de votantes sin su paga, expropiaría parte de los ahorros de determinada gente (incluyendo fondos de pensiones privados) o aumentando aún más las tasas a los ahorradores? Y es que si España no es capaz de pagar las pensiones dentro de, pongamos, 30 años, tampoco creo que sea una solución que hayamos ahorrado comprando propiedades, bolsa española o deuda pública porque eso significará que el país ha quebrado y la renta fija no valdrá casi nada, las acciones habrán caído de precio y la casa seguramente esté okupada.